El grosor de la capa de ozono en el Ártico se aproxima a límites críticos. La advertencia la hizo un grupo de científicos rusos, quienes pronostican una fuerte reducción de la concentración de O3 en los meses de marzo y abril en la estratosfera de esa zona.
“A finales de febrero, el grosor de la capa de ozono sobre el este de Siberia se redujo entre 30 y 40 unidades Dobson y alcanzó 260 unidades. El valor por debajo de 220 unidades se considera el límite crítico del agujero de ozono en la Antártida», afirmaron los investigadores del Observatorio Aerológico Central de Rusia.
Una unidad Dobson es equivalente a 0,01 mm de espesor de la capa de ozono que protege la vida en la Tierra de la radiación ultravioleta solar.
Los investigadores rusos atribuyen el debilitamiento a la tormenta polar que se forma este año en la estratosfera con temperaturas inferiores a 78 grados negativos: «El meteorólogo calcula y publica el índice de radiación UV, una información extremadamente importante en condiciones de fuerte agotamiento del ozono, como estamos viendo ahora».
Recordaron que la destrucción de la capa de ozono en la primavera de 2011 condujo a mayores niveles de radiación UV en muchas regiones del hemisferio norte.
En la primavera de 2016, 2005, 1997 y 1996 también se observó un agotamiento severo de la capa de ozono en el Ártico.
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Sustancias degradantes del ozono
La capa de ozono se encuentra aproximadamente a una distancia de entre 20 km y 50 km sobre la Tierra. Absorbe la radiación ultravioleta dañina del sol. También los efectos adversos de la radiación solar pueden ser atenuados por las nubes.
Uno de sus enemigos son las sustancias degradantes del ozono. Potentes gases de efecto invernadero conocidas por su efecto devastador en la capa de O3, como los clorofluorocarbonos.
Estos elementos químicos fueron inventados en la década de los años veinte y se les promocionó como «gases maravillosos». Se les utilizó como refrigerantes, solventes y propulsores, en refrigeradores, aires acondicionados y materiales de embalaje. En la década de los ochenta los científicos descubrieron un agujero en la capa de ozono sobre la Antártida y se percataron de lo dañino que eran estas sustancias.
Mediante la ratificación del Protocolo de Montreal 197 países acordaron en 1987 eliminar el uso de sustancias que agotan el ozono. Las emisiones de CFC se han reducido casi cero. Sin embargo, la recuperación del agujero de ozono ha sido más lenta. Los CFC permanecen en la atmósfera por décadas.
The #Copernicus🛰️🇪🇺 programme monitors stratospheric ozone using satellite observations & modelling to give us a clear idea of how the ozone layer is healing overtime.
Check out our video to learn how @CopernicusECMWF data helps protect life on Earth🌍
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— Copernicus EU (@CopernicusEU) February 15, 2020
Cambio climático
Un estudio presentado recientemente por investigadores de la Universidad de Columbia examinó los efectos del calentamiento del invernadero de las sustancias que agotan el ozono y encontró que causaron aproximadamente un tercio de todo el calentamiento global de 1955 a 2005, y la mitad del calentamiento del Ártico y la pérdida de hielo marino durante ese periodo.
Actuaron así como un fuerte suplemento del dióxido de carbono, el gas de efecto invernadero más penetrante; sus efectos comenzaron a desvanecerse, ya que no se producen y se disuelven lentamente.
Para explorar la contribución de las sustancias que agotan la capa de ozono al calentamiento de finales del siglo XX, los investigadores llevaron a cabo un modelo climático durante el período de 1955 a 2005. Una simulación incorporó los diversos factores climáticos históricos. Incluyeron los elementos que calientan el clima, como el carbono dióxido, metano, óxido nitroso. También introdujeron al modelo las sustancias que agotan el ozono y las que enfrían el clima, como las partículas volcánicas.
Una segunda simulación tuvo todos los factores climáticos históricos, excepto las sustancias que agotan el ozono.
La comparación de las dos simulaciones del modelo reveló que el calentamiento global se redujo en un tercio y el calentamiento del Ártico en la mitad cuando las sustancias que agotan el ozono no están presentes.
La reducción de la capa de ozono en el Ártico tendría consecuencias irreversibles en el cambio climático.
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