«Es hora de poner las cartas boca arriba. Hasta aquí hemos llegado». Esta afirmación contundente de Pablo Casado ha sorprendido a propios y extraños. El líder del Partido Popular, dubitativo hasta ahora, ha aprovechado la moción de censura presentada por VOX para poner pie en pared contra la extrema derecha, y marcar un punto de inflexión que muchos esperaban fuera y dentro de su partido.
La moción de censura fracasada de Santiago Abascal ha servido, por lo menos, para que vuelva cierta templanza al Congreso. El tablero político parece haberse recompuesto, y el PP ha vuelto al centro derecha, de donde nunca tenía que haber salido, para seguir homologándose a cualquier partido europeo.
Los dos días de debate en el Congreso han permitido visualizar la imagen de una extrema derecha patética y preocupante; en la que los argumentos siguen siendo los mismos: eurófobos, xenófobos, racistas y machistas.
Su líder, Abascal, muy flojo en la réplica, ha mostrado una febril talla política, pero ha dejado plasmado nítidamente lo que es la antipolítica.
La extrema derecha no tiene cabida en la mayoría de lo países de Europa y España no puede ser una excepción. Pero debemos ser conscientes de que están ahí, y que su discurso populista sigue siendo permeable en muchos sectores de la sociedad.
Debemos estar en alerta.
En la situación de grave crisis de pandemia –económica, social e institucional– que vivimos, no nos queda otra alternativa que la de los acuerdos y los pactos de Estado. La transversalidad debe imponerse más que nunca.
Lo veremos en las próximas semanas. Tanto el presidente del Gobierno como, ahora, el indiscutible líder de la oposición tendrán la oportunidad de demostrar su talante y predisposición. La prueba de fuego no puede esperar más tiempo. Hay que pasar del discurso a los hechos Es lo que espera la inmensa mayoría de la ciudadanía. Pedro Sánchez ha vuelto a tender la mano, veremos si Pablo Casado recoge el guante.
Entradas anteriores:
- “Hooliganismo” político
- ¡Vamos a peor!
- Una extraña nueva normalidad
- Fumata blanca en Bruselas
- Gana Feijoo se consolida Urkullu
- Reconstrucción y recuperación
- Abuelos abandonados
- !Basta ya, así no!
- «Por fin, buenas noticias»
- «Tormenta perfecta»
- «Confinados o confiados»
- «En el fango político»
- «Nueva normalidad»
- La Unión Europea se la juega
- Política de mascarilla
- De la soberbia a la humildad
- Nada va a ser igual
- Contra el coronavirus responsabilidad ciudadana
- No caigamos en la histeria
- Tragedia en Zaldibar
- Eutanasia, esta vez sí
- Reencuentro Sánchez y Torra
- Desliz con Juan Guaidó
- Legislatura embarrada
- Desarmen el lenguaje
- Valiente y arriesgado
- Las doce campanadas sin gobierno en España
- Good Bye Europa
- Calentamiento global. Hay que enfriar el planeta
- Habrá gobierno para Nochebuena
- Campo de minas el acuerdo electoral PSOE-Podemos
- Un pan como unas tortas
- Debate electoral sin fu ni fa
- “Estaba muerto pero mal enterrado”
- Tsunami o volcán
- Cataluña y Quim Torra entran en campaña
- Insomnio político
- “Poneos de acuerdo, por favor”
- Ni imponer ni impedir
- Coalición o colisión
- Todos somos Open Arms
- Un fracaso incomprensible
- Iglesias debe ceder
- Ciudadanos, sin rumbo
- España en funciones
- Órdagos sí, pactos no
- Gana Casado, pierde Rivera
- Que no nos engañen
- Pactos y vetos
- A gobernar
- Voten por Europa
- Partido de Vuelta
- El milagro Sánchez
- Debates obligatorios
- Desarmar la palabra
- ETA entra en campaña
- Fichajes y adhesiones
- Política quebrada
- Maduro o Guaidó
- El órdago de Vox
- La mochila de Vox
- La prueba del algodón
- Arde París, Macron se quema
- Seísmo electoral en Andalucía
- “Golpista”, “fascista” y escupitajo
- Un supremo escándalo
- A vueltas con los restos de Franco
- Más que unos presupuestos
- Ultimátum interruptus
- Cloacas y podredumbre
- Los cien días
- Una Diada triste
- Una rentrée endiablada
- Por fin
- Dejen a las víctimas en paz
- Que nadie utilice la inmigración
- Casado, pata negra
- “Les bleus” multicolor
- Hartazgo informativo y político
- No damos la talla
Lea también: