Por Benito Guerrero
13/02/2018
En esta época del año; a los planes habituales para disfrutar del fin de semana se suman todos los relacionados con la nieve; un aliciente para aprovechar el invierno con las mejores casas rurales a pie de pista. Y entre las opciones; además del esquí y el snowboard, se encuentra un deporte que está ganando adeptos a pasos agigantados: el esquí de montaña.
Perderse entre los bosques y las montañas nevadas mientras se divisa un paisaje espectacular tiene mucho de magia; y por eso este deporte está captando la atención tanto de esquiadores como de senderistas o alpinistas; además de la de todo el que disfrute de la naturaleza en su estado más puro.
Se trata de conocer palmo a palmo los rincones más espectaculares de la montaña; experimentando sensaciones difíciles de obtener en otros entornos. Toda una experiencia que no termina ahí. Tras la jornada; podemos aprovechar para descubrir los pueblos de montaña de los alrededores del lugar donde nos encontremos; que por haber tenido difícil acceso durante siglos suelen tener una marcada personalidad.
Para poder disfrutar de esta propuesta hay decenas de opciones a lo largo y ancho de nuestra geografía. Incluso si queremos poder salir de casa prácticamente con los esquís puestos; contamos con alojamientos con encanto en puntos estratégicos que lo hacen posible.
Descubrir el Valle del Aragón
Una de las estaciones que más ha apoyado el esquí de travesía desde los inicios de esta disciplina es Candanchú; junto al puerto del Somport; a apenas 1 kilómetro de la frontera francesa. En el Valle del Aragón nos esperan; además de paisajes de postal; templos; iglesias; monasterios; castillos y fortalezas que añaden alicientes a la escapada después de la jornada en la montaña.
Muy cerca de la estación; en La Jacetania; se encuentra la pequeña localidad de Aísa. Un pueblo que se levanta a orillas del río Estarrún; uno de los afluentes del río Aragón; de donde no podemos marcharnos sin dar un paseo por sus calles para descubrir su iglesia del siglo XVIII y sus casas de piedra; la mayoría muy bien conservadas. Una de ellas es Casa Caiz, un espacio muy acogedor con tres dormitorios dobles y un confortable salón con vigas vista donde disfrutar de la sobremesa junto a la chimenea.
Explorar el Valle de Arán
Siempre es un placer acercarse al Valle de Arán. Y si podemos explorarlo sin prisa en varias buenas jornadas de esquí de montaña, mejor aún. Con cimas de más 2000 metros y nieve siempre a la vista, las panorámicas que podemos obtener desde sus montañas obligan a no dejar la cámara en casa. Además, la espléndida gastronomía del valle y sus pueblos, que tienen como protagonistas la pizarra, la piedra y la madera, suponen la excusa perfecta para alargar la estancia.
Uno de esos pueblos que no podemos saltarnos es Salardú, ubicado a a 1268 metros de altitud. Rodeado por el río Garona y el río Unhola, pasear por sus empinadas calles mientras descubrimos sus fuentes y abrevaderos para el ganado hasta llegar a la iglesia de San Andrés, la plaza y los restos del antiguo “Portal de Pallars” del siglo XIII es un verdadero placer. En esta localidad se encuentra la Casa Major Dera Val, un lugar perfecto para disfrutar de la vida de montaña con la ventaja de contar con todas las comodidades. Solo las vistas que tenemos desde esta casa ya merecen la estancia.
Acercarse al mítico puerto de Pajares
En la asturiana estación de Valgrande Pajares también han dedicado un espacio al esquí de travesía para que los aficionados a esta disciplina puedan disfrutar de las montañas bajo las lomas del mítico puerto de Pajares y a la sombra del Cueto Negro, el Cellón y Las Tres Marías. Una estación con más de seis décadas a sus espaldas que fue uno de los primeros referentes en esquí nórdico. Aunque no es el único atractivo de la zona. Otro incentivo es que quienes quieran conocer los pueblos de montaña más auténticos del sur asturiano y el norte leonés están en el emplazamiento perfecto.
A menos de 10 kilómetros de la estación de Valgrande se encuentra la pequeña localidad leonesa de Camplongo de Arbas, uno de esos pueblos con marcada personalidad perfecto para desconectar de la vida urbana. Situado sobre el cauce del río Camplongo, un afluente del Bernesga, una veintena de habitantes mantiene vivo este pueblo donde se conservan varias casas blasonadas además de la iglesia, que merece una visita.
Es aquí donde se encuentra la casa rural Peñalaza, un confortable alojamiento totalmente restaurado para seis personas que cuenta con parque infantil y todas las comodidades. Si aún quedan ganas de caminar tras la jornada de esquí, desde la misma casa se pueden realizar varias rutas de senderismo hasta cumbres emblemáticas muy cercanas como Peñalaza, Brañacaballo o Tres Marías.
Conocer la estación turolense de Valdelinares
En pleno corazón de la sierra de Teruel, a 2.000 metros de altura, la estación de Valdelinares también ofrece una buena oportunidad para recorrer la montaña y disfrutar de unos estupendos paisajes en un entorno como de cuento. Se encuentra en la comarca Gúdar-Javalambre, a unos 70 km de la capital de la provincia, y también aquí tenemos muchas posibilidades tras agotar la jornada deportiva. Quienes quieran seguir estirando las piernas tienen nada menos que 500 kilómetros de senderos señalizados en la sierra de Gúdar. Y para los que prefieran conocer los pueblos de la zona pueden empezar por Valdelinares, una villa de unos 120 habitantes asentada sobre una ladera coronada por su cementerio y con un frondoso pinar de fondo que da color al frente del valle.
A poco más de 10 kilómetros se encuentra Linares de Mora, con un casco urbano que fue declarado Conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural. Callejear por esta original localidad para llegar a la Iglesia de la Inmaculada, con su torre campanario, es una buena opción. En la población turolense también de Fuentes de Rubielos se encuentra la Masía Los Toranes, una vivienda restaurada en la que se han empleado materiales propios del terreno y se han seguido técnicas de bio-construcción, con la filosofía clara de trabajar respetando el medio ambiente.
Llegar a la cumbre de la Sierra de la Demanda
Ubicada en las laderas del Monte «San Lorenzo», cumbre de la Sierra de la Demanda, la estación riojana de Valzdezcaray es un pequeño paraíso para los aficionados al esquí de montaña. Y además está rodeada de localidades con una larga lista de atractivos como Ezcaray, Santo Domingo de la Calzada o San Millán de la Cogolla, tres paradas obligadas si nos acercamos a la cumbre de la Sierra de la Demanda.
En el valle del Oja; muy cerca de la estación, se encuentra Santurdejo, otra localidad con encanto en medio de un bosque de pinos; hayas y robles cuya protagonista es la iglesia barroca de San Jorge. Allí podemos descansar en los alojamientos rurales de Aransay; dos casas totalmente restauradas con tres habitaciones cada una donde desconectar disfrutando de las montañas riojanas.