Por Andrés Tovar
30/12/2016
Este viernes el mundo futbolero se sorprendió con la propuesta que China le hizo a Cristiano Ronaldo, confirmada por su agente Jorge Mendes. Un comprador chino no identificado le ofrecido al Real Madrid 300 millones de euros por el fichaje del jugador portugués y un sueldo para el Balón de Oro 2016 superior a los 100 millones de euros, el doble de sus ingresos anuales actuales en salario y bonos.
Pero la estrella portuguesa, que ganó dos títulos mundiales con su equipo nacional y con los merengues respectivamente este año, ha rechazado la oferta. «El dinero no lo es todo, el Real Madrid es el equipo de su vida«, dijo Mendes.
La oferta es otro punto de referencia del derroche de dinero que China ha hecho este año en estrellas del fútbol. Apenas hace dos días, el delantero de Boca Juniors de Argentina, Carlos Tevez, fue firmado para unirse al Shanghai Shenghua por un total de 40 millones de dólares por cada una de las dos temporadas, por lo que el jugador de 32 años de edad se convierte en el futbolista mejor pagado del mundo por encima de Lionel Messi (22 millones de euros anuales) o el propio Cristiano (21 millones de euros anuales). Y aún se desconoce la compensación que el Boca Juniors recibirá.
Pasta (y talento) en la grama
En 2016, los equipos de la Superliga china completaron cuatro de las 10 transferencias de jugadores más caras de la historia, según Transmarkt. Esto coloca a la liga a la par de clubes europeos legendarios como el Manchester United y Juventus de Italia. (La pasada semana, el Chelsea inglés anunció que ha llegado a un acuerdo con el Shanghai SIPG de la liga china para «el traspaso permanente» del jugador brasileño Óscar, que se prevé que parta en enero hacia el país asiático. Aunque no se precisa el importe del fichaje, la prensa de ambos países había cifrado la operación en unos 52 millones de libras (61 millones de euros), lo que daría al centrocampista un sueldo semanal de unos 470.000 euros).
Ya en 2015, la liga china había gastado más de 400 millones de euros en las transferencias. Una abrumadora mayoría de ese dinero se destinó a la caza furtiva de jugadores en el extranjero.
El gasto de los equipos de fútbol chinos sobre las transferencias explotó después que el Guangzhou Evergrande se convirtió en el primer club de China para ganar el campeonato de la máxima competición de fútbol de Asia en 2013. Una victoria asegurada con la ayuda del centrocampista argentino Darío Conca, y el delantero brasileño Elkeson; lo cual puso en la mente de los chinos que gastarse una «poca pasta» en talento extranjero podría traer grandes ganancias.
Este frenesí chino tiene obviamente un afectado, las ligas europeas. Muchas de sus estrellas están considerando abandonar sus equipos para incorporarse al balompié chino. No obstante, vale preguntarse si vale la pena que atletas que están en su mejor momento (como Óscar y Alex Teixeira) migren por dinero a un nivel de fútbol menos competitivo en los campos chinos, lo cual eventualmente podría comprometerlos en un eventual retorno al fútbol europeo, ya sea por compromisos o capacidades en la cancha.
Un dato importante: Detrás de esta fiebre de ofertas está el propio presidente de China, Xi Jinping, quien se ha comprometido a convertir a China en una superpotencia del fútbol en cuestión de décadas. Su impulso político detrás de las mega ofertas ya ha suscitado preocupación entre los propietarios de los clubes europeos y gestores.
Pero, para consternación de los aficionados chinos, el equipo nacional de China todavía permanece en la parte inferior de su grupo de clasificación, incluso después de una decisión apresurada hecha en octubre de contratar a Marcello Lippi para rescatarlos.