La descarbonización es abono fértil para que algunas empresas y gobiernos se escuden detrás de ese propósito para impulsar sus propios intereses económicos o geopolíticos. Activistas y ciudadanos están atentos a proyectos que encubren las verdaderas intenciones. En Canadá, una variedad de compañías están buscando minerales críticos a medida que aumenta la demanda de litio, níquel, grafito y cobre para satisfacer las necesidades del vehículo eléctrico y la energía solar.
En el desierto, al norte de Great Slave Lake, estas empresas mineras están detrás de los yacimientos. El costo de la minería en esta y muchas otras zonas sin carreteras del norte de Canadá era prohibitivo. Pero cambió en diciembre pasado. El gobierno canadiense anunció su Estrategia de Minerales Críticos, que ofrece a las empresas mineras $3.000 millones en incentivos de financiación adicionales y generosas exenciones fiscales Y además, la promesa de acelerar el proceso de revisión del impacto ambiental federal.
Si bien la estrategia se promociona como una forma de ayudar a la transición mundial hacia una economía posterior al carbono, algunos ambientalistas temen que la extracción de estos minerales resulte en impactos al medio ambiente.
En humedales drenados, arroyos desviados y la perturbación de las turberas ricas en carbono. Durante las últimas tres décadas, la industria minera se ha alejado de estos y muchos otros pasivos ambientales, dejando a los contribuyentes canadienses con facturas de limpieza que ascienden a más de $10 mil millones, reseña Yale Environment 360, web de la Escuela de Medio Ambiente de Yale.
Canadá impulsa los minerales críticos
Teresa Kramarz es profesora y codirectora del Laboratorio de Gobernanza Ambiental de la Universidad de Toronto y analiza la propuesta oficial. Considera que hay una urgencia política de descarbonizar rápidamente y, al mismo tiempo es una enorme oportunidad comercial que presenta la extracción de minerales críticos necesarios para una revolución de energía limpia. Entendiendo estos minerales, como aquellos cuyo riesgo de escasez en su suministro y por lo tanto su consecuente impacto sobre la economía, es mucho mayor que para cualquier otra materia prima.
La combinación de estas historias preocupa a Kramarz, así como a muchos otros científicos y ambientalistas, porque los beneficios generales de la minería podrían no superar sus costos para la biodiversidad y para los pueblos indígenas que viven en regiones ricas en minerales.
Tampoco hay ninguna garantía de que las reservas de minerales como el litio sean lo suficientemente grandes y accesibles para que Canadá compita con las reservas de América del Sur y China. Que son mucho más grandes y están sujetas a una menor supervisión ambiental.
“La Estrategia de Minerales Críticos es un paso importante y bienvenido, dada la necesidad de Canadá de fortalecer las cadenas de suministro para apoyar la transición energética de los combustibles fósiles a las fuentes de energía renovable”, dice Justina Ray. Científica principal y presidenta de la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre de Canadá. “Pero la estrategia no aprecia completamente la importancia (ecológica) global de las regiones mineras como las Tierras Bajas de la Bahía de Hudson. Las segundas turberas más grandes del mundo”.
Las turberas (humedales ácidos en el cual se ha acumulado materia orgánica en forma de turba) representan solo el 3% de la tierra de la Tierra. Pero almacenan alrededor del 30% del carbono del suelo del planeta.
Se reduce brutalmente población de caribúes
Una cuarta parte de las turberas del mundo se encuentran en Canadá. Lo que se necesita, comenta Justina Ray, “es una evaluación regional dirigida por líderes federales, provinciales e indígenas para determinar si las compensaciones valen el costo para la biodiversidad”.
La mayoría de las reservas de minerales críticos de Canadá están en regiones remotas de los Territorios del Noroeste, Nunavut y el norte de Quebec. Y en las Tierras Bajas de la Bahía de Hudson en el norte de Manitoba, Ontario y el oeste de Quebec.
La mina que Fortune Minerals está explorando en la región mineral de 9582 kilómetros cuadrados al norte de Great Slave Lake se encuentra dentro de la ruta migratoria de la manada de caribúes de Bathurst. Cuyo número se ha desplomado desde un máximo de casi 470.000 en la década de 1980 a apenas 6.240 en la actualidad, debido a una serie de factores que incluyen la perturbación minera, la caza excesiva y el cambio climático.
En la llamada región del Anillo de Fuego, en las Tierras Bajas de la Bahía de Hudson y la Bahía de James, la actividad minera podría acelerar el deshielo del permafrost que almacena casi 35 gigatoneladas de carbono. Y podría además, degradar el hábitat del caribú y las zonas de anidación de millones de pájaros. Las Tierras Bajas, según Jeff Wells, vicepresidente de conservación boreal de la Sociedad Nacional Audubon, son “asombrosamente importantes”.
Ningún otro lugar del planeta tiene tantos playeros rojizos, playeros semipalmeados, correlimos comunes. Y otras especies de aves playeras que anidan. Las Tierras Bajas también son posiblemente el refugio más importante para el caribú de los bosques. Pero ahora están funcionalmente extintos en EE UU y están desapareciendo rápidamente en Canadá.
Historia conocida: extracción, riqueza y abandono del ambiente
Si la historia pasada de los yacimientos de minerales críticos en el norte de Canadá dice algo sobre el futuro. Y hay muchas razones para preocuparse. Especialmente con los gobiernos de Ontario, Manitoba y los Territorios del Noroeste que están interesados en acelerar la extracción de estos minerales, reseña Yale Environment 360.
A solo unas pocas docenas de kilómetros de la obra de Fortune en los Territorios del Noroeste, los estanques de relaves de la mina de oro Colomac una vez se desbordaron con cianuro y amoníaco. Esto provocó que un inspector de minas se quejara de ardor en los ojos y dolor de garganta. Solo minutos después de llegar al sitio. Después de que los bajos precios del oro finalmente cerraron la mina en 1997, el depósito de garantía de $1,5 millones de Colomac, destinado a cubrir responsabilidades ambientales, no llegó a cubrir la limpieza. Valorada en $53 millones que se realizó a expensas de los contribuyentes.
El costo final de la remediación en Colomac, se ve eclipsado por los recursos que se siguen invirtiendo en dos remediaciones en curso.
Las comunidades indígenas están divididas sobre si apoyar el desarrollo de los recursos dentro de sus territorios. La reciente decisión federal de dar luz verde al proyecto de Nemaska Lithium en el norte de Quebec es un buen ejemplo. El consejo de la banda Nemaska Cree abrazó la mina. Sobre la base de que proporcionaría empleos y regalías a la comunidad. Pero algunos Cree, incluido Thomas Jolly, exjefe de Nemaska, no estiman que valga la pena el riesgo de contaminar la cuenca del río Rupert. Jolly tampoco acepta el argumento de que los Cree deberían aceptar la mina para ayudar al mundo a lidiar con el cambio climático.
Obstáculos en la transición
Las comunidades Cree que viven en el Anillo de Fuego y sus alrededores, donde ya hay varias minas en funcionamiento donde al menos otras 15 empresas tienen más de 26 000 concesiones mineras. Están trabajando con grupos conservacionistas como la Wildlife Conservation Society Canada, la Wildlands League. Y con Mining Watch Canada para asegurarse de que no se tomen atajos ambientales. Como prometió el ministro federal de Recursos Naturales, Jonathan Wilkinson.
Kramarz, de la Universidad de Toronto, se muestra escéptica. Al igual que otros científicos, ella no está minimizando la necesidad de lidiar agresivamente con el cambio climático. Pero estima que el entusiasmo por explotar minerales críticos para acelerar la transición a la neutralidad de carbono ignora los costos significativos.
“Si esa es la narrativa”, dice, refiriéndose a la exuberancia de la industria, “entonces sería bueno no olvidar que existen preocupaciones ambientales que deben entenderse y mitigarse a fondo”.
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