Soplan vientos de cambio en el modelo constructivo español, el puerto de Fonsalía marca un antes y un después en la ingeniería civil española. Un nuevo modelo marcado por la Agenda 2030 y los objetivos de desarrollo sostenible que persigue preservar los recursos naturales de España, el país que posee la mayor biodiversidad de Europa.
En 2021, a raíz de la inminente construcción del macropuerto de Fonsalía, Carlos Mallo Molina, CEO y fundador de Innoceana, como parte de la Plataforma Salvar Fonsalía defendió informes técnicos que ofrecían alternativas reales a la construcción de este puerto. En estos informes también señala que su construcción no sería una solución a la movilidad y pondría en riesgo una de las reservas marinas más importantes de Europa, la ZEC Teno-Rasca.
Tras ganar un premio de innovación en la construcción en Reino Unido, Mallo Molina lo cambió su vida por empezar esta aventura llamada Innoceana. Buceador profesional, instructor de conservación, ingeniero de caminos y ambientólogo. Carlos es el corazón de Innoceana.
Se piensa que los bosques terrestres son los ecosistemas que más oxígeno aportan, pero los océanos ocupan la mayor superficie del planeta y albergan mayor biodiversidad. ¿Es posible que respiremos gracias a los océanos?
Se ha calculado que el océano produce más de la mitad del oxígeno que respiramos. Sin embargo, el ser humano es un ser terrestre, y el océano se nos antoja como un entorno hostil y lejano. Si un bosque protegido desaparece por la construcción de un hotel, la noticia daría la vuelta al mundo. En cambio, si un arrecife de coral desaparece por la misma razón, probablemente nunca nadie lo sepa. El océano es una enorme alfombra que tapa infinidad de maravillas en gran parte desconocidas.
La ONG que usted fundó tiene como objetivo empoderar a las comunidades locales creando una red global de centros de conservación y educación marina que protejan el mar para futuras generaciones. ¿Cómo llevan a cabo esta concienciación social?
Nuestra misión es conectar a las personas con el océano. Las comunidades locales son nuestros principales aliados. Si somos capaces de que se enamoren de sus fondos marinos, habremos conseguido una protección real y a “pie de campo” que asegurará que la costa no sea destruida.
Las nuevas tecnologías nos brindan la posibilidad de llevar a las comunidades a conocer los fondos marinos mediante buceo autónomo. Las personas que no pueden acompañarnos al agua, les llevamos el océano a sus dispositivos interactivos (móviles, ordenadores, tablets) mediante cuentos interactivos sobre el océano, recorridos en realidad virtual, documentales…
Como ingeniero, usted trabajó en las obras de acondicionamiento para el puerto tinerfeño de Fonsalía y ahora lidera una organización conservacionista con impacto global. ¿Cómo se produjo esta conversión?
En el año 2014 tuve la gran oportunidad de trabajar como ingeniero de caminos en la construcción de la autopista TF-1 en Tenerife, con un equipo maravilloso de trabajo. Este tramo de carretera incluía un ramal de 5 kilómetros que serviría de conexión para el futuro Puerto de Fonsalía.
Trabajar en un entorno como Guía de Isora me dio la oportunidad de aprovechar mi tiempo libre para bucear por los fondos marinos de las zonas que rodean el futuro puerto. Creo que esta experiencia cambió el rumbo de mi vida y sembró en mi mente el germen que me movería cuatro años después a fundar Innoceana.
Salvar Fonsalía. La construcción del puerto de Fonsalía en Tenerife fue paralizada hace cinco meses por los grupos políticos de Canarias. La decisión fue aplaudida por las organizaciones conservacionistas que habían creado la plataforma Salvar Fonsalía. Reunieron más de 400.000 firmas en contra de la construcción de un puerto que responde a un modelo de crecimiento que ha tenido grandes impactos en los fondos marinos de las Islas Canarias.
Intenta convencer a sus colegas ingenieros de Caminos para que se involucren en la conservación marina. ¿Le hacen caso?
Actualmente soy ingeniero colegiado del Colegio de Ingenieros de Caminos de Tenerife. Además, sigo teniendo una conexión directa con mi universidad, la Politécnica de Madrid. En el caso de Tenerife hemos llevado a cabo charlas en el Colegio y tengo relación estrecha con algunas personas que forman parte del mismo. Con la universidad (UPM), y por medio de Innoceana, conseguimos firmar un convenio de colaboración de la mano de Rafael Molina, profesor titular de la escuela de Caminos de Madrid. Por medio de este convenio, planteamos proyectos de conservación marina e ingeniería que sirven como temática de trabajo para los proyectos de fin de carrera de los futuros ingenieros de Madrid, enmarcando siempre estos proyectos dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
En definitiva, sí nos hacen bastante caso. Verdaderamente creo que la conservación marina debería estar presente en la formación de los ICCP, y en ello estamos trabajando.
¿Es factible la denominada solución cero, es decir, la construcción más respetuosa es la que no se hace en un país con 8.000 kilómetros de costa?
Creo firmemente en la solución cero. Vivimos en un modelo económico al servicio de la producción, nos han convencido de que producir es la mejor manera de vivir, una economía al servicio del capital donde la industria solo funciona cuando se compra y se vende.
ESPECIES PROTEGIDAS. Innoceana lleva cuatro años estudiando los fondos marinos de los alrededores de Fonsalía en Guía de Isora. Descubriendo y luchando por proteger la inmensa biodiversidad submarina que el suroeste de Tenerife esconde: un reducto de los ecosistemas marinos más ricos de Canarias, el sebadal o pasto marino. Hoy, el lugar ha sido consagrado internacionalmente como santuario de ballenas (World Heritage Site), lugar de esperanza marino (Hope Spot-Mission Blue), y es considerado uno de los lugares de biodiversidad marina más importante de Europa, además del segundo reclamo turístico de Tenerife, por ser el mejor lugar para el avistamiento de cetáceos.
Hemos llegado al extremo de este modelo con una sociedad del “usar y tirar”. Algo parecido pasa con la industria de la construcción: el modelo está basado en construcción nueva, nuevos proyectos y cuanto más grandes mejor.
La realidad es que hoy día sabemos que este sistema no es sostenible, y un sistema no sostenible tiende al colapso del mismo sistema y de nuestros recursos. En España tenemos estructuras de obra marítima cada 3 kilómetros de costa, esto es algo que ni la costa ni los ecosistemas marinos pueden soportar.
Usted cree incluso que es necesario comenzar a desmantelar estructuras inservibles. ¿Cómo se puede implementar este planteamiento en un país donde resulta prácticamente imposible demoler atentados medioambientales tan evidentes como el hotel El Algarrobico, en el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar?
Ya mis profesores de ingeniería marítima durante la carrera (año 2006) nos decían que a nuestra generación nos iba a tocar “desmantelar obras”, la realidad ha ido más allá, ahora nos toca renaturalizar la costa.
Cada proyecto de construcción tiene un proyecto de desmantelamiento, un proyecto que planta las bases de cómo la estructura en cuestión, una vez superada su vida útil, debe de ser desmantelada. El problema es que en muchos casos es más económico abandonarlas que desmantelarlas o reutilizarlas. Creo que se podría utilizar el ejemplo de la ropa, vivimos en el modelo de usar y tirar y pocas personas le dan un segundo uso a la ropa.
El problema es que una estructura civil no puede tirarse a la basura su equivalente es abandonarla. Afortunadamente se habla hoy mucho de transición ecológica y de renaturalizar. En el caso de renaturalizar la costa, el primer paso sería desmantelar estructuras para trabajar en recuperar los ecosistemas que teníamos hace 40 años.
Repoblación de algas marinas, control de la pesca… ¿De qué formar regenerar los ecosistemas marinos?
El primer paso para conseguir regenerar los ecosistemas marinos es mitigar las presiones antropogénicas que existen sobre ellos: vertidos de aguas residuales, zonas masificadas de embarcaciones, turismo irresponsable, alteración de la costa por construcción o sobrepesca son algunas de las actividades que no permiten a los ecosistemas marinos regenerarse.
Si conseguimos frenar dichas presiones, los ecosistemas marinos tienen una gran resiliencia y por ellos mismos comenzarían a recuperarse paulatinamente. No obstante, existen técnicas de restauración de ecosistemas ingenieros (pasto marino, bosques de kelp, arrecifes de coral…) que con buena planificación e implementación pueden acelerar el proceso de “renaturalización”.
En las praderas de los fondos marinos y los arrecifes de coral se produce la fotosíntesis. ¿Cómo impulsar la acción de los sumideros de carbono azul?
Si logramos mitigar la presión humana sobre los ecosistemas costeros, impulsaremos de manera significativa la acción de los sumideros de carbono. Existe un claro ejemplo de cómo impulsar esta acción con las praderas marinas, una solución económica y extremadamente eficiente. Si conseguimos instalar fondeos para barcos o como se les denomina hoy “anclajes ecológicos” en los lugares donde tenemos praderas marinas, reduciremos drásticamente el ritmo de degradación de estos ecosistemas.
La mayoría de los residuos plásticos solo se degradan con la exposición a la luz solar y por la acción de bacterias. ¿Constituyen los nanoplásticos y microplásticos la amenaza más acuciante?
Hace pocos días se publicó una noticia que exponía que se habían encontrado plásticos en la sangre humana. La amenaza es real y no es ajena a los humanos. Hoy en día todavía ni conocemos las consecuencias que este plástico en la sangre va a tener sobre nuestra salud en los próximos años.
Existen otros ejemplos de esta realidad. Hace un año, conversando con profesores de la Universidad Nacional de Costa Rica, me dijeron que, tras analizar langostas en la Isla del Coco, habían encontrado microplásticos en todas ellas. La Isla del Coco se encuentra literalmente en el medio del océano Pacífico, Un lugar que creíamos prístino, pero que quizás ya no lo sea tanto.
Innoceana identifica las olas de calor marinas como uno de los fenómenos más peligrosos, un calentamiento anómalo de la temperatura del mar que puede subir hasta cuatro grados. ¿Cómo mitigar sus efectos en los ecosistemas?
Los cambios bruscos en las condiciones de la calidad del agua del mar (temperatura, PH, salinidad, nutrientes…) tienen consecuencias sobre los ecosistemas marinos. La temperatura afecta de manera significativa, por ejemplo, a los arrecifes de coral. Una diferencia de 3 grados Celsius puede significar la pérdida casi completa de un arrecife.
Estas singularidades en la temperatura del agua que se denominan “olas de calor” vienen ocasionadas por el cambio climático. Se están dando procesos extremos que en ocasiones acaban con especies y ecosistemas. En mi opinión, la única solución real para mitigar este problema es cambiar completamente nuestro sistema productivo y social.
Si el fondo del mar no está sano, nuestro futuro está comprometido. ¿En qué consiste la investigación ‘El suelo de cristal’ llevada a cabo por Innoceana en Costa Rica?
El proyecto “El Suelo de Cristal” hace referencia a la “Bola de Cristal” que las videntes usan y con la que adivinan el futuro de las personas. Para nosotros, el océano es esa pantalla o suelo de cristal a la que podemos asomarnos para conocer nuestro futuro. Si el fondo del mar no está sano, nuestro futuro tampoco.
En Costa Rica este proyecto va más allá y se ha convertido en un proyecto que fusiona la ingeniería con la biología. Creamos modelos 3D a partir de fotos del arrecife de coral que sacamos en distintos ángulos. Estos modelos tridimensionales nos sirven de línea base para entender cómo evoluciona la salud del arrecife de coral. Por ahora, hemos realizado esta investigación en la Isla del Caño y en la Isla del Coco, ambas en el Pacífico costarricense.
¿Qué otros proyectos se están llevando a cabo?
En Innoceana tenemos cuatro líneas de proyectos: investigación, educación, storytelling y participación. Acabamos de terminar la memoria de actividades de los últimos años, donde recogemos todos los proyectos que hemos llevado a cabo.
El mejor residuo es el que no existe. ¿Qué hay que hacer para que la basura que generamos no acabe en el mar?
Para empezar, ser conscientes de lo que usamos o los residuos que se generan de manera indirecta por nuestras acciones. Sin duda, hay algunos residuos como los plásticos de un solo uso que han sido y son un gran problema para el océano. La solución pasa por dejar de usarlos en la medida de lo posible, y si no queda otra opción, al menos intentar asegurarnos de que su gestión posterior es eficiente.