Por Juan Emilio Ballesteros | Fotos y vídeo: Benito Guerrero
20/6/2018
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El pasado mes de febrero Cambio16 dedicaba su portada a un entonces desconocido Iván Duque, al que calificaba como el Macron latinoamericano. Hoy, aquel político joven tutelado por el expresidente Álvaro Uribe es el flamante nuevo presidente de Colombia. Pero para el presidente electo no habrá tutelas ni servidumbres, solo el interés general de los ciudadanos. El cambio político en Colombia abre un nuevo espacio para el diálogo en el que caben todos. El periodista y analista político César Mauricio Velásquez, exembajador colombiano en la Santa Sede, describe a Cambio16 este nuevo escenario.
Han sido las elecciones más plurales en toda la historia de la República y las más pacíficas del último medio siglo. Iván Duque ha traído el cambio político a un país tradicionalmente polarizado en lo ideológico y donde la confrontación condiciona la relación entre partidos. ¿En qué consiste este cambio?
En una democracia como la colombiana es mejor el debate de las ideas que la amenaza, la persecución y la muerte. Desgraciadamente, el socialismo-marxismo que funda en los años 60 las FARC y el ELN sembraron la idea del enemigo político sentenciado a muerte. El que pensaba distinto era perseguido y eliminado. Con Iván Duque se ha pasado esa página de muerte. A partir de ahora, el debate político y de ideas será más rico, lo que fortalecerá la democracia. La polarización surge de la ignorancia. La política exige diálogo, debate y respeto de la opinión del otro.
Cambio político en Colombia
¿Ese nuevo espacio para el diálogo puede acoger a los que antes empuñaron las armas para imponer su razón por la fuerza?
Es la generosidad de una sociedad como la de Colombia para escuchar, recibir y construir con esos sectores. Lo impulsa el presidente electo. Eso sí, siempre que prevalezca la justicia, la verdad y la reparación a las víctimas. Ojalá la negociación política que se hizo hubiese tenido más legalidad y transparencia. Con Duque habrá una participación más amplia en política. Todos podremos expresar nuestras ideas en libertad y con garantías democráticas. Si el contrario piensa distinto, habrá menos agresión y más argumentación.
Dice Felipe González que los expresidentes son como los jarrones chinos, muy valiosos, pero que nadie sabe dónde ponerlos. Duque llega de la mano de Uribe. ¿Es un lastre o una garantía?
Es una garantía y lo es por el propio carácter de Iván Duque. El presidente electo ha sabido llevar los tiempos, las distancias, las cercanías. Tanto de su vida como de su independencia. Y, al mismo tiempo, el trabajo, la vida, el empeño y la contribución política de Álvaro Uribe. El expresidente Uribe es senador y tiene voz en el Congreso. El presidente electo está al frente del Gobierno. Son roles muy distintos que se deben integrar cuando la sociedad y la democracia lo requieran. No debemos anticiparnos a lo que va suceder. En Colombia ahora hay respeto, independencia. Y también habrá unidad. No solo del Centro Democrático, el partido del gobierno, sino de otras fuerzas políticas. No es simplemente un asunto de personalidades o personalismos. Está en juego el futuro del país y se requiere una unidad de pensamiento para construir.
Manos libres
En 2014, el uribismo obtuvo casi siete millones de votos, En 2016 perdió medio millón. A ver si a Duque le va a pasar lo mismo que a Santos en 2010, que fue aupado por su padrino, el expresidente Uribe, y al final acabó cambiando toda su herencia política. ¿Tiene Duque las manos libres?
Por su condición humana, sus virtudes y su formación, Duque será un presidente comprometido con Colombia. Con transparencia y con valentía. Llevará Colombia adelante siendo leal a las banderas que proclamó para ser electo. Lo peor en política es cuando una persona predica en campaña una cosa, llega al poder y cambia. Lo veo comprometido con unas ideas. También lo veo con lealtad. No cara a una persona o un grupo político, sino hacia los colombianos.
Se dice que Petro tuvo en la primera vuelta dos victorias. La primera cuando se hizo con el espacio del centro izquierda y después cuando superó el 40%. Ahora desde el Senado tiene una plataforma mediática importante. ¿Cuál va a ser el papel de la oposición en el Gobierno de Duque?
Me preguntaba sobre la oportunidad y el espacio político de los reinsertados, de los desmovilizados, de los que han firmado el acuerdo de paz. El respeto hacia esa minoría que hoy quiere participar en política es tan necesario como necesaria es una oposición política no armada. Tener un partido de oposición, una izquierda como usted la llama, activa contribuirá a enriquecer la democracia. No hay que tenerle miedo a la oposición política. No puede ser estigmatizada ni relegada. Enriquece el debate. A este empeño deben contribuir también los medios de comunicación. Ojalá abran sus espacios para que haya una oposición política racional. No de rabias, no de odio.
Efecto Venezuela
¿Hasta qué punto el miedo, el denominado efecto Venezuela, ha condicionado el proceso electoral?
Buena parte de Colombia, que ha seguido el sufrimiento de Venezuela, ha votado con miedo a un contagio. Es la consecuencia del expansionismo de un populismo que promete todo y no da nada. Genera odio y confrontación de clases. Eso ha hecho mucho daño. La votación en Colombia es una protesta contra los vejámenes y abusos que se han cometido en Venezuela. En Colombia hemos cortado el contagio con los votos.
¿Ha sido un primer round contra el populismo que tendrá su segunda parte en México?
El socialismo del siglo XXI ha fracasado. La muestra es Venezuela o lo que ha dejado en Argentina. Es lo que ha ocurrido con la economía en Brasil. Lo que sucede en algunos países de Centroamérica. ¿Por qué? Porque se ha prometido a la gente que sufre una redención. Luego, cuando se está en el poder, la redención no es posible y la miseria aumenta. Es lo que ocurre en Venezuela. En esos países se han perdido las libertades: libertad para moverse, para pensar y para creer. Eso no es democrático.
Denuncia ante la CPI
Duque anunció en campaña que denunciaría a Maduro ante la Corte Penal Internacional (CPI). ¿Cómo se contribuye a derribar la dictadura en Venezuela?
Tengo el buen recuerdo de la portada de Cambio16 que usted acaba de mostrar. Ustedes fueron los primeros en ver en la figura de Iván Duque el Macron de América Latina, de Colombia. Hoy es una realidad gracias a la voluntad popular. En esa misma entrevista en Cambio16 Iván Duque expresa la necesidad de denunciar ante los tribunales y la CPI la dictadura de Venezuela. Esa propuesta se mantiene. Será uno de sus primeros actos como presidente. Ojalá la denuncia la firmen otros presidentes y gobiernos del mundo.
Usted fue portavoz del Gobierno de Uribe. ¿Le gustaría serlo de Iván Duque?
No, ya pasé por eso. Ahora me gustaría ayudar a los colombianos desde los medios de comunicación.
¿Goza la libertad de prensa de buena salud?
Hay dos grandes monstruos que le han quitado oxígeno a la libertad de prensa, tanto en Latinoamérica como en el mundo. En primer lugar, la propiedad de los medios de comunicación, en manos de empresarios y banqueros. Muchos invocan la libertad desde una posición de control y monopolio. No con un fin público, sino privado. En segundo lugar, la ignorancia, que se manifiesta en la falta de respeto a la opinión contraria. También en la falta de rigor y de fuentes que nos lleven al periodismo de calidad. Nos hemos dejado llevar más por la prisa tecnológica que por el reposo y la meditación de los contenidos. Creemos que ser el primero supone ser el mejor y eso no es así. Esto nos lleva a cometer muchos errores. Nos roba la credibilidad, que es el gran tesoro de los periodistas.