Por MARÍA JESÚS HERNÁNDEZ
Rascacielos temblando, olas de hasta 15 metros, kilómetros de costa arrasados; coches, casas y barcos sin rumbo entre las aguas. Más de 15.800 muertos y 3.200 desaparecidos. Se cumplen cuatro años de aquel fatídico 11 de marzo de 2011 cuando un terremoto de 9 grados en la escala Richter anunciaba la llegada de un tsunami que devastaría la costa noreste de Japón. Pero no era todo. A la tragedia se unía una cuenta atrás nuclear que sobrecogió al mundo. Aquella primera noche se registraron niveles de radiación 1.000 veces superiores a lo normal en la central de Fukushima. Semanas después, el accidente era clasificado en el nivel 7 de la escala INES. Igual que Chernóbil. El sector fue paralizado en Japón. Son muchas las veces que la energía nuclear ha hecho sonar las alarmas. La primera, hace más de 60 años.
12 de diciembre de 1952, Canadá. La localidad de Chalk River (Ottawa) amaneció entre el miedo y el desconcierto. Un fallo en el sistema de apagado de su central nuclear provocaba una explosión en el núcleo del reactor NRX, y un posterior derramamiento de combustible. Una serie de decisiones erróneas por parte del personal se sumaron al desastre y pusieron en marcha una inevitable reacción en cadena que aumentó la producción de energía del reactor a más del doble. Las consecuencias: varias explosiones de hidrógeno hicieron volar una cúpula de más de cuatro toneladas. Fruto de la fisión nuclear se liberaron miles de partículas en la atmósfera y un millón de litros de agua resultaron contaminados —hubo que evacuarlos muy cerca del río Ottawa—.
Entre los cientos de personas que trabajaron en las labores de limpieza de la zona y del núcleo afectado, que finalmente tuvo que ser enterrado, participó un jovencísimo ingeniero nuclear de la Marina llamado Jimmy Carter —25 años después ocupaba el Despacho Oval—. Pocos datos y ningún espejo donde mirarse dificultaron el control de la situación, donde no hubo que lamentar víctimas mortales ni heridos. Tampoco consecuencias importantes (al menos, que se hayan dado a conocer). Era el primer accidente nuclear grave de la Historia y fue clasificado en el nivel 5.
En 1958 otro percance amenazó de nuevo esta central. Varias varillas de uranio se sobrecalentaron en el reactor NRU, una de ellas se incendió y se partió en dos provocando una fuga radioactiva. Los informes posteriores niegan consecuencias para la salud de los que participaron en las labores de limpieza, aunque no se realizó ningún seguimiento médico.
¿Sabías que…?
-25 años después, un tsunami despertaba en Fukushima el fantasma de Chernóbil. No fue un accidente más, fue un nivel 7, el mayor en la Escala Internacional Nuclear de Sucesos Radiológicos (INES). Hoy, continúa el debate nuclear en Japón, tras paralizarse el sector.
-15% es el porcentaje aproximado de electricidad que produce la energía nuclear a nivel mundial. El parqué está envejecido y las nuevas construcciones sufren aumentos de los presupuestos y retrasos en los prolongados plazos de construcción.
-Según la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), la edad media de cierre de las centrales nucleares en Europa es de 25 años. En España asciende hasta los 30.
-Salmones amarillos en el Pacífico. Esta es una de las muchas consecuencias del accidente en Fukushima, la mayor catástrofe nuclear sobre agua marina.
-Alemania anunció en 2011 un plan para cerrar todas las centrales en 2022. francia ha mostrado su intención de reducirlas a la mitad antes de 2025.
Gráfico (pulsa sobre la imagen para verlo en alta calidad):
Galería: Fukushima en la actualidad y el plan de residuos nucleares (REUTERS)