El Ministerio del Interior comenzó esta semana la retirada de las concertinas de las vallas fronterizas en Ceuta y Melilla. Este es solo el primer paso de un plan de modernización de las cercas, que se prolongará durante 10 meses. La idea es sustituir el sistema de cuchillas, muy criticado desde el punto de vista de derechos humanos, por un “sistema tubular menos cruento”, según informan fuentes de Interior.
La retirada de las concertinas era una promesa electoral de Pedro Sánchez y de su ministro de Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska. Hace un año y medio, Grande-Marlaska aseguraba que quitar las cuchillas que instaló el gobierno de José Luis Zapatero en 2005, como respuesta a la ola migratoria que sufrían Ceuta y Melilla, era una de sus prioridades porque, según él, el control de flujo migratorio no estaba reñido con proteger la dignidad de las personas.
Sin embargo, la retirada de las concertinas ocurre después de que Marruecos haya terminado la construcción de una valla de ocho kilómetros coronada con alambradas. Esta nueva cerca tiene defensa doble en algunos tramos llena de alambre de cuchillas y está rodeada por zanjas para dificultar la llegada de migrantes. Además, el país vecino también construyó edificios para los militares y agentes que custodian la frontera.
Contra las llegadas masivas
Es la primera vez en 13 años que se hacen obras de renovación en las vallas fronterizas. Hasta ahora, solo se habían reparado daños producidos por el clima o por la llegada masiva de inmigrantes subsaharianos. Desde este verano, se han producido, al menos, tres entradas masivas por Melilla, dos, y por Ceuta.
La última llegada masiva ocurrió en septiembre, cuando 153 personas saltaron la valla que separa a Ceuta de Marruecos. Desde el asalto a la valla de Ceuta por parte de 600 personas el pasado verano, el Gobierno ha endurecido su política con las llamadas “devoluciones en caliente”. Las autoridades marroquíes también han aumentado su presión para evitar salidas en pateras o asentamientos por vía terrestre.
Aún así, según datos del Ministerio del Interior, este año se han contabilizado 3.624 llegadas por vía terrestre, 20,8% menos que las del mismo período del año anterior. Por Ceuta han entrado 721 migrantes, un 51,4% menos que en los ocho primeros meses de 2018, cuando llegaron 1.483 migrantes por tierra. Por Melilla han llegado 2.903 migrantes irregulares, un 6,1% menos que el año pasado (3.092).
Modernizar el sistema
Las obras para quitar las concertinas han empezado después de que la empresa pública Ingeniería de Sistemas para la Defensa de España (Isdefe), dependiente del Ministerio de Defensa, ha hecho el estudio técnico previo de la situación actual de las infraestructuras fronterizas.
La idea es identificar «los tramos de actuación de las mismas teniendo en cuenta los puntos más vulnerables” para evaluar «alternativas técnicas» y proponer «soluciones», especialmente porque la infraestructura se encuentra en un terreno caracterizado por varias elevaciones.
Tragsa es la empresa encargada de quitar las concertinas y de realizar las obras. Interior también ya ha instalado un nuevo sistema de circuito cerrado de televisión en el perímetro fronterizo de Ceuta con 66 cámaras, incluidas 14 térmicas. También cuenta con sistemas de reconocimiento facial en los puestos del Tarajal (Ceuta) y Beni Enzar, Barrio Chino, Mariguari y Farhana (Melilla).
Otras obras en ejecución son los trabajos de adecuación de las zonas de tránsito peatonales y la instalación de una nueva red de fibra óptica. Todo el plan de restauración tiene un presupuesto de 32.719.236 euros. El 75% de su importe puede ser cofinanciado con fondos europeos a través del Fondo de Seguridad Interior o del Fondo de Asilo, Migración e Integración.
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