Por Amanda Becker
Jahana Hayes tiene una explicación simple de por qué ella y un número récord de mujeres se han presentado para llegar este año al Congreso de Estados Unidos.
«Muchas mujeres como yo están cansadas de esperar a que alguien más lo haga», dijo Hayes, quien fue elegida el martes para representar a Connecticut en la Cámara de Representantes.
En las elecciones del 6 de noviembre hubo 237 mujeres en las papeletas para aspirar a la Cámara de Representantes y al menos 95 habrían logrado su objetivo, rompiendo el récord anterior de 84 mujeres en la Cámara baja, según el Center for American Women and Politics de la Universidad Rutgers.
Ochenta y tres de esas mujeres que ganaron el martes son demócratas.
Los tres primeros escaños de la Cámara de Representantes que los demócratas le arrebataron a los republicanos fueron ganados por mujeres. El entusiasmo por las candidaturas femeninas fue clave para que el partido opositor sumara cerca de 30 escaños, más de los 23 que necesitaba para obtener el control de la Cámara Baja.
En decenas de entrevistas previas a las elecciones del martes, candidatas y votantes demócratas dijeron a Reuters que sentían que el Congreso no estaba abordando temas que consideran importantes, como la educación, la salud, el control de armas y la inmigración.
Según datos del Center for American Women and Politics, casi el 80 por ciento de las mujeres que aspiraban este año a un escaño para la Cámara de Representantes eran, como Hayes, demócratas. Pero sus historias y razones para llegar al Congreso son variadas.
La Cámara de Representantes tendrá a las primeras mujeres musulmanas tras sus triunfos en Michigan y Minnesota, mientras que Kansas y Nuevo México estarán representados por las primeras mujeres indígenas en llegar al Congreso.
En esta línea, dos mujeres latinas ganaron escaños por Texas por primera vez y otras que celebraban la victoria el martes son veteranas de guerra o trabajaron para la CIA.
Hayes, quien será la primera mujer negra en representar a Connecticut en el Congreso, creció en un hogar de menores y habla abiertamente sobre los años en que su madre era drogadicta. A los 17 años, se quedó embarazada de su primer hijo, pero siguió formándose, se graduó de la universidad, obtuvo un máster y se convirtió en profesora.
Al hablar de política, Hayes aseguró que su éxito es inesperado. «Nada en mi vida dice que debería estar aquí».
Diferentes caminos
Hayes recuerda una reunión realizada en 2017 en Washington, una de las muchas a las que asistió después de ser nombrada Profesora del Año en Estados Unidos en 2016, como el momento en que comenzó a pensar más allá de su sala de clases. La Secretaria de Educación de Trump, Betsy DeVos, estaba allí y explicó su visión en el tema.
«Ella dijo ‘me gustaría alejar al gobierno de la educación’ para que los padres puedan tomar las decisiones por sus hijos», dijo Hayes en una entrevista con Reuters. «Yo no tuve una familia que pudiera tomar esas decisiones por mí. Ese es nuestro trabajo como educadores: abogar por los niños que no tienen a nadie más que lo haga por ellos», sostuvo.
Buscando un impacto más amplio, Hayes, de 46 años, se convirtió en directora de formación docente en Waterbury, Connecticut. Posteriormente, menos de dos semanas antes de la Convención Demócrata del estado realizada en mayo de 2018, decidió presentarse al escaño de la Cámara baja que dejaría vacante Elizabeth Esty.
La rival de Hayes en las primarias demócratas de agosto, Mary Glassman, era una política con experiencia con el apoyo oficial del partido. Sin embargo, Hayes derrotó a Glassman y selló el martes su llegada al Congreso con el 55 por ciento de los votos.
«Tradicionalmente, los altos cargos electos, especialmente en el Congreso, toman el mismo camino», ascendiendo a través de diferentes cargos políticos, asegura Hayes. «Toda mi experiencia, mis antecedentes, la forma en que llegué aquí, es diferente».
Pero algunas mujeres siguieron rutas más tradicionales antes de presentarse al Congreso.
Jennifer Wexton, quien derrotó en Virginia a la republicana Barbara Comstock para llegar a la Cámara de Representantes, es senadora estatal, mientras que Ayanna Pressley es una concejal de Boston que fue elegida el martes para ser la primera mujer negra que representa a Massachusetts en el Congreso.
Wexton dijo que optó por dar el salto de la legislatura estatal a la Cámara de Representantes en respuesta a los «ataques constantes de Trump contra las mujeres, los inmigrantes, el medio ambiente, la prensa libre, la comunidad de inteligencia, la independencia del Poder Judicial, lo que sea».
«No quería mirar a mis hijos dentro de cinco, 10 años o 20 años y decir que no hice todo lo que pude», dijo Wexton en una entrevista.
Pressley, por su parte, habló abiertamente durante su campaña sobre cómo sobrevivir a una agresión sexual y el impacto que ha tenido la cárcel en su familia. Ella derrotó durante las primarias a un experimentado congresista demócrata que sumaba 10 mandatos y llegó sin oposición el martes al Congreso.
La congresista recién elegida dijo que las mujeres están reaccionando a la «retórica divisiva» del Gobierno de Trump sobre temas raciales, de género y de orientación sexual.
En una entrevista, describió las políticas de la administración Trump como una «locomotora que ha llegado para hacer retroceder todas las protecciones de los derechos civiles y las libertades por las que hemos luchado».
«Cuando nos presentamos en el (parque) Boston Common (después) de las elecciones de noviembre de 2016 para asistir a la Marcha de las Mujeres, llevábamos carteles que decían: ‘Hoy marchamos, mañana competiremos’. Simplemente no nos creyeron», sostuvo.
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