«Yo no llevo la ropa rota ni duermo debajo de un puente con mi familia, pero si no fuera por mis padres no sé cómo hubiera podido salir adelante». Cristina Peinado se indigna antes los mensajes de ‘recuperación’ y declaraciones como las del cardenal y arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares. Hace no tantos años, esta diplomada en Educación Social llevaba una vida cómoda junto con su pareja y sus dos hijos; sin lujos pero con margen para algún que otro capricho. Eran clase media; hoy son candidatos a la pobreza. Este 17 de octubre se celebra el Día Internacional para la Erradicación de la pobreza y ellos forman parte de los cerca de 14 millones de personas en riesgo en España.
Fue en 2008 cuando comenzaron los recortes y con ellos, sus problemas. Cristina Peinado trabajaba en una residencia de primera acogida de drogodependientes, fue despedida y desde entonces: «Sólo he podido ir enlazando pequeños trabajos de cuatro o cinco horas a la semana«.
Tiene dos niños de 4 y 6 años que «al ser tan pequeños afortunadamente no han notado la diferencia en el cambio de vida». Viven con el sueldo de su pareja, 1.500 euros al mes. Una renta que impide que puedan acceder a muchas ayudas y que resulta insuficiente para una familia de cuatro miembros con una hipoteca de 700 euros a la que hay que sumar la luz, el agua, el gas… «Es imposible hacer frente a imprevistos».
Ante esta situación, de nuevo, ellos: los abuelos. «Son los grandes luchadores. En su día ayudaron a sus padres llevando el dinero a casa y ahora nos siguen manteniendo. Mis hijos y yo tenemos que ir a comer a casa de mis padres si queremos llegar a final de mes«.
Entre otros ‘trucos’, Cristina cuenta como habla con otras madres y familias e intercambian ropa de temporada, material escolar… «somos muchos los que nos encontramos en esta situación». Este año ha tenido la suerte de contar con el préstamo de libros que lleva a cabo Ayuda en acción. «¡Eran unos 150 euros los del pequeño y 300 los del mayor. Sólo en libros!».
La supuesta recuperación
Cristina sólo es un ejemplo de los muchos que se llevan las manos a la cabeza cuando escuchan hablar del fin de la crisis. «Son muy preocupantes los mensajes que están dando sobre la recuperación en un contexto electoral». Habla Alberto Casado, responsable de las campañas de Ayuda en Acción, que acaba de presentar #Candidatos a la pobreza. «La situación que nosotros vemos en los colegios no tienen nada ver con eso. En los últimos tres años hemos triplicado el número de personas al que atendemos«.
Casado explica que ellos no entran a cuestionar los datos macroeconómicos, pero la vida de las personas con las trabajan no mejora y asegura que «se está creando un mundo mucho más desigual y esos mensajes de recuperación quitan urgencia a la emergencia que por ejemplo puede ser la pobreza infantil» (Según el informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, uno de cada tres pequeños están en riesgo).
Ayuda en acción: «Vota para que la pobreza se quede sin candidatos»
«El peligro que corremos en estos momentos es la rebaja de clase media; que la situación de personas como Cristina se vea como algo estándar. Y eso es inadmisible». Hay que tener en cuenta que al bajar la media de ingresos, automáticamente baja el umbral de la pobreza. Casado demanda las mismas oportunidades para todos y pone como ejemplo la situación que se vive en los colegios. «Cada vez es necesario una renta menor como requisito para acceder a una beca comedor, de libros o si necesitas un refuerzo. Estamos creando una sociedad de dos velocidades».
Con respecto a la evolución o diferencias que ha notado en los últimos años, Casado no destaca tanto de empeoramiento de la situación de las familias con las que trabajan como el gran aumento de nuevas familias que solicitan ayuda. También habla de la desaparición de «la vergüenza» que existía en los inicios, «pero con el paso del tiempo se han dado cuenta de que no podían permitirse ese sentimiento». Mención especial hace de las iniciativas ciudadanas, «muy por encima de la de las instituciones».
Para finalizar Casado hace una reflexión: «Afortunadamente las personas que están en riesgo de pobreza y exclusión social no vagan por las calles, no van desnudos; afortunadamente no están debajo de los puentes. Pero la realidad está ahí, sólo hay que pasarse por cualquier colegio público para descubrir a cuatro chavales de una clase que tienen que ir a la parroquia para que les ayuden, que no puedan permitirse ir de excursión, que no pueden ni pensar en unas clases extraescolares…».