Ha pasado 45 años desde que los clérigos ascendieran al poder en Irán sobre los hombros de quienes pedían a gritos la salida del Sha Mohammad Reza Pahleví. La revolución iraní clamaba por más libertad y el fin de la tiranía. Lo que llegó en cambio fue una teocracia que ha dejada ciegos, literalmente, a cientos de sus ciudadanos, exiliados otros miles, prisioneros varios cientos y una gran cantidad en los cementerios
A comienzos de marzo, la Misión Independiente de Investigación de las Naciones Unidas sobre Irán publicó su informe sobre la violenta represión de las protestas que estallaron en Irán el 16 de septiembre de 2022. En sus conclusiones, se destaca que las fuerzas de seguridad y paramilitares iraníes, actuando bajo órdenes directas de las autoridades, perpetraron una serie de “actos inhumanos”, que incluyeron asesinatos, detenciones, torturas y desapariciones forzadas que constituyen “graves violaciones de los derechos humanos” y podrían ser considerados “crímenes de lesa humanidad”. Algunos de los crímenes podrían llevarse ante la Corte Penal Internacional.
Entre los crímenes más frecuentes se encuentra la “persecución por motivos de género”. Las mujeres iraníes, que tuvieron un papel crucial en las protestas con el lema “Mujer, vida y libertad”, fueron víctimas de una persecución particularmente intensa. Los agentes del régimen usaron armas “menos letales” para causar graves daños. Como la ceguera en uno o ambos ojos de numerosos ciudadanos, incluidos niños, con perdigones y balas de caucho. A menudo, por orden del Ministerio de Sanidad se les negó la atención médica a los heridos en las manifestaciones.
Confirmado por la Universidad de Berkeley
El Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Berkeley documentó 120 casos de personas que perdieron parcial o totalmente la vista durante las protestas en Irán a finales de 2022. Los agentes de seguridad utilizaron escopetas, pistolas de pintura y botes de gas lacrimógeno contra los manifestantes. La mayoría de las víctimas fueron estudiantes menores de 30 años. También una niña de 5 años que estaba en un balcón mientras ocurrían las manifestaciones.
Los testimonios de algunas víctimas que recibieron disparos en la cara a corta distancia indican que había la intención de cegarlos. Este hallazgo respalda la conclusión de que hubo una intención deliberada de causar daño. Los datos del informe de Berkeley podrían utilizarse como prueba en juicios para exigir responsabilidades a los líderes iraníes, según Alexa Koenig, codirectora del Centro de Derechos Humanos.
Koenig presentó las conclusiones de Berkeley en un panel con Sara Hossain, abogada de Bangladesh que preside la Misión Internacional Independiente de Investigación sobre la República Islámica de Irán. El grupo de investigación está considerando la posibilidad de renovar su mandato y profundizar en su investigación sobre la violenta represión iraní de las campañas en favor de los derechos de la mujer. La misión la creó el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en noviembre de 2022.
Mujeres, vida y libertad
En septiembre de 2022, Irán fue sacudido por protestas históricas tras la detención y posterior muerte de Mahsa Jina Amini. Una joven de 22 años acusada de no cubrirse adecuadamente el cabello con un hiyab, como exige la ley islámica. Aunque la policía atribuyó su muerte a un ataque al corazón, otras mujeres detenidas con ella declararon que Amini había sido golpeada mortalmente por la policía.
La muerte de Amini desencadenó las protestas “Mujeres, vida, libertad” en todo Irán. Uno de los mayores levantamientos en la república islámica. Los servicios de seguridad respondieron con una represión implacable que determinó la muerte de más de 500 personas y la detención o encarcelamiento de otras 20.000 que fueron , además, golpeadas, torturadas o violadas.
El informe de la ONU concluyó que el régimen iraní incurrió en “crímenes de lesa humanidad”, como la “persecución por motivos de género” contra las iraníes que lideraron las protestas. Los crímenes no fueron “casuales”, se enmarcaron en “un ataque generalizado y sistemático contra la población civil”, mujeres y niñas expresaban su apoyo a los derechos humanos. El informe concluye que los perpetradores obedecían “instrucciones” del régimen.
Las investigadoras de la ONU, Sara Hossain, Shaheen Sardar Ali y Viviana Krsticevic, justificaron los datos del informe en documentos oficiales y privados, registros médicos, entrevistas a distancia con víctimas y testigos, e imágenes por satélite.
Dos testimonios
Dos víctimas de la represión del régimen iraní compartieron sus experiencias en el evento en el que se presentó el informe. Kosar Eftekhari, una estudiante e intérprete teatral que el 12 de octubre de 2022 estaba entre los manifestantes y un agente de seguridad la amenazó con dispararle en el ojo con una pistola de pintura. Luego apretó el gatillo. El disparo fue intencionado, el agente sonrió justo antes de disparar. Tras ser condenada a 5 meses de prisión por “propaganda contra el Estado”, huyó del país.
«Mi ojo es una marca del crimen y la crueldad cometidos por la república islámica. Vaya donde vaya, seré la prueba viviente de la opresión violenta en Irán».
Kosar Eftekhari
El otro testimonio lo dio Hossein Noorinikoo, un informático que trabajaba en un hospital. Relató que que estaba entre una multitud de manifestantes en una de las principales intersecciones de Teherán cuando 50 policías llegaron en motocicletas y atacaron con saña a la multitud con perdigones de plástico. Uno le alcanzó cara y le destrozó la retina del ojo izquierdo. En un hospital, el personal no quiso atenderle. En un segundo hospital lo admitieron por la puerta trasera. Huyó del país por temor a la detención y ejecución. Ahora, casi ciego de un ojo, vive en un campo de refugiados. Continúa su activismo en red con otras 1.500 personas que han perdido la vista a manos de las fuerzas de seguridad iraníes.
«La República Islámica cree que la vida de los iraníes no vale nada. Eso no es algo nuevo: lo sabemos desde siempre. Pero esta conciencia… salió más a la superficie, y nos llevó al punto de ebullición. Salimos a la calle para decirle a la República Islámica: ‘Sabemos que nuestras vidas no son nada para ustedes, pero estamos aquí para defenderlas'».
Hossein Noorinikoo
Esfuerzo de verificación
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU designó la misión de investigación en noviembre de 2022. Invitó a varias organizaciones a contribuir en la investigación como el Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Berkeley, la ONG Mnemonic, el Promise Institute for Human Rights de UCLA, y el Digital Verification Corps de Amnistía Internacional.
Berkeley se centró en dos aspectos: las víctimas que habían perdido parte o la totalidad de la vista y la violencia de género. Con el apoyo de profesionales, las estudiantes Madeleine Wong y Melinda Zou lideraron un equipo de investigadores que analizaron cientos de fotos y vídeos de redes sociales publicados por víctimas y ciudadanos. Aunque el informe final está en fase de elaboración, el equipo de Berkeley ha verificado más de 120 incidentes en los que los manifestantes fueron parcial o totalmente cegados por agentes de seguridad iraníes.
Los investigadores observaron patrones que sugerían que las fuerzas de seguridad actuaban a menudo deliberadamente para cegar y desfigurar a los manifestantes, y que la peor violencia se dirigió contra las mujeres. El arma más común utilizada en los ataques fue una escopeta u otra arma de fuego que puede disparar proyectiles que contienen pequeños perdigones. También se utilizaron pistolas de paintball y dispositivos para disparar botes de gas lacrimógeno. Las armas se dispararon a menudo a quemarropa. Entre las víctimas, dos adolescentes quedaron ciegos después de que les lanzaron a la cara cartuchos de gas lacrimógeno.
Protocolo de Berkeley
Desde la revolución islámica de 1979, el descontento popular con el estricto control que Irán ejerce sobre las mujeres ha sido una constante en Irán. Con la muerte de Amini, la frustración se transformó en ira. Sin embargo, la feroz represión de la disidencia y el limitado acceso de los observadores independientes dificulta la comprensión detallada de la realidad.
El Centro de Derechos Humanos de Berkeley está en una posición única para ver a través del conflicto y las barreras erigidas por el gobierno iraní. Abogados, periodistas y defensores de los derechos humanos de comprobada experiencia evalúan de fuentes abiertas las violaciones de derechos.
De esa experticia surgió el Protocolo de Berkeley, un marco detallado para recopilar, analizar y almacenar datos de fuentes abiertas. De modo que cumplan las normas necesarias como prueba en el enjuiciamiento internacional de violaciones de derechos humanos. El protocolo es reconocido por la ONU y se utiliza en todo el mundo para investigar crímenes de guerra.
«Es fantástico que podamos hacer este trabajo, y el Protocolo de Berkeley es un ejemplo realmente visible de esa cooperación [entre la ONU y el Centro de Derechos Humanos]. Por ejemplo, la misión de investigación sobre Irán no tiene acceso a Irán. Así que, como resultado, este tipo de análisis es extremadamente importante”.
Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
Esquema de patrones de violencia oficial en Irán:
- Objetivo de la violencia: Las fuerzas de seguridad iraníes parecen actuar deliberadamente para cegar y desfigurar a los manifestantes, con una violencia particularmente severa dirigida contra las mujeres.
- Diferencias de género en la violencia: Según los informes, las mujeres suelen recibir disparos en la cara, los pechos o los genitales, mientras que los hombres suelen recibir disparos en la espalda, las nalgas y las piernas.
- Armas utilizadas: La escopeta es el arma más común utilizada en los ataques, capaz de disparar proyectiles que contienen pequeños perdigones. También se utilizan pistolas de paintball y dispositivos para disparar botes de gas lacrimógeno.
- Distancia de los disparos: Las armas se disparan a menudo a corta distancia, desde tan sólo cinco o seis metros.
- Identidad de los agresores: Algunos manifestantes cegados informaron que les habían disparado hombres de negro en motocicletas, posiblemente miembros de la milicia de seguridad iraní Basij.
- Ubicación de los disparos: Algunos informaron que les dispararon después de llevarlos a un callejón u otra zona aislada. Otras víctimas no se encontraban cerca de ninguna protesta.
- Consecuencias de los disparos: Algunos manifestantes cegados fueron detenidos posteriormente, perdieron su trabajo o fueron torturados. También informaron que los malos tratos y el acoso continuaron después de los disparos.
Retroceso para las mujeres
El asesinato de la joven iraní Mahsa Amini desató una ola de protestas que sacudieron la teocracia. La situación no siempre fue así en la nación persa. Durante las primeras siete décadas del siglo XX gobernaba una monarquía regentada por la dinastía Pahlaví. El Sha Mohammad Reza Pahlaví, un aliado cercano de Occidente lideró varias reformas internas para modernizar y liberalizar la economía iraní, la abolición del velo y la ampliación de los derechos de las mujeres.
A pesar de estas concesiones sociales, el Sha también fue conocido por su represión política contra los disidentes y opositores. Lo que generó un gran malestar en diversos sectores de la sociedad iraní, que finalmente condujo a protestas masivas contra la monarquía a finales de 1978. Una mezcla de comunistas, estudiantes liberales y fundamentalistas islámicos veía las reformas del Sha como una amenaza a la forma de vida tradicional iraní. El que logró acumular más fuerza, el ayatolá Jomenei y su colectivo religioso ultraconservador logró imponerse y convertir a Irán en la teocracia que ha sido en los últimos 45 años.
Pilar ideológico del régimen
Este cambio radical llevó a la pérdida de muchos derechos. Las mujeres pasaron a depender completamente de sus familiares masculinos y se vieron obligadas a cumplir con estrictas normas de vestimenta. El régimen islámico logró estabilizar su poder a pesar de la oposición de algunos colectivos en defensa de los derechos de las mujeres. Gracias a internet que atenuó su aislacionismo la sociedad iraní ha registrado una tímida evolución.
En este contexto, además del descontento general por la crisis económica, el asesinato de Mahsa Amini detonó las protestas contra el régimen de los ayatolás. Las mujeres que rechazan el uso del velo atacan uno de los pilares ideológicos de la teocracia. Lo que explica la violenta reacción de gobierno. El fuerte movimiento por los derechos de las mujeres fue muy significativo. Pero la respuesta de la teocracia ha sido represión, condenas a muerte, fuerte censura y el regreso a los estrictos códigos de vestimenta.
Paradoja de la Revolución iraní
Cuando los iraníes se levantaron contra el régimen del Sha querían democracia y libertad. Rechazaban la brutal represión contra sus críticos y opositores y el opresivo control policial y ejercido por la temida Savak. «La libertad es el derecho del pueblo. La independencia de un país es un derecho de todos. No deben encarcelar a una persona e impedirle que hable libremente», dijo Jomeini en un discurso que pronunció durante su exilio en Francia en 1978. Actualmente, si alguien repite estas palabras probablemente terminará en el cadalso.
La revolución que sacudió a Irán en 1978 fue protagonizada por intelectuales de izquierda, nacionalistas, laicistas e islamistas. Los participantes en las manifestaciones eran principalmente universitarios e intelectuales, incluyendo miembros del partido comunista Tudeh de Irán. Tras la revolución, varios grupos de izquierda fueron prohibidos y sus miembros ejecutados. Incluso figuras revolucionarias que habían ayudado a Jomeini a llegar al poder.
Liderada por el Ayatolá Jomeini la revoluciñon culminó con la instauración del régimen islámico. Los líderes iraníes consideran que la revolución liberó a Irán de la dominación extranjera, especialmente de Estados Unidos y otras potencias occidentales. La creación del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, que hace lo mismo que la siniestra Savak y de una industria armamentística nacional, son presentadas como pruebas de la autosuficiencia defensiva del país. También se atribuyen el mérito de haber mejorado la sanidad y la educación, especialmente para los más pobres. Pero la palabra libertad no figura en ninguna parte de su discurso. Menos en lo que se refiere a las mujeres. A ellas las prefieren, tapadas, calladas, desfiguradas y ciegas.