Sergio Romagnani, un reconocido especialista italiano, aseguró que en una localidad de Italia se logró contener la propagación de la COVID-19 gracias a que no se siguieron las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Tomar esta medida facilitó la detección de casos asintomáticos y su consecuente aislamiento.
El virus está controlado en Vò ,una localidad en la comuna de Padua de la región de Véneto, gracias a que se realizaron pruebas diagnósticas a todos los habitantes y se aislaron todos los casos positivos, independientemente si eran asintomáticos o no. La OMS recomienda hacer las pruebas solo a aquellos que presentan síntomas de la enfermedad.
«La OMS sigue recomendando el uso de mascarillas médicas para enfermos y las personas que cuidan de ellas». @DrTedros #coronavirus pic.twitter.com/EzLXceo8VO
— Noticias ONU (@NoticiasONU) April 6, 2020
Casos asintomáticos en la zona de riesgo
Cuando la pandemia por COVID-19 hacía estragos en China y empezaba su rápida y destructiva propagación por Italia, se escuchó hasta el cansancio cómo Fernando Simón señalaba que el epicentro del brote se encontraba en China, y en cuatro regiones de Italia.
Véneto formó parte de ese cinturón rojo que iba aislando al norte de Italia gracias a un creciente e imparable número de casos. Hacia finales de febrero -junto con Lomabardía, Piamonte y Emilia-Romaña- la región era considerada una zona de riesgo.
Hoy Romagnani, médico especializado en inmunología y medicina interna, señala que en la región de Véneto el nuevo coronavirus está controlado, porque se tomaron medidas contrarias a las recomendaciones de la OMS. La clave se encuentra en hacer test a todo el mundo tanto a personas con síntomas como asintomáticas y aislar inmediatamente a todo aquel que dé positivo.
El polémico uso de mascarillas
El médico de 81 años también señala que ha sido un gravísimo error aconsejar a la población de no llevar mascarillas. En este sentido, la OMS enfatiza constantemente que las mascarillas son necesarias en caso de presentar síntomas, de ser personal sanitario o tratar a personas en riesgo. Sin embrago, enfatiza Romagnani que: «Eso ha sido un enorme error».
Apunta el veterano médico italiano, también profesor emérito de la Universidad de Florencia, que cuando llegaron los médicos enviados desde China quedaron sorprendidos al ver que las autoridades italianas no recomendaban el uso de mascarillas. Enfatiza que obviamente las mascarillas no protegen al 100%, pero que bajan muchísimo el riesgo de contagio.
La clave está en los casos asintomáticos
Romagnani dice que el éxito en la contención del brote se logró a través de un discípulo, Andrea Crisanti de la Universidad de Padua. Cuando el virus brotó con violencia en Véneto, Crisanti aconsejó a las autoridades hacer el test a todas las personas del pueblo. Entonces, se estudiaron y diagnosticaron 3.500 habitantes.
Como resultado, un total de 58 personas dieron positivo a los test que se hicieron entre el 22 y el 25 de febrero. De esos casos positivos, 33 eran asintomáticos, la mayoría menores de 50 años. De allí se estableció la teoría de que entre el 50-70% de los infectados no presentaba síntomas. Por lo tanto, se decidió aislarlos a todos. El experimento llevado a cabo en Vò apunta a que los casos asintomáticos «son una fuente formidable de contagio».
Aislar los casos asintomáticos fue el éxito. Si se compara la región de Véneto con la vecina Lombardía se puede constatar. Hace una semana aproximadamente, el último recuento en Italia señalaba que Véneto registraba 622 muertes por 11.000 casos confirmados. Mientras que en Lombardía las cifras eran mucho más descorazonadoras 9.200 fallecidos por 52.000 casos, aún cuando ambas regiones hicieron el mismo número de test.
La clave estuvo en los casos asintomáticos. De las 58 personas que dieron positivo a la prueba de la COVID-19, la mayoría eran personas sanas y jóvenes. Entonces, cuando se aislaron los casos asintomáticos, el porcentaje de enfermos en Vò disminuyó drásticamente, de 3,2% a 0,3%. El nivel de contagio disminuyó más de 10 veces, lo que condujo a concluir que «la circulación del virus alrededor de una misma persona, aunque ya esté infectada, agrava su patología».
Burócratas en la OMS
En el área de Bérgamo (Lomabardía) la acción del virus quizás se valoró de manera distinta, desde el punto de vista económico, ya que es una región de grandes industrias. Y el resultado ha sido paralizar la nación por los errores iniciales, señala Romagnani.
Sin cortapistas añade que el fallo de la OMS se debe a que «se trata de burócratas, que no tienen experiencia de campo», que nunca han trabajado con virus en los laboratorios ni en situaciones epidemiológicas en otros países. El innmunólogo también alaba la gestión de la epidemia en los países asiáticos como China y Corea del Sur.
Ahora que ya el mundo entero perdió la oportunidad que Véneto sí supo aprovechar de aislar los casos asintomáticos, Romagnani recomienda buscar en los anticuerpos del virus en la sangre. Los anticuerpos permitirían saber en qué punto está la pandemia y de la evolución del virus.
Los anticuerpos son útiles a la hora de producir plasma convaleciente – plasma de quienes ya han tenido el virus- y curar pacientes. Apunta a que podría funcionar como una vacuna pasiva. Pues aún falta mucho para producir una vacuna efectiva, dado que son muchos millones de seres humanos en el mundo y todos querrán su dósis.
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