Por Andrés Tovar
11/04/2018
La detención del negociador de las Farc «Jesús Santrich» se ha convertido en la prueba de fuego del no poco intrincado proceso de paz colombiano. El ex comandante guerrillero fue uno de los negociadores en sus conversaciones de paz con el gobierno de La Habana. Fue capturado en un allanamiento en Bogotá. Y ahora deberá responder a la solicitud de la Embajada de Estados Unidos en Colombia por delitos relacionados con narcotráfico.
La Fiscalía colombiana reveló que tanto ese organismo como la justicia de EEUU tienen en su poder centenares de horas de grabación. Asimismo, interceptaciones telefónicas, videos y fotografías. Todas demostrarían la responsabilidad del negociador de las Farc en medio de un acuerdo para exportar 10 toneladas de cocaína al cartel mexicano de Sinaloa. Por consiguiente, trastocan todas las garantías jurídicas que el Estado colombiano les ofreció a los miembros de esa guerrilla. Garantías sujetas a cambio de que entregaran las armas y se reintegraran a la vida civil.
Tensos intercambios
La detención del negociador de las Farc han tensado el intercambio verbal entre gobierno y exguerrilla. Juan Manuel Santos, dijo que no dudaría en firmar la orden de extradición de Sántrich si hubiera pruebas irrefutables de su culpabilidad. Y fue enfático en insistir en que los crímenes cometidos después de la firma del acuerdo de paz no están cubiertos por sus términos. Cabe destacar que Santrich se había establecido para entrar al Congreso en julio. El negociador de las Farc es uno de los diez escaños del grupo bajo los términos del acuerdo.
Del lado de las Farc también reaccionarios. Aseguran que la detención de Sántrich es parte de «un plan orquestado por el gobierno de EEUU en conjunto con la Fiscalía colombiana». Y que dicho plan «amenaza con el proceso de paz».
El negociador de las Farc a EEUU
El negociador de las Farc se enfrenta a una extradición a Estados Unidos por conspiración para el tráfico, precisó elel fiscal general colombiano Néstor Humberto Martínez tras su captura. Santrich es buscado por el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos del Distrito Sur de Nueva York. Por ende, se enfrenta a una posible cadena perpetua, según documentos enviados por la presidencia.
En las últimas horas, la polémica en Colombia se ha centrado en debatir qué puede suceder si se cumple la extradición. Algunos incluso llegan a suponer que tal acción podría incentivar a los guerrilleros desmovilizados. Muchos de ellos han estado «flexionando las reglas» sobre el narcotráfico. Por ende, podría ser una señal para que éstos a los grupos disidentes de las FARC. El proceso se enfrentará en las venideras semanas a retos importantes. Primeramente, la capacidad del Estado colombiano para adelantar un juicio. Segundo, el respeto de las Farc a un posible un fallo que puede resultar adverso. Y la ratificación por ambas partes que el proceso de paz colombiano es real.
La «patente de corso» y el acuerdo de paz
Lo que no puede negarse es que se trata de un añadido más a la ya cuestionada imagen de las Farc. De comprobarse finalmente los hechos, quedará completamente en evidencia que las Farc no han entregado las rutas del narcotráfico y a sus socios en esa cadena criminal. Por ende, las autoridades colombianas deben actuar con firmeza. Asimismo, deben investigar qué otros cabecillas de esa organización siguen con esos vínculos criminales.
Finalmente, hay que reconocer que la detención del negociador de las Farc ha sido oportuna. El acuerdo de paz no puede ni debe ser una patente de corso para el delito. Y que Santrich tenga que responder ante la justicia -como debe ser- es una demostración de que dicho documento no es un salvoconducto de impunidad.
El acuerdo de paz colombiano establece que quienes cometan delitos con posterioridad al 31 de diciembre del año 2016 -fecha de la firma del acuerdo- perderán los beneficios que recibieron, aún el de no extradición.