La humanidad busca respuestas a desafíos como el cambio climático, la escasez de recursos o la contaminación de los mares. Mediante la investigación más innovadora, BASF aporta soluciones desde el sector químico, una industria fundamental para la transición verde hacia la sostenibilidad, la descarbonización y la circularidad. El gigante químico alemán BASF tiene presencia en España desde hace 56 años.
Actualmente, más de 2.000 empleados trabajan en los distintos centros de todo el país. Opera a través de seis empresas y una joint venture (SONATRACH) con una estructura organizada centralmente en seis segmentos que cubren todo el campo de actividad económica. Las empresas del Grupo BASF en España suministran productos a la mayoría de las industrias nacionales y exportan al resto del mundo. Dispone de un hub internacional digital (BASF Digital Solutions) en Madrid. Esta empresa cataliza la transformación digital de BASF a nivel global y desarrolla soluciones innovadoras de TI. Está previsto que este año abra un nuevo hub internacional que tendrá sedes en Tarragona y Madrid. BASF cerró el ejercicio de 2022 con una facturación de 1.562 millones de euros en España, un 16% más que en 2021.
Dentro del marco regional europeo, las empresas del Grupo BASF en España y Portugal forman parte del denominado Country Cluster Iberia, responsable de las actividades comerciales, productivas, de infraestructuras y de servicios de BASF en la península ibérica. Su máximo órgano directivo es el Country Management Team Iberia, liderado por Carles Navarro desde marzo de 2016. Asimismo, dirige las diferentes empresas del Grupo en España y Portugal, así como las funciones transversales de apoyo al negocio, que incluyen Recursos Humanos, Finanzas, Legal y Comunicación.
Además, es responsable de la implementación de la estrategia global de la compañía y de su adaptación al marco local. Su trayectoria profesional ha estado ligada a BASF desde 1989. Entre 2004 y 2009 fue director general de la filial Elastogran en Turquía. A continuación, ejerció como director Comercial con responsabilidad para España y Portugal hasta 2013, fecha en la que asumió la presidencia de BASF Canadá.
BASF respondes desde la química a los enormes retos que afrontamos como sociedad: proteger más y mejor el clima, hacer un uso adecuado de los recursos limitados, así como proveer de comida, energía y agua limpia a una población mundial que crece exponencialmente.
Afirma que, si queremos que el planeta sea más sostenible, la química es esencial. ¿Por qué sin química segura, innovadora y circular no hay futuro sostenible?
La ciencia, en general, y la química, en concreto, son imprescindibles para afrontar con garantía de éxito la transición que queremos hacer. Sin una revolución tecnológica será imposible descarbonizar la economía o circularizar sus recursos. Y sin estos dos elementos, el futuro no puede ser sostenible. Investigar e innovar en técnicas que eliminen el CO2 o que conviertan los residuos en recursos son tareas que competen, entre otros actores, a la química. Imaginad un detergente que nos permite capturar los microplásticos en el lavado, una zapatilla hecha con un material que se recicla 100% y se puede convertir otra vez en zapatilla o un vehículo eléctrico con una batería reciclada y una autonomía de 600 kilómetros. Todos estos son proyectos reales en los que estamos trabajando o que ya hemos sacado al mercado.
La industria química está comprometida con la descarbonización, pero depende de los combustibles fósiles. ¿Es la captura de CO2 la innovación más sostenible?
Nuestro compromiso con la neutralidad climática es total. A menudo, nos fijamos en el concepto descarbonización, pero creo que sería apropiado ir un paso más allá y hablar de desfosilización, es decir, desvincular nuestra actividad del uso de los recursos fósiles. Y es en eso en lo que estamos trabajando. La industria química, para alcanzar el NetZero, deberá pasar por un proceso de electrificación severa que le permita abandonar el uso del gas y hacerlo siempre con electricidad verde.
QUÍMICA Y FUTURO. En BASF, se crea química para un futuro sostenible, combinando el éxito económico con la responsabilidad social y la protección del medio ambiente. El Grupo BASF cuenta con más de 111.000 colaboradores que contribuyen al éxito de sus clientes en casi todos los sectores y países del mundo. Su cartera está organizada en seis segmentos: Productos Químicos, Materiales, Soluciones Industriales, Tecnologías de Superficie, Nutrición & Cuidado y Soluciones Agrícolas. BASF generó ventas por valor de 87.300 millones de euros en 2022. Sus acciones se cotizan en la bolsa de Fráncfort (BAS) y en recibos de depósito americanos (BASFY) en Estados Unidos.
¿Logrará BASF alcanzar el NetZero en 2050? ¿Cuánto le va a costar?
Por supuesto, es nuestro objetivo y tenemos una hoja de ruta clara para alcanzarlo. La empresa ha iniciado una inversión de 4.000 millones de euros hasta 2030 para sentar las bases de esta transformación. Combinamos la compra de energía verde con la fabricación propia de la misma.
Sin ir más lejos, BASF está participando en la construcción de dos parques eólicos marinos en las costas noruegas y holandesas que generarán una potencia de 3,5GW y subministrarán energía verde a nuestros centros de Amberes y Ludwigshafen, los dos más grandes de Europa. Por otro lado, en España, ocho de los nueve centros productivos que tenemos ya funcionan 100% con energía eléctrica de origen renovable gracias a un acuerdo con la empresa energética Engie.
En la agricultura del futuro, la I+D+i tiene un papel fundamental. Desde hace medio siglo BASF cuenta con Utrera, una estación experimental agrícola donde transforman la investigación básica en soluciones. ¿Cómo conseguir que los campos y cultivos sean más sanos, productivos y sostenibles?
Estamos intensificando la inversión en innovaciones relacionadas con semillas, productos para la protección de cultivos y servicios digitales con el objetivo de ofrecer soluciones agrícolas más sostenibles. Estas soluciones están diseñadas para beneficiar a los agricultores, al medio ambiente y a la sociedad en general.
Utrera es una pieza clave y un orgullo para nuestro país, pues representa un enclave estratégico para la compañía a la hora de desarrollar esta agricultura del presente y del futuro, comprometida con el agricultor, el consumidor y con el planeta.
Un sector que aporta casi el 14% del PIB y lidera la exportación en España, ¿cómo aborda la crisis económica y energética frente a lo que se ha denominado el tsunami regulatorio de la taxonomía verde europea? ¿Perderá competitividad?
Nos encontramos en un momento importante, tanto para España como para Europa. En BASF estamos totalmente comprometidos con el objetivo NetZero para 2050. Y como compañía europeísta que somos, estamos orgullosos de que sea Europa quien lidera este cambio. Pero no escondemos el miedo a que un ritmo inadecuado, una regulación complicada y una política industrial contradictoria pueda comprometer, como decía antes, el planeta y nuestra competitividad como continente. Sin química no hay futuro sostenible. Sin química no hay Pacto Verde europeo.
Tenemos la ciencia para repensar los procesos y los productos que permitirán a la sociedad desvincular el crecimiento del uso de recursos fósiles, que circularizarán la economía, que harán un futuro sin tóxicos. Pero para ello necesitamos cuidar las infraestructuras, la plataforma. Necesitamos un entorno legislativo que reduzca los costes de estos productos más sostenibles y que estimule su demanda. Necesitamos un entorno estable, que sea neutral tecnológicamente y que permita a las empresas invertir y apostar con la seguridad necesaria para mirar al corto, al medio y, sobre todo, al largo plazo.
¿Cuál es la contribución del sector químico para acelerar en el ámbito de las energías renovables, gases como el hidrógeno y sistemas de almacenamiento energético?
Como decía antes, es la ciencia. La química está investigando para hacer posible el acceso a las energías renovables y su almacenamiento. Se trata de poner todo el conocimiento al servicio del reto. Poner nuestra investigación a trabajar para dar una respuesta a la sociedad y al planeta.
La química investiga qué materiales serán mejores para usar en la generación de renovables, qué distintos procesos pueden usar hidrógeno renovable –que va más allá del verde, que es del que hablamos habitualmente– o cómo, una vez creada, se podrá almacenar esta energía renovable con el fin de garantizar fuentes cuantiosas, estables y competitivas. Porque esta será la base del consumo futuro, y será la herramienta para atraer inversiones industriales a un país. Sin esta energía verde, cuantiosa, estable y competitiva, no va a haber inversiones.
¿Cómo avanza el reciclaje químico del plástico? ¿De qué forma aborda BASF uno de los retos más importantes de la sostenibilidad?
Para alcanzar los objetivos de reciclaje y poder avanzar de verdad hacia una economía circularizada, el reciclaje químico va a desempeñar un rol esencial. El reciclado químico nos permite convertir en materia prima de calidad virgen aquellos residuos plásticos que ahora terminan en vertedero o en valorización energética, es decir, en una incineradora. Gracias al reciclado químico estamos dando salida a residuos plásticos que no la tenían a la vez que evitamos el uso de recursos fósiles para iniciar nuevas cadenas de valor.
Significa convertir residuos de plástico, como neumáticos usados, en materia prima que volverá al mercado en formas muy variadas. El Grupo Antolin, por ejemplo, comercializa un techo solar de automóvil hecho con plásticos reciclados químicamente. La combinación de estas tecnologías, el reciclaje mecánico, el químico y el biológico es imprescindible para pasar de la economía lineal a la circular.
HUELLA DE CARBONO. BASF ha lanzado una nueva aplicación digital diseñada para ayudar a los clientes a obtener una mejor visión general del estado de sostenibilidad de la cartera de productos que adquieren a la compañía. También ayuda a los clientes a identificar las mejores soluciones del Grupo para alcanzar sus objetivos de sostenibilidad con respecto a la reducción de CO2 o el uso de materias primas renovables. La aplicación MyCarbonFootprint contiene datos sobre una selección de más de 700 productos de gran volumen de BASF.
Con la ayuda de MyCarbonFootprint, los clientes pueden determinar cómo los ajustes en su cartera de compras afectan su estado de sostenibilidad en términos de emisiones de CO2 y el uso de materias primas renovables. Por ejemplo, la app calcula la reducción potencial de las emisiones de CO2 cuando se selecciona una variante de producto con una huella de carbono más baja en lugar del producto comprado anteriormente. MyCarbonFootprint también muestra a los clientes de BASF varias alternativas para aumentar la proporción de materias primas renovables en la cadena de valor eligiendo una variante de producto adecuada.
BASF podría convertir millones de inmuebles antiguos en España en viviendas energéticamente eficientes y, además, generar beneficios en las comunidades locales. ¿Cómo se haría? ¿Es viable esta medida?
Muchas veces ponemos el foco de la eficiencia energética de la construcción en la nueva vivienda, pero esta representa un porcentaje pequeño del total. Invirtiendo en una rehabilitación con buenos aislantes, por ejemplo, con los que ofrece el producto de Thermabead podemos aislar edificios y catapultarlos hacia una eficiencia energética superior y compatible con la transición que estamos viviendo. El reto es mayúsculo y las soluciones tienen que abordar la totalidad del problema. Sólo así haremos el cambio necesario dentro de tiempo, y el tiempo es el recurso más escaso que tenemos.
El Círculo de Impacto B es la comunidad de líderes empresariales con propósito que están transformando el modelo empresarial en uno más sostenible e inclusivo. ¿Cómo hay que cambiar el rumbo de las empresas y vencer al statu quo? ¿El concepto de impacto positivo no entraña una aparente contradicción?
No es ninguna contradicción. Las empresas somos parte de la sociedad y, en nuestro propósito, en nuestra razón de ser, debe residir el impacto que queremos tener en el mundo. Durante años hemos aceptado que la única responsabilidad de las empresas era generar valor para los accionistas. Los accionistas son un grupo de interés muy importante para las empresas, pero no el único. Debemos generar valor para el resto, para la sociedad en su conjunto. Prosperidad, personas y planeta.
¿Qué implica pasar del valor para el accionista a la prosperidad compartida? ¿Es posible combinar el éxito económico con la responsabilidad social y el medioambiente?
Claro, como decía, se trata de mirar más allá del accionista sin olvidarnos de él. Las empresas deben generar valor económico porque sin resultados positivos de la actividad no podemos invertir en investigación y desarrollo, en innovación o en nuevos activos productivos. Pero una parte del beneficio económico debe revertirse a la sociedad. Los accionistas nos prestan su dinero; el planeta y la sociedad, todo lo demás.