Por Andrés Tovar
27/03/2018
La captura del mayor ciber ladrón de bancos del mundo en España vuelve a mirar el «lado oscuro» de las criptomonedas. Los organismos de control de los gobiernos han manifestado su desconfianza sobre los usos fraudulentos del criptomercado. Por ende, con la exitosa operación encabezada por la Policía Nacional y Europol, ahora tienen un ejemplo listo para un guión de Hollywood. La pandilla cibernética capturada en Alicante y que robó más de mil millones de dólares de más de 100 instituciones financieras en 40 países utilizaron activos criptográficos para cubrir sus huellas.
Precisó la Policía Nacional que la pandilla de ciberdelincuentes utilizó software malicioso para acceder a redes bancarias. Asimismo, servidores que controlan los cajeros automáticos. Posteriormente el ciber ladrón de bancos giraba instrucciones a los cajeros para que arrojaran dinero en efectivo en determinados momentos para que pudiera ser recogido por «mulas» que estaban esperando para ello. Los hackers se hicieron pasar por representantes de compañías legítimas. Enviaban correos electrónicos de phishing a empleados del banco. Así lograban engañarlos y descargarles un software que permitía a los delincuentes controlar las máquinas. También infiltraron la red de pago electrónico para transferir dinero a cuentas criminales. Y modificaron bases de datos para inflar saldos bancarios.
Denis K -como fue identificado el ciber ladrón de bancos- parece haberse mantenido un paso por delante de las autoridades. Ésto, a medida que el grupo criminal mejoraba y perfeccionaba sus técnicas. La primera versión del malware se conocía como Anunak. Ésta apuntaba a las redes de cajeros automáticos a nivel mundial.
Malware y Bitcoin, una perversa combinación
Posteriormente «lanzó» una versión más sofisticada llamada Carbanak surgió en 2014. Finalmente, con Cobalt, la última versión del malware, el ciber ladrón de bancos y su banda pudieron robar hasta 10 millones de euros por atraco. de acuerdo con la Federación Bancaria Europea. Y aquí entraban las criptomonedas en el juego perverso. Los beneficios se lavaron utilizando tarjetas prepagas vinculadas a billeteras criptográficas, precisó la Policía. Estos instrumentos se utilizaron para comprar automóviles y propiedades caras.
La gente quedó cautivada el año pasado por el potencial de ganancias de los precios de bitcoin para enriquecerlos. Pero los funcionarios del gobierno se han preocupado cada vez más por el uso ilícito de las criptomonedas. Los ministros de finanzas y los banqueros centrales en la reunión del G20 de este mes señalaron en un comunicado que los activos criptográficos plantean cuestiones relativas a la «evasión fiscal, el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo«. Por su lado, los defensores de Crypto señalan que, si bien las transacciones en el blockchain pueden ser anónimas (requiriendo solo un monedero y una billetera digital, en lugar de una cuenta bancaria), el libro digital que registra estas transacciones es público.
Como tal, el episodio tiene un poco de algo para los detractores de bitcoin y sus defensores. Sin embargo, es poco probable que las autoridades pasen desapercibido este caso. Y más aún, que la criptografía fue el medio de elección para el blanqueo de dinero en una sofisticada campaña criminal de varios años. Los reguladores temen frenar o alejar la innovación. Pero casos como el del mayor ciber ladrón de bancos del mundo hacen pensar que una mayor regulación y escrutinio parece cada vez más inevitable.