La visita de Nancy Pelosi a Taiwán sigue trayendo secuelas. Además de los ejercicios militares con misiles cerca de la isla, el gobierno chino suspendió el diálogo militar de alto nivel con Estados Unidos, así como varios programas de cooperación entre ambos países. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China también anunció la suspensión del diálogo con EE UU sobre el cambio climático.
La medida marca un revés para el diálogo intensificado sobre el cambio climático entre las dos economías más grandes del mundo el año pasado. A pesar de la relación estratégica bilateral inestable.
En noviembre 2021, en la cumbre de la COP26, ambas potencias acordaron trabajar juntas para “evitar el impacto catastrófico” de la crisis climática. Y en mayo 2022, nuevamente John Kerry y Xie Zhenhua, enviados climáticos de sus respectivos países volvieron a coincidir en el Foro Económico Mundial, en Davos. Allí reiteraron la necesidad de mantenerse dentro de los objetivos del Acuerdo de París de 1,5 °C.
Estados Unidos y China son los mayores generadores de emisiones de gases de efecto invernadero en el planeta. Cualquier intento de abordar la crisis climática deberá implicar grandes medidas y será de beneficio para todos. Pero, ¿cuál es el impacto de la suspensión de conversaciones?
A los investigadores les preocupa que un enfrentamiento prolongado pueda retrasar el progreso en la lucha contra el calentamiento global y obstaculizar las colaboraciones de investigación.
¿China y EE UU seguirán comprometidos en frenar la crisis climática?
“Las discusiones sobre la crisis climática siempre han sido algo inmunes a la turbulenta política bilateral entre EE UU y China”, dijo Li Shuo, asesor de políticas de Greenpeace China en Pekín. “Pero el anuncio de China llevó esta relación a un lugar muy nuevo”.
Ambos países han demostrado su compromiso de abordar el problema dentro de sus fronteras. Durante el fin de semana, el Senado de EE UU aprobó un proyecto de ley de gastos masivos para invertir en tecnologías de energía limpia. Y China prometió convertirse en carbono neutral antes de 2060. Pero la cooperación entre los dos los países podrían acelerar la acción esta década, especialmente en áreas como la reducción de las emisiones de metano, afirman expertos a Nature.
Una ruptura prolongada entre los dos también podría amenazar el éxito de las discusiones en la próxima ronda de negociaciones climáticas globales en Sharm el-Sheikh, Egipto, en noviembre. Las reuniones entre EE UU y China han sido cruciales para facilitar el consenso multilateral en cumbres anteriores, comentó Fei Teng. Investigadora de políticas climáticas de la Universidad Tsinghua en Pekín. “Espero que ambos países puedan resolver este conflicto pronto y volver a la rutina habitual”, agregó.
Si la congelación de las comunicaciones continúa hasta entonces, Li Shuo anticipa una cumbre climática más divisiva en Egipto. Pero otros piensan que tales compromisos multilaterales probablemente continuarán.
Alcance de la interrupción de las conversaciones
Antes de la cita en Glasgow y en Davos, John Kerry se convirtió en el primer miembro de alto rango del gobierno de Biden en visitar en abril 2021 a China y se reunió con Xie Zhenhua. Siguió un segundo viaje en septiembre. Ambos países firmaron una declaración conjunta para mejorar la acción climática en la década de 2020. Incluido el establecimiento de estándares para la reducción de emisiones, el despliegue de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono. Asimismo medir y controlar las emisiones de metano que también es un anhelo de EE UU y la Unión Europea.
Los investigadores consideran que la suspensión de China a las conversaciones sobre crisis climática con EE UU se limita a los equipos de Kerry y Xie. Sin embrago, algunos investigadores no esperan que la mayor tensión afecte la acción climática. La naturaleza global del problema significa que incluso si los dos países no se hablan, «no va a destruir toda la agenda global del cambio climático», afirmó Sha Yu. Investigador de energía de la Universidad de Maryland en College Park.
Además, ambos países han estado tomando medidas para cumplir con sus compromisos globales. A principios de este mes, China publicó un plan para industrias con altas emisiones de carbono, como el acero y el cemento, para alcanzar el pico de emisiones de carbono para 2030.
Pero en su declaración conjunta de Glasgow, estos países reconocieron que la cooperación era necesaria para acelerar la acción climática, señaló Barbara Finamore. Estudia la política y el derecho ambiental con un enfoque en China en el Instituto de Estudios Energéticos de Oxford en el Reino Unido. Si la acción interna fuera suficiente, “los dos países no habrían visto la necesidad de trabajar juntos en las áreas en las que tienen problemas”, adicionó.
Otras interpretaciones de la acción climática de esos países
Alex Hacbarth, analista de EE UU y China de E3G, se refirió a la suspensión de las negociaciones en materia de la crisis climática.
“Ambos estaban actuando sobre el clima fuera de las conversaciones bilaterales y continuarán haciéndolo. China, al igual que EE UU, no es inmune a los impactos climáticos y continuará actuando porque es de su interés nacional hacerlo”, comentó a Climate Home.
Entretanto, la directora de investigación de futuros de Chatham House, Bernice Lee, agregó que «estas consecuencias no tienen por qué ser el factor decisivo en última instancia. E su propio interés acelerar la acción climática nacional ambiciosa».
La consecuencia más inmediata a corto plazo es que es poco probable que la primera reunión planificada de un grupo de trabajo sobre el clima entre EE UU y China revivido se lleve a cabo el próximo mes.