El confinamiento y la vivencia real de una pandemia: enfermos y fallecidos en entornos próximos, soledades, temores, hacinamiento en pequeños espacios, desencadenó un abanico de alteraciones del estado de ánimo y del comportamiento. Pero antes de la crisis sanitaria, en 2019, casi mil millones de personas en el mundo estaban afectadas por un trastorno mental. La OMS pide con urgencia transformar la salud mental, su abordaje, detección y tratamiento integral. En principio, combatiendo la estigmatización, la discriminación y la violación de los derechos humanos de las personas con trastornos mentales.
La organización precisa que los trastornos mentales son la principal causa de discapacidad. Además, son responsables de uno de cada seis años vividos con discapacidad. Las personas con trastornos mentales graves mueren, en promedio, de diez a veinte años antes que el resto de la población. La mayoría de las veces por enfermedades físicas que se pudieron evitar.
Los abusos sexuales en la infancia y el acoso por intimidación son importantes causas de depresión. Las desigualdades sociales y económicas, las emergencias de salud pública, las guerras y las crisis climáticas se encuentran entre las amenazas estructurales para la salud mental. La depresión y la ansiedad aumentaron más de un 25% en el primer año de la pandemia de COVID-19.
En vista del crecimiento sostenido los padecimientos referidos a la salud mental, la OMS ofrece un plan maestro a los gobiernos, las instituciones académicas, los profesionales de la salud, a la sociedad civil e interesados que deseen ayudar a transformar la asistencia sanitaria a la salud mental.
El trastorno mental en el mundo, peso importante en jóvenes
A la gruesa cifra de casi 1.000 millones de personas con algún padecimiento mental, la OMS resalta que de ese total, el 14 % de los adolescentes vive con un trastorno mental. Además, la pandemia, exacerbó esa condición en niños y adolescentes. El cierre de las escuelas, el miedo al contagio y la muerte junto con el encierro y el distanciamiento social que impedía realizar actividades grupales al aire libre les afectó seriamente la salud mental.
Ese 14% de chicos en el mundo con algún trastorno mental se asocia con maltratos infantiles, abandonos, violaciones y acoso escolar (bullying), que se arrastran hasta la juventud o edad madura y derivan en patologías mayores. Los suicidios representaron más de una de cada 100 muertes en 2019 y el 58% ocurrían antes de los 50 años de edad.
En los últimos meses, varios influencers, youtubers, tiktoker y otros personajes vinculados a la actuación y espectáculo pusieron fin a sus vidas. Cooper Noriega y Lil Bo Weep son dos de los casos recientes. Seguramente estos jóvenes no soportaron el peso de sus millones de seguidores, que les aprobaban o los criticaban. Sus decesos a su vez, tienen un efecto multiplicador en los seguidores.
La depresión está gravemente desatendida hasta en los países de altos ingresos
El informe resalta que la estigmatización y discriminación están presentes en todas las escalas del abordaje y detección en pacientes con trastornos mentales. Las personas más pobres y más desfavorecidas de la sociedad son las que mayores riesgos corren de verse afectadas por mala salud mental. También son las que menos probabilidades tienen de recibir la atención adecuada.
Incluso, antes de la pandemia, solo un pequeño porcentaje de las personas tuvo acceso a una atención eficaz de la salud mental, asequible y de calidad. La cifra es escandalosa, el 71% de las personas con psicosis en el mundo no recibe servicios de salud mental Si bien en los países de ingresos altos el 70% de las personas con psicosis reciben tratamiento, en los países de ingresos bajos solo el 12% de estas personas lo reciben.
En lo que respecta a la depresión, las lagunas en la cobertura de los servicios son amplias en todos los países. Incluso en los de ingresos altos. Solo un tercio de las personas con depresión recibe cuidados de salud mental formales. Además, se estima que el tratamiento contra la depresión mínimamente adecuado oscila desde el 23% en los países de ingresos altos hasta el 3% en los países de ingresos medios y bajos.
Compromiso y decisión para abordar la salud mental
La OMS hace un llamamiento a las partes interesadas a que colaboren en profundizar en el valor y el compromiso atribuidos a la salud mental. Reorganizar los entornos que influyen en la salud mental y reforzar los sistemas en los que se atiende la salud de las personas con algún trastorno mental.
“Todos conocemos a alguien afectado por estos trastornos. La buena salud mental se traduce en buena salud física y este nuevo informe presenta argumentos convincentes para el cambio. Los vínculos indisolubles entre la salud mental y la salud pública, los derechos humanos y el desarrollo socioeconómico pueden arrojar beneficios reales y considerables a las personas, las comunidades y los países . La inversión en salud mental es una inversión en una vida mejor para todos”, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS.
Para atajar los principales desafíos de salud mental durante la próxima década, los 194 países miembros de la OMS suscribieron el Plan de Acción Integral de Salud Mental 2013-2030. Un compromiso para para continuar mejorando la salud mental.
El plan señala tres vías de acción: aumentar inversiones en salud mental e incluir a las personas con problemas mentales en la toma de decisiones; y reformar entornos que influyen en la salud mental, como colegios, servicios sanitarios o entornos naturales.