En un contexto político difuso después de las elecciones presidenciales, la CE decidió aprobar nuevos aranceles a las importaciones de Estados Unidos en respuesta a las barreras que impone a los productos agroalimentarios de España y otros países europeos. En especial a las aceitunas verdes, aceite de oliva, quesos y vinos.
Mientras la presidenta de la Comisión Europea enviaba una carta de felicitación a Joe Biden por su victoria, al mismo tiempo se ejercía presión al gobierno de Trump para que retire o flexibilice su política comercial con Europa.
Mientras Úrsula von der Leyen decía que esperaba reunirse con Biden “lo antes posible”, Bruselas incrementaba los aranceles a las importaciones provenientes de Estados Unidos como una contraofensiva a las ayudas que Washington concedió a Boeing. Y, por supuesto, a las tasas que se aplican a productos agroalimentarios de España y Europa.
Los tributos van a gravar desde esta semana con un 18% los bienes agrícolas y con un 9% los productos agrícolas transformados. Se prevén aranceles del 25% en el caso de productos industriales, agrícolas y agrícolas transformados. Y se deja en libertad a que los países de la UE los apliquen.
CE aplica aranceles a productos de EE UU
El vicepresidente de la CE manifestó, sin embargo, su disposición al diálogo, incluso a deponer estos arancele si Washington procede de igual forma. «Lamentablemente estamos tomando esta medida debido a la falta de avance en las negociaciones con la Casa Blanca. Levantaremos las tasas en cualquier momento si hay reciprocidad», afirmó Valdis Dombrovskis.
El endurecimiento de la CE busca que Washington baje los aranceles del 25% que llevan un año soportando los productos españoles. Justamente los rubros más emblemáticos y fuertes de la oferta exportable, como las aceitunas, el aceite de oliva y los vinos de baja graduación.
Asoliva pidió presionar a Estados Unidos para contrarrestar la amenaza de Trump, en julio, de imponer nuevos aranceles a la comercialización del aceite de oliva que ya soporta una tasa del 25% desde octubre de 2019, en el marco del conflicto derivado de las ayudas comunitarias al consorcio aeronáutico europeo Airbus.
Mientras tanto, Asemesa solicitó al Gobierno y a la UE retirar las “ayudas millonarias” a Airbus, catalogadas de ilegales por la OMC, y «dejar de sacrificar» la aceituna de mesa. De esta forma Estados Unidos pondría fin de una vez a su política de represalias comerciales» y desista de su amenaza de imponer aranceles adicionales a productos agroalimentarios.
Pérdida de mercado y de ingresos
Hasta octubre de 2019, Estados Unidos era el segundo importador de aceite de oliva de España, por detrás de Italia. Con compras de 115.000 toneladas (60.000 de ellas envasadas) al año. Asoliva señala que desde entonces se ha dejado de exportar a ese país el 75% del aceite de oliva envasado español. Además, advierte que esa tasa no se aplica a otros países europeos, solo al producto español, colocándolo en desventaja.
La aceituna de mesa española es líder mundial en producción y comercialización, con un volumen de facturación superior a los 1.700 millones de euros. Estados Unidos había sido por décadas, el principal mercado de sus ventas, con unas exportaciones anuales medias de 100.000 toneladas. Pero desde que entraron en vigor los aranceles a la CE, se ha perdido el 30% de la facturación, unos 20 millones de euros en el último año. Y más de 100 millones de pérdidas en la aceituna negra.
A pesar de la caída, Estados Unidos continúa siendo el primer destino de la aceituna de mesa española seguido de Italia (32.975 toneladas). Francia (23.155 toneladas) y Alemania (21.826 toneladas). Al Reino Unido se exportaron 15.513 toneladas.
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