Chile pretende anticiparse a la tecnología que avanza a pasos agigantados, al incorporar en su nueva Constitución un término pionero, el de los neuroderechos. El texto busca garantizar «la integridad física y psíquica» del individuo ante las neurotecologías. En la elaboración de la carta magna se incluyen conceptos de avanzada en materia de derechos humanos y ambientales. Destaca en sus lineamientos generales, que el propósito es el de “proteger la integridad y la indemnidad mental con relación al avance de las neurotecnologías”.
Chile está cerca de convertirse en el primer país del mundo que contempla los neuroderechos del cerebro en su Constitución. Un proyecto que miran al detalle organismos internacionales, académicos y grandes compañías tecnológicas.
La propuesta fue aprobada por unanimidad del Senado y remitida a la Cámara de Diputados. La decisión marca un hito histórico no solo en el país suramericano sino en el contexto global. La iniciativa surgió de la Comisión de Desafíos del Futuro, Ciencia, Tecnología e Innovación “para evitar algunos usos futuros de la neurotecnología” y los riesgos implícitos.
Dijo su presidente, el senador Guido Girardi, que el planteamiento nace de la colaboración de la ciencia de frontera de Chile y la Universidad de Columbia. El problema es que la tecnología ya permite leer los cerebros y ello es peligroso si no se regula en lo médico e investigativo”.
En ese sentido, el texto legislativo, señala que “la integridad física y psíquica permite a las personas gozar plenamente de su identidad individual y de su libertad. Ninguna autoridad o individuo podrá, por medio de cualquier mecanismo tecnológico, aumentar, disminuir o perturbar dicha integridad individual sin el debido consentimiento. Solo la ley podrá establecer los requisitos para limitar este derecho y los que debe cumplir el consentimiento en estos casos”, establece el artículo.
Chile anticipa la batalla entre neurotecnologías y neuroderechos
Todos los senadores de Chile avalaron la incursión del término neuroderechos en el ordenamiento jurídico chileno. Dejaron en claro, el énfasis que pusieron al rol de la comunidad científica y en el desafío de adelantarse a los tiempos. Igualmente en la importancia de resguardar la capacidad de decisión humana, los límites a la Inteligencia Artificial (IA) y la dignidad humana.
También el papel que ha cumplido el Congreso Futuro en esta reflexión, la política y la tecnología, la desigualdad cognitiva y la autodeterminación frente a las máquinas.
La propuesta de los legisladores de Chile aborda por primera vez los neuroderechos. Sostiene además, que el desarrollo científico y tecnológico estará al servicio de las personas. Y se llevará a cabo con respeto a la vida y a la integridad física y psíquica. El ámbito legal regulará los requisitos y condiciones para su utilización en las personas, debiendo propender especialmente al resguardo de la actividad cerebral. Así como la información proveniente de ella”.
La neurotecnología es un conjunto de herramientas que sirven para analizar e influir sobre el sistema nervioso del ser humano, especialmente sobre el cerebro. Estas tecnologías incluyen simulaciones de modelos neurales, computadores biológicos. Aparatos para interconectar el cerebro con sistemas electrónicos y aparatos para medir y analizar la actividad cerebral.
Girardi, uno de los impulsores de este proyecto, precisó que se trata de proteger la «última frontera» del ser humano: su mente. El objetivo final sería controlar neurotecnologías de lectura y escritura del cerebro que pueden registrar los datos mentales de una persona. Y en un futuro, modificarlos o agregar nuevos.
«Si esta tecnología logra leer, antes incluso de que tú tengas consciencia de lo que estás pensando, pueden escribir en tu cerebro emociones. Pensamientos, historias de vida que no son tuyas y que tu cerebro no va a saber distinguir si fueron producto de diseños o tuyos», afirmó el senador.
Propuesta inédita: poner a resguardo la mente del individuo
El científico español Rafael Yuste, referente mundial en la materia, indicó que aunque suene a ciencia ficción, algunas de estas tecnologías ya existen. Y las más remotas podrían tardar unos 10 años en ser una realidad.
De hecho, ya han implantado en el cerebro de ratas imágenes de cosas que nunca vieron. Y que asumen como ideas propias e incorporan en su comportamiento natural, dijo desde la Universidad de Columbia, en Nueva York. «Si puedes entrar ahí (en los procesos químicos del cerebro) y los estimulas o inhibes, puedes cambiar la decisión de las personas. Esto es una cosa que ya hacemos con animales», afirmó.
Al respecto, Girardi insistió en la «importancia» de legislar ahora una todavía prístina realidad que podría amenazar «la esencia del humano. Su autonomía, su libertad y su libre albedrío».
La novedosa propuesta podría ser el germen de la jurisprudencia de futuros derechos humanos. El ministro de Ciencia de Chile, Andrés Couve, comentó que el debate de los «neuroderechos» se «enmarca en la consolidación de una nueva institucionalidad científica en el país que hoy está capturando la atención internacional».
El proyecto plantea legislar en cuatro áreas: resguardo de los datos de la mente humana o «neurodatos», establecer los límites a la neurotecnología de lectura. Y, sobre todo de escritura en el cerebro, determinar una distribución equitativa de acceso a estas tecnologías y fijar los límites de los «neuroalgoritmos».
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