Por Iñigo Aduriz
04/12/2016
«Nunca hay que perder la esperanza porque el desánimo sin más no ayuda». Con estas palabras, el recientemente nombrado cardenal venezolano Baltazar Porras aseguraba durante una conversación con Cambio16, que aún hay salida para el conflicto que vive Venezuela y las fuertes discrepancias que existen entre el Gobierno del país y la oposición, que han llevado al fin de las negociaciones emprendidas por ambos agentes desde finales de octubre.
Preocupado por la mediación que están ejerciendo el Vaticano y la Iglesia Católica en la crisis venezolana Porras considera, no obstante, que «en este caso, quien tiene que ceder más es quien tiene la sartén por el mango, quien ejerce el poder desde el Gobierno y quien teniendo todos los poderes públicos en su mano demuestra el desconocimiento de la Constitución, de la Asamblea Nacional o de procedimientos legítimos como el revocatorio«. Se refería así al Ejecutivo que preside Nicolás Maduro.
En una entrevista que esta revista publicará próximamente de forma íntegra, el cardenal aborda el papel de la Iglesia en Venezuela e insiste en que «entrar en medio de una situación de conflicto a buscar rendijas que permitan vislumbrar algo mejor es un trabajo arduo, traicionero, que genera indudablemente tensiones que sí van poniendo en evidencia lo que hacen cada una de las partes».
Baltazar Porras apunta a que «la quiebra de lo institucional y el manejo y manipulación de la verdad han traído consigo una pérdida enorme de la credibilidad» en Venezuela, «no sólo hacia el régimen sino también hacia todas las instituciones del país, quizá con la excepción de la Iglesia Católica». Por eso considera que a la «inmensa mayoría de la población» le genera dudas «sobre si puede ser cierto» que se pueda dar un nuevo diálogo que desbloquee la situación.
Al borde de la explosión social
En cuanto a las razones que han provocado la ruptura de dicho acercamiento, el cardenal considera que «lamentablemente no se ha dado la exigencia de la Santa Sede de que hubiera una agenda muy concreta» encima de la mesa de las conversaciones. «Esto agrava mucho más la situación porque hay cosas que no pueden esperar». Entre ellas cita «la situación de falta de alimentos y medicinas», o el crecimiento de la violencia, que son problemas que no se pueden «alargar» ya que, a su juicio, «lo que traerán es una pérdida mayor de la calidad de vida del venezolano», lo que puede llegar a generar «una explosión social».
Porras recalca que eso no significa que se vaya a dar una «guerra civil» en Venezuela, «porque para que haya una guerra es necesario que haya dos bandos armados y no es el caso». «Hay que pasar siempre por una negociación», prosigue, «porque cualquier otra alternativa supondría una solución de violencia que llevaría a abrir más heridas, a que hubiera más muertes y no sería nunca una solución efectiva». En su opinión, «machacar con que haya que buscar una solución pacífica dentro del marco constitucional» constituye «la gran arma que evidencia ante el mundo dónde estamos».