Cepillarse los dientes protege contra el alzhéimer, según lo relacionó un grupo de investigadores que estudió los cerebros de personas fallecidas que padecieron esa enfermedad. Los seres humanos tenemos miles de millones de bacterias en la boca que pueden llegar a otros sitios del cuerpo, incluso el cerebro, y causar problemas.
“Las enfermedades orales pueden contribuir al desarrollo de enfermedades sistémicas”, advirtieron en un artículo Bob T. Rosier, estudiante de posdoctorado; y Alejandro Mira Obrador, investigador sénior, ambos de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio).
“Existen nuevas evidencias que indican que las bacterias de la boca pueden llegar a otros sitios del cuerpo y causar problemas. ¡Incluso en nuestro cerebro!”, indicaron.
Los investigadores señalaron que las personas, en promedio, tienen entre 100 y 200 especies de bacterias orales de las 700 han sido identificadas. Por cada milímetro de saliva hay alrededor de 100 millones de bacterias que viven en los dientes, la lengua, las encías y otras superficies orales. Allí forman comunidades estructuradas como la placa dental y la saburra o capa blanquecina que cubre la lengua.
Cuando se liberan, estas bacterias entran en la saliva, con lo cual el total de las bacterias en la boca alcanza los miles de millones. A este conjunto se le llama «microbiota oral», lo que, en principio, es positivo porque protege a nuestro organismo de la entrada de patógenos externos.
“Cuando una bacteria nueva entra por la boca, le cuesta mucho más sobrevivir porque existe un ejército de bacterias propias habitando ese espacio”, dicen los investigadores.
“Nuestras propias bacterias no son patógenas”, agregan, pero sí pueden causar enfermedades orales en personas sanas por falta de hábitos higiénicos.
Normalmente asociamos una mala higiene oral con problemas como caries, inflamación de las encías y mal aliento, pero no con complicaciones en otras partes del cuerpo. Pero “las enfermedades orales pueden contribuir al desarrollo de enfermedades sistémicas”, afirman Rosier y Mira.
Enfermedades periodontales y enfermedades sistémicas
Una dieta poco sana o el no cepillarse los dientes pueden causar desequilibrios, pues algunos tipos de bacterias aumentan en número, y otros disminuyen. A esto se llama «disbiosis».
Por ejemplo, si consumimos demasiado azúcar, las bacterias que se alimentan de este producto aumentan en la placa dental y causan una acidificación que daña al esmalte. Con el tiempo, esto puede producir caries.
Pero las enfermedades periodontales son más relevantes aún para las enfermedades sistémicas. La falta de higiene dental genera la placa, ante la cual nuestro cuerpo reacciona con la inflamación de las encías. Esto, a su vez, trae un incremento de componentes antibacterianos y células inmunes para reducir el número de bacterias. “Si no se trata la inflamación inicial, que llamamos gingivitis y generalmente es reversible, se puede desarrollar una inflamación crónica y destructiva: la periodontitis. La periodontitis provoca la pérdida de tejido humano y la formación de bolsas periodontales llenas de bacterias alrededor de los dientes”.
“Existe evidencia de que la periodontitis puede contribuir al desarrollo de diferentes complicaciones y enfermedades sistémicas. Tener periodontitis aumenta el riesgo de, por ejemplo, artritis reumatoide, aterosclerosis, hipertensión, alzhéimer, diabetes y complicaciones del parto”, señalan Rosier y Mira.
También se ha descubierto que algunas bacterias que se incrementan durante la periodontitis pueden llegar a diferentes partes del cuerpo por la vía sanguínea o gastrointestinal. “Se han detectado dichas bacterias dentro de células inmunes circulando por la sangre, placa aterosclerótica, la placenta y tumores intestinales, entre otros”.
Cepillarse los dientes para prevenir enfermedades
De acuerdo con Rosier y Mata, la bacteria que se ha asociado a periodontitis y que ha sido mejor estudiada es la Porphyromonas gingivalis, de la que se han encontrado varios mecanismos que explican cómo puede contribuir a la inflamación destructiva de las encías y a las enfermedades sistémicas.
“Hace poco, un grupo de investigadores estudió cerebros de personas fallecidas con alzhéimer. Encontraron ADN de Porphyromonas gingivalis y enzimas llamadas gingipaínas, que degradan proteínas humanas. Además, la cantidad de estas enzimas estaba correlacionada con la gravedad de la enfermedad”.
Los investigadores suministraron altas cantidades de esta bacteria a ratones, y el patógeno logró colonizar el cerebro. Los animales desarrollaron síntomas relacionados con el alzhéimer. Los que recibieron un tratamiento contra las gingipaínas, con un inhibidor desarrollado por los autores del estudio, salían mejor parados.
Una de las conclusiones de la investigación es que la Porphyromonas gingivalis “podría llegar al cerebro y, a lo largo de los años, contribuir al desarrollo de alzhéimer”.
La American Dental Association recomienda cepillarse los dientes dos veces al día con pasta de dientes con flúor; limpiar entre los dientes diariamente y visitar regularmente al dentista. No se deberían dejar las enfermedades orales sin tratar.
De hecho, en aquellos estados de Estados Unidos donde se reembolsan tratamientos bucales, los seguros gastan menos dinero en diabetes, derrames cerebrales y ataques cardíacos, indican Rosier y Mata.
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