Por David Casero
Hace unos días se ha conocido la sentencia del Tribunal Supremo que anula parte del Plan Hidrológico del Tajo por no fijar caudales ecológicos en algunas zonas, reabriendo así la mal denominada “guerra del agua”, por la importancia que puede tener en el futuro sobre la explotación del trasvase Tajo-Segura.
El fallo obliga a fijar “caudales ecológicos” en Aranjuez (Madrid), en Toledo y en Talavera de la Reina zonas de cabecera del Tajo que no estaban fijados en el plan hidrológico, ya que lo que se establecía eran “caudales mínimos circulantes”, sin diferenciar estaciones del año o la salud del río.
Esta circunstancia determina que, si se aumentan los caudales ambientales en Aranjuez, por ejemplo, por cada metro cúbico por segundo que se eleve el caudal serán necesarios 30 hectómetros anuales que deben aportar los embalses de cabecera si las precipitaciones continúan como en la actualidad.
Por eso es importante revisar varios aspectos diferentes pero complementarios:
- El caudal ecológico contribuye, como otras medidas, a conseguir el buen estado de los ríos y lagos.
- Los caudales en estiaje en el río Tajo son muy bajos en los últimos años. Este fenómeno es muy acentuado en los últimos períodos de sequía que hemos sufrido.
- En la actualidad son los embalses presentes a lo largo del curso del río los que garantizan los regímenes de caudales ecológicos.
- Únicamente las demandas de abastecimiento pueden tener supremacía sobre los caudales ecológicos.
- La situación del río Tajo es que no funciona como un río, porque no tiene crecidas ni períodos de estiaje debido al sistema de embalses con el que cuenta, lo que tiene importantes consecuencias para la actividad ecológica del entorno.
- La presión que provoca el vertido de aguas depuradas de la Comunidad de Madrid y otras localidades de menor población provoca un “río de agua depurada” de 16 m3/seg, caudal que es muy superior al agua “natural” que lleva el río.
- La revisión de los caudales ecológicos es una nueva oportunidad de llegar al acuerdo entre comunidades autónomas y evitar problemas en el futuro.
Hay zonas donde todavía quedan ríos bien conservados, zonas de las cabeceras aún sin grandes embalses, áreas donde hay pocos usos humanos. Nuestra primera obligación es intentar que esos ríos no se deterioren, como dice la Directiva Marco del Agua europea. Luego están los ya alterados, muy degradados por usos humanos, que hay que mejorar y recuperar. El uso prioritario es el abastecimiento humano, teniendo preferencia sobre el caudal ecológico en caso de necesidad, pero lo cierto es que en España el 80% del agua está destinada al regadío.
Hay que replantearse muchas cosas, entre ellas si se pueden seguir aumentando los regadíos. Además, hay que tener en cuenta el cambio climático, pues las aportaciones de agua van a disminuir. Es preciso reorganizar todo de tal forma que exista ese equilibrio necesario y para procurar que esa reducción de aportaciones de caudal no afecte todavía más a los ríos.
David Casero es el director técnico del Master Executive en Ingeniería y Gestión del Agua de EOI Escuela de Organización Industrial.
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