China levantó su impresionante sector industrial en estos 40 años, quemando carbón. La economía que lidera las exportaciones mundiale sigue dependiendo de combustibles fósiles para mantener su ritmo de crecimiento. Es el mayor inversor de energías eólica, solar y la hidroeléctrica, pero apenas representan cerca del 28% de la generación de electricidad.
El carbón todavía se lleva la mayor parte, produciendo más del 60% de la electricidad y la energía total. Ante la gravedad del cambio climático, sus cifras no son las adecuadas. El año pasado, la quema de carbón en China aumentó un 4,6% a medida que la economía se recuperaba después de los confinamientos de 2020 por la COVID-19.
Recuperar la economía, después el clima
Los mensajes del planeta de veranos con elevadas temperaturas y grandes inundaciones en las zonas mineras de ese enorme país, no le hablan lo suficientemente fuerte al Partido Comunista de China. Tampoco le interesa escuchar. Su prioridad es la recuperación acelerada de la economía.
La Agencia Internacional de Energía reiteró su llamamiento a reducir los fondos para la producción de combustibles fósiles. Actualmente se invierten 800.000 millones de dólares cada año. Lo ideal sería bajar ese monto a la mitad para 2030. El panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, IPCC, afirma en su último informe que el mundo debe eliminar el carbón por completo para 2050 con el fin de limitar el calentamiento a 1,5 °C.
China es un caso complejo. Quema la mitad de la producción mundial de carbón. El presidente Xi Jinping anunció en 2022 que el consumo de carbón en China llegaría a su punto máximo en 2025. No obstante, se otorgaron permisos para producir 152 GW de nueva energía a carbón desde principios de ese año.
No cumplirá con los objetivos de energía limpia en 2025
China está “muy mal encaminada” y lo más probable es que no cumpla con los objetivos sobre energía limpia de 2025. Su dependencia de la energía generada por el carbón es altísima. Los planes de sustitución y el financiamiento para lograr bajar esta dependencia no son claros ni suficientes. Al contrario, su consumo de carbón alcanzó niveles importantes.
Sus emisiones de dióxido de carbono, que son las más elevadas del mundo, aumentaron en 2023 como resultado de la baja producción hidroeléctrica y la reactivación de la economía del país posterior a la pandemia. La caída del sector inmobiliario, que redujo la demanda de cemento y acero, además de la fabricación de más vehículos eléctricos compensó, en cierta en cierta medida, las emisiones, pero en otros sectores se experimentó un aumento.
China no ha informado su plan sobre cómo irá eliminando gradualmente el consumo de combustible fósil para cumplir con el Acuerdo de París, que compromete a alcanzar un punto máximo de emisiones totales de carbono en 2030 y la neutralidad de carbono para 2060. En la provincia de Shanxi, la principal productora de carbón, desde hace cinco años se alterna el uso de combustibles fósiles con la utilización de energía limpia proveniente de una planta de energía solar de un kilómetro, en las colinas de Dantong.
Una mina de carbón rodeada de paneles solares
El centro minero está rodeado de paneles solares y, según fuentes oficiales, la capacidad solar de la provincia aumentó un 63% anualmente, y la energía eólica un 24%. A pesar de estos proyectos pilotos, el gobierno chino no está lo suficientemente comprometido con los cambios necesarios y las inversiones para cumplir efectivamente con la reducción de las emisiones de dióxido de carbono.
La oficina de energía de China asegura que la capacidad total instalada de energía solar llegó a los 536 gigavatios (GW) en octubre pasado, 47% más que 2022, y la capacidad eólica también aumentó un 15,6% a 404GW. No obstante, Lauri Myllyvirta, analista principal en clima y contaminación del aire del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio, una organización de investigación independiente concentrada en China, señala que Shanxi es una de las provincias chinas más dependientes del carbón y es responsable del mayor aumento de las emisiones de CO2 en los últimos años. «No me parece realista que Shanxi se convierta en un modelo. Más bien, mi esperanza sería que la provincia encuentre una manera de alcanzar el pico y disminuir sus propias emisiones mucho antes de la fecha límite de 2030”, sentenció.
Aunque China haya convertido Shanxi, su mayor centro de explotación minera, en un modelo de transición a energía limpia colocando paneles solares en extensas áreas de terreno no es suficiente. Falta mucho.Por ejemplo, modernizar sus fábricas y centrales eléctricas para usar energía limpia.
La voz de los optimistas
Si se mantiene el ritmo de expansión de las energías renovables de 2023, China está en camino de llevar las emisiones a un máximo y comenzar a reducirlas en los próximos años, según un informe del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio, CREA, y la Fundación Heinrich Böll, sobre el progreso de las acciones climáticas de China.
Sin embargo, el país debe aumentar al doble sus esfuerzos en materia de eficiencia energética y transformar su modelo de crecimiento para hacer frente al aumento de consumo de energí, que todavía supera los “1,5 grados”. Los esfuerzos de China son “posiblemente el factor más importante en la lucha global contra el cambio climático”, asegura CREA-HBF.
Se extrae más carbón que nunca
El Partido Comunista ordenó el aumento de producción de carbón después de atravesar el confinamiento y la crisis de la economía por la COVID-19. Las minas en Shanxi extrajeron más carbón que en la época en que se pilotaba la “revolución energética”. “La presión sobre varios gobiernos provinciales y locales es enorme”, asegura Cheng Zhang, presidente de la Asociación Energética de Shanxi, miembro de un laboratorio estratégico gubernamental involucrado en la planificación de políticas públicas.
“La reciente crisis energética no ha ayudado con la dinámica de deshacerse lo más rápido posible del carbón”, dijo Byford Tsang, que dirige las operaciones de China en E3G, una oficina que trabaja el cambio climático a nivel mundial.
El medio ambiente no es una prioridad
Las autoridades chinas de ninguna manera pueden poner en peligro la seguridad energética y el crecimiento económico continuo. Para los líderes del Partido Comunista este crecimiento es el pilar fundamental de su legitimidad política y del apoyo popular. Los compromisos con el medio ambiente y la crisis climática quedan en un segundo plano. Aunque desarrollen algunas fuentes de energía limpia, la prioridad es el crecimiento de la economía. “Lo principal es el crecimiento sostenido, la descarbonización sigue siendo en China una iniciativa secundaria”, aseguró Li Shuo, un funcionario de alto nivel en políticas climáticas y energéticas de Greenpeace Asia Oriental.
La descarbonización está en los planes de China, pero a muy largo plazo. Igualmente, el gobierno chino afirma que reducirá la dependencia de la economía de la industria pesada y de la infraestructura y se inclinaría en los servicios y el consumo. Sin embargo, para los expertos en crisis climática, los niveles actuales son alarmantes, porque constituyen casi tres veces el promedio mundial. Además, la disminución de emisiones de dióxido, se hizo más lenta a partir de 2017.