Por Cambio16
14/06/2018
El fútbol comenzó guerras y ayudó a acabar con ellas. Pero 2018 marca la primera vez que un país desplegó la piratería del fútbol en vivo para atacar a un enemigo político. Algo especialmente relevante cuando el país «atacado» es nada menos que la sede del próximo mundial de fútbol.
Arabia Saudita y sus socios en Medio Oriente lanzaron un bloqueo a Catar el año pasado debido a su amistad con Irán. Este bloqueo no sólo es político, económico y diplomático. Sino incluso comunicacional. La última avanzada (u omisión, según como se mire) de los saudíes fue permitir un esfuerzo masivo de piratería para socavar los conglomerados mediáticos de Al Jazeera, el importante conglomerado mediático catarí. Una fuente de poder blando para el país (y de dinero para su clan gobernante).
Catar no sólo es un país rico en petróleo. También es un gigante de los medios en Oriente Medio. Principalmente gracias a la red de televisión Al Jazeera y a su antigua filial, beIN sports. BeIN adquirió los derechos para las transmisiones de habla árabe de la Copa Mundial 2018. Pero en lugar de atraer a los espectadores y el dinero de la publicidad, están siendo socavados por un nuevo competidor: «beOUT«. (una contra un poco explícita para ser pirata).
Resulta ser que beOUT tiene su base de operaciones en Riad. Comenzó en 2017 como un sitio típico de piratería de transmisión web que retransmite los programas deportivos de beIN. Pero pronto adquirió un alcance mucho mayor. Comenzó a ofrecer diez canales ilegales de transmisiones de beIN en Arabsat. Una red de televisión de propiedad conjunta de los países que conforman la Liga Árabe. (incluyendo a Catar). Pues Arabsat transmitió el Mundial, del cual beIN tenía los derechos, directamente a sus decodificadores sin costo alguno.
Y comenzó la guerra árabe del fútbol en vivo
Ante los reclamos de beIN, el Ministerio de Información de Arabia Saudita negó toda piratería originada en su país. Pero la polémica se salió de las fronteras de Oriente Medio. La cadena estadounidense NBC Universal denunció que también fue pirateada por beOUT. Y, días después, la cadena británica Eleven Sports Network se sumó a las denuncias.
En consecuencia, los organismos deportivos globales han comenzado a devolver el golpe. Sobretodo porque una gran parte de sus ganancias se basa en controlar y negociar los derechos de comercialización de los torneos. Negocio que pierde poder si las cadenas de televisión saben que una compañía rival en otro país puede piratear sus transmisiones sin sanciones.
La FIFA dijo que había contratado abogados en Arabia Saudita para luchar contra BeOUT. Asimismo, le instó a las autoridades saudíes y en «los diferentes países donde se ha observado estas actividades ilegales a que nos nos apoyen en la lucha contra la piratería».
«Como lo vio en TV»
Pese a este llamado, hay cosas por resolver. Las transmisiones mundiales de medios dependen de la protección de los derechos de propiedad intelectual. Pero las disputas se resuelven en gran parte a nivel nacional. Una situación que en la disputa Catar-Arabia Saudí es complicada. Ya que, luego de la crisis, los saudíes niegan cualquier tipo de relación con Catar.
La FIFA, por su parte, puede tener algunos derechos legales en Arabia Saudita. Pero en un país donde el estado de derecho es dudoso, aparte de sancionar a Arabia Saudita en términos deportivos, es poco lo que pueden hacer. Las cosas se pondrán aún más interesantes antes de la Copa del Mundo de 2022. Evento que todavía, desconcertantemente, está programada para llevarse cabo en Catar en el otoño de 2022, tal y cómo se confirmó este viernes.