Por Iñigo Aduriz
15/12/2015
- La agresividad de Pedro Sánchez y el desconcierto de Mariano Rajoy
- Un duro cruce de descalificaciones embarra el cara a cara
- Campo Vidal protagoniza los memes del debate
Fue un debate bronco, en el que el candidato a la Presidencia del Gobierno del PSOE, Pedro Sánchez, forzó con la corrupción al presidente y aspirante a la reelección, Mariano Rajoy, hasta que éste estalló y el cara a cara se convirtió en un cruce de descalificaciones. Pero, como han concluido la mayoría de las cabeceras estatales, en las filas socialistas se da por hecho que su líder y cabeza de lista por Madrid «ganó» al máximo dirigente de los populares, y asumen que el duro ataque que lanzó Sánchez a Rajoy por los casos de corrupción que han salpicado al PP les ayudará en la última etapa de la campaña electoral y a mantenerse como fuerza hegemónica ganen o no las elecciones del domingo.
Fuentes de la dirección del partido aseguran que «en todos los ámbitos» del PSOE se llevaron una «excelente impresión» de la actuación de su líder. Confían incluso en que se apacigüe el ruido interno que cuestiona el liderazgo de Sánchez ante la posibilidad, augurada por varias encuestas, de que los socialistas se queden relegados como tercera fuerza y puedan obtener menos de 90 escaños. Un resultado inferior heriría de muerte el pundonor de un partido al que en 2008 apoyaron cerca de 11 millones de españoles.
En Ferraz creen que la contundencia con la que se expresó su secretario general en la noche del lunes–no creen que se pasara de frenada– podría incluso ayudar a reforzarlo ante los posibles intentos de moverle la silla que pudieran producirse ante una hipotética derrota en las urnas, y con los que se ha especulado en las últimas semanas. Se ha llegado a aventurar que tras esos movimientos podría estar la presidenta de la Junta de Andalucía y líder de la federación socialista más importante del país, Susana Díaz, que, en cambio, insiste públicamente en su apoyo a Sánchez para que llegue a La Moncloa.
«Llama deshonesto a quien lo es»
La percepción que existe en el cuartel general del partido es, en definitiva, que «mejoran las expectativas» de cara a las elecciones del domingo. «Se nos dan mejor los debates que las encuestas», celebran, ante la imposibilidad de medir el impacto que el cara a cara ha tenido en la ciudadanía, por la prohibición de publicar encuestas en la última semana de campaña. Fuentes del PSOE insisten en que el debate con Rajoy reforzó a Sánchez en su condición de presidenciable, frente a las opciones que representan los líderes de Podemos y Ciudadanos.
«Sánchez dijo lo que una mayoría de españoles piensa y ni Albert Rivera ni Pablo Iglesias se atrevieron a decir a Soraya Sáenz de Santamaría» durante el debate a cuatro que protagonizaron junto al máximo dirigente socialista la semana pasada. En Ferraz notaron el impacto que produjo el cara a cara en la militancia «en redes, en llamadas y en actos», porque asumen que «gustó mucho un tipo que llama deshonesto a quien lo es». Esa es la consigna oficial que ha tratado de transmitir públicamente el propio Sánchez. «Dije al señor Rajoy lo que millones de españoles piensan, y piensan con razón», aseguraba el líder del PSOE durante una entrevista en RNE.
Un «ejercicio de macarrismo»
El PP, en cambio, se presentaba este martes como ganador del debate frente al «ejercicio de macarrismo a la desesperada» del máximo dirigente de los socialistas. Desde Barcelona, la vicepresidenta del Gobierno y número dos de los populares en la candidatura por Madrid, Soraya Sáenz de Santamaría, ha considerado que el líder del PSOE «ha perdido muchas opciones para continuar en política».
«Ayer todos los españoles vimos al último debate del bipartidismo decadente», aseguraba, por su parte, el candidato a la Presidencia del Gobierno de Ciudadanos, Albert Rivera. En un acto en Guadalajara, el presidente de la formación naranja se ha vuelto a presentar como el garante de una nueva forma de hacer política: «Anoche muchos españoles nos dimos cuenta de que no queremos cuatro años más de lo que vimos, porque los españoles nos merecemos una segunda Transición, nos merecemos que España cambie, y abrir así una etapa en la que el debate, las buenas formas y respeto a los que piensan diferente gane la partida al insulto y al juego sucio», ha asegurado.
Desde Santander, el candidato de Podemos, Pablo Iglesias, se expresaba en esos mismos términos. «Vimos un debate en un tono y unas formas que ya no forman parte de la nueva política en España», aseguraba, antes de augurar «un epitafio de una época que terminó». Según él lo sucedido el lunes dejó de manifiesto que «estamos viviendo una transición entre dos épocas». A su juicio, «son más los españoles que han visto el debate y que han dicho: Qué pereza esto cuatro años más».