El CEO de la compañía energética más grande del mundo, Saudi Aramco, estremeció al selecto auditorio del CERAWeek al afirmar que la transición energética está fallando. «Deberíamos abandonar la fantasía de eliminar gradualmente el petróleo y el gas. Y, en cambio, invertir en ellos adecuadamente, reflejando supuestos de demanda realistas», señaló Amin H. Nasser. Sus comentarios provocaron silencios pero también aplausos.
En la conferencia anual sobre energía celebrada en Houston se debatió sobre las expectativas de una transición global lineal. También sobre los objetivos climáticos que compiten con las preocupaciones sobre cómo generar crecimiento económico y al mismo tiempo garantizar la seguridad energética, el acceso a la energía y la asequibilidad.
En un aforo abarrotado de líderes energéticos de gobiernos y empresas, el ejecutivo anticipó el futuro de la actividad petrolera, desmarcándolo de la ruta verde. Durante su intervención, recogida por Aramco, dijo que la transición a la energía limpia “está fallando en la mayoría de los frentes”.
Señaló que en las discusiones están en juego las esperanzas y ambiciones de 8 mil millones de consumidores de energía en todo el mundo y sus mensajes no pueden ser ignorados. “Quieren energía con menores emisiones, y con razón. Pero muchos tienen dificultades para costear la energía que necesitan. Y les preocupa el suministro amplio y confiable, que la reciente crisis energética demostró que no está garantizado”.
Así que el mensaje completo de los consumidores es en realidad este: “quieren energía que ayude a proteger el planeta y sus bolsillos, con una mínima interrupción del suministro y de su vida diaria”, comentó Nasser. “Desafortunadamente, la actual estrategia de transición pasa por alto estos mensajes más amplios de los consumidores”.
¿Qué busca Aramco con la transición energética?
El ejecutivo de Saudi Aramco indicó en CERAWekk que la transición energética se centra casi exclusivamente en sustituir los hidrocarburos por otras alternativas, más que en la reducción de emisiones. Y, a pesar de “nuestro papel protagónico en la prosperidad global, nuestra industria es retratada como el archienemigo de la transición”, dijo a la audiencia.
El Panel Intergubernamental del Cambio Climático y científicos climáticos del mundo han informado de modo inequívoco que los gases de efecto invernadero, producidos principalmente por el uso de combustibles fósiles, están causando niveles sin precedentes de calentamiento global. Generando importantes daños, y pérdidas cada vez más irreversibles” al planeta, a naturaleza y las personas.
Para Nasser se trata de “lemas” y no de soluciones. Además, “la demonización no es diálogo; y las posturas no están logrando el progreso que necesitamos en nuestras ambiciones climáticas compartidas”. En su opinión “la actual estrategia de transición está fracasando visiblemente en la mayoría de los frentes. Al chocar con cinco duras realidades”. Estas son:
- A pesar de que el mundo ha invertido más de 9,5 billones de dólares en la transición energética durante las últimas dos décadas, las alternativas no han podido desplazar a los hidrocarburos a escala. Hoy en día, la energía eólica y solar combinadas suministran menos del 4% de la energía mundial. Mientras tanto, la penetración total de los vehículos eléctricos es inferior al 3%.
- Cuando el mundo se centra en reducir las emisiones de hidrocarburos, logra resultados mejores. Por ejemplo, en los últimos 15 años, las mejoras en la eficiencia por sí solas han ayudado a reducir la demanda mundial de energía en casi 90 millones de barriles diarios de equivalente de petróleo. Las contribuciones equivalentes de la energía eólica y solar han sustituido sólo 15 millones de barriles.
Reducción de emisiones y no de fuentes de energía
Dice Nasser que el paso del carbón al gas representa casi dos tercios de la reducción de las emisiones de CO2. “Este caso muestra el beneficio potencial de un enfoque sostenido en la reducción de las emisiones de GEI, no de las fuentes de energía”.
Siguiendo con las realidades que impulsan los fallos en la transición energética, el CEO de Aramco indicó que, en tercer lugar, muchas de las alternativas en juego son simplemente inasequibles para la mayoría de las personas en todo el mundo. Por ejemplo, a pesar de su importante potencial a largo plazo, el hidrógeno todavía cuesta entre 200 y 400 dólares por barril de petróleo equivalente, mientras que el petróleo y el gas continúan siendo más baratos.
Y sin subsidios, los vehículos eléctricos son hasta un 50% más caros que un automóvil promedio con motor de combustión interna.
Asimismo y en curto lugar, la narrativa de la transición energética estará cada vez más escrita por el Sur Global. A medida que la prosperidad aumente en esa región, también lo hará la demanda de energía. Y estos países no pueden permitirse soluciones energéticas costosas.
Después de estos cuatro frentes, dijo, se anticipa el quinto, que es el resultado de las anteriores: se necesita con urgencia restablecer una estrategia de transición. Nasser propuso “abandonar la fantasía de eliminar gradualmente el petróleo y el gas. Y en cambio, invertir en ellos adecuadamente, reflejando supuestos realistas sobre la demanda”.
Y se debería también, agregó, “intensificar los esfuerzos para reducir las emisiones de carbono, mejorar agresivamente la eficiencia e introducir soluciones con bajas emisiones de carbono”.
La espinosa ruta verde
David Victor, profesor de políticas públicas en la Universidad de California en San Diego, estuvo en CERAWeek y se refirió a la intervención de Nasser.
“El problema es la forma en que el CEO de Aramco da un salto desde argumentar que la transición energética no está a la altura de sus objetivos a decir unas líneas más tarde que la transición ha fracasado”, señaló el analista a Inside Climate News. “Por ejemplo, es poco probable que el mundo limite el aumento de la temperatura a 1,5 grados Celsius, que es un objetivo central para las organizaciones internacionales. Pero eso no significa que la transición energética esté muerta”.
Sostuvo que “la transición energética no sólo está viva, sino que se está acelerando. La evidencia de esto está a nuestro alrededor: la inversión global en tecnologías de transición energética fue de 1,8 billones de dólares el año pasado. En comparación con 1,1 billones de dólares para combustibles fósiles, según BloombergNEF. La brecha se ha ampliado constantemente desde 2020.
Además, los despliegues de energía renovable continuaron aumentando su tasa de crecimiento el año pasado.
Kingsmill Bond, director del grupo de investigación y defensa RMI, no tiene la sensación de haberse perdido nada por saltarse la CERAWeek.
«Lo que me sorprende no es que la industria de los combustibles fósiles niegue la realidad, sino que a alguien le importe», dijo. «Es normal que los titulares nieguen la realidad del cambio. La industria del carbón estadounidense lo hizo con gran eficacia, hasta que quebró».
Futuro sombrío para los fósiles
Bond es coautor de un informe que analiza la transición energética como una carrera económica entre China, Estados Unidos y la Unión Europea. El texto concluye que China está ganando la carrera en este momento debido a la escala de su inversión en energía limpia.
Los datos y tendencias subyacentes muestran un rápido crecimiento de la energía eólica, solar, los vehículos eléctricos y tecnologías relacionadas en las tres regiones, precisó. Y muestran un futuro sombrío para los combustibles fósiles. «El único sector importante que disfruta de un crecimiento en la demanda de combustibles fósiles es el transporte. Y allí, el rápido crecimiento de los autos eléctricos significa que la demanda de petróleo en el transporte alcanzará su punto máximo en breve», asentó.