POR CAMBIO16
21/11/2017
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Tras una ardua campaña que apostaba a por todas por un logro importante, el descarte de Barcelona como sede de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) representa un lamentable objetivo no concretado.
La decisión del Consejo Europeo, que benefició a Amsterdam tras dos rondas de votaciones, se incorporó de inmediato a la agenda de la opinión pública nacional, afectada por el desafío secesionista, por lo que la argumentación política no tardó mucho en hacerse del tema.
Calificativos como «derrota» y «fracaso» surgieron de inmediato en los medios como una suerte de flagelante respuesta dispuesta a caldear los ánimos de cara al inicio del rally electoral autonómico del 21-D.
Lo que no cabe duda son los beneficios que podía traer la instalación de la Agencia del Medicamento en Barcelona, tan necesitada hoy de confianza y reimpulsos económicos luego de la diáspora empresarial del último mes.
Aunque algo de política cabe discutir, no es ésta la única mirada que debe dársele. El seno de la UE ha defendido que la evaluación se ha basado a exigencias «técnicas y objetivas» en las que el contexto político tiene un pequeño margen.
Vale la pena entrar en contexto, en aras de fomentar la objetividad de un debate que, ineludiblemente, marcará la agenda en los días por venir.
La Agencia del Medicamento: Un poco de contexto
La Agencia del Medicamento ha tenido su hogar en Londres su hogar desde 1995, cuando se estableció por primera vez. Desde allí, supervisa y aprueba la producción farmacéutica de los 28 estados miembros de la Unión Europea y para 500 millones de personas.
Tras la votación del Reino Unido para salir de la UE en 2019, la EMA ha estado luchando para elegir un sitio que satisfaga todas sus (muchas) necesidades. La reubicación provocó un frenesí de ofertas en las principales ciudades de toda Europa, con un total de 19 posibles ciudades.
Entre ellas, y partiendo como favorita, estaba Barcelona, la única ciudad española que cumplía todos los requisitos técnicos para acoger a los 900 trabajadores de la Agencia y que promovió y defendió su pertinencia para albergarla.
Primeramente, Barcelona era la única que aportaba ya la sede donde podría situarse la agencia (la Torre Agbar). Además, la postulación venía respaldada por las potencialidades en el campo científico: Barcelona cuenta con 31 centros de investigación biomédica, ciencias de la salud y sanidad animal y con 230 laboratorios. Y es la quinta ciudad europea en términos de producción científica, aportando a España ser el segundo estado europeo en número de ensayos clínicos.
Pero la ciudad condal fue descartada en la primera ronda de la votación, obteniendo sólo 13 votos. La tercera y última votación de la UE sobre la nueva ubicación empató entre Milán y Ámsterdam, y fue la capital holandesa la que ganó el proverbial lanzamiento de moneda (los funcionarios de la UE sacaron el nombre de la ciudad de una cuenca).
#EMA: Milan (25 points), Amsterdam (20 points), Copehagen (20 points), Bratislava out in first round of voting for the European Medicines Agency pic.twitter.com/TiXw61Q6RO
— EU Reporter (@eureporter) November 20, 2017
¿Qué «perdimos»? la EMA por dentro
Actualmente, en la Agencia del Medicamento trabajan 900 personas de manera fija que tendrán que trasladarse a la nueva sede. La mayoría del personal realiza tareas muy especializadas, y su sustitución no es nada fácil.
De hecho, para continuar llevando a cabo sus actividades altamente priorizadas, la Agencia del Medicamento ya ha manifestado que necesita 462 empleados de tiempo completo, cerca del 50% de su personal actual. Asimismo, otros 140 para llevar a cabo trabajos de prioridad media y otros 110 para continuar realizando sus actividades de prioridad más baja. -un caudal de nuevos empleos, con especificidades que Barcelona, en su caudal científico, podía proporcionar-.
De ellos, según datos de la Agencia del Medicamento, un 55% tienen pareja y en total suman 648 hijos, la mayoría en edad escolar comprendida entre los 3 y los 11 años. Los sueldos que perciben los trabajadores de la EMA rondan los 5.000 euros promedio, con lo que muchas las ciudades que se presentaban como candidatas veían estas cifras con buenos ojos para la economía del país receptor.
Además, la agencia cuenta con un presupuesto de 340 millones de euros al año, tiene una red de 1.600 empresas asociadas y recibe unas 40.000 visitas anuales, un movimiento que se traduce en una oportunidad para empresas locales relacionadas con las actividades de la agencia.
Criterios y necesidades
El principal criterio de la UE para la nueva ciudad que albergue a la Agencia del Medicamento es el acceso a los viajes internacionales y la educación bilingüe para los hijos del personal. Para el personal de EMA ésto ha sido una gran preocupación, ya que un éxodo de empleados significaría una desaceleración de los procesos.
La EMA advirtió el mes pasado que, en el peor de los casos, su traslado desde Londres podría dañar permanentemente el sistema regulatorio de medicamentos, desencadenando una crisis de salud pública.
Asimismo, la EMA exige para una potencial sede una buena conectividad aérea con otras ciudades capitales del Área Económica Europea y ubicaciones internacionales, un excelente transporte público entre el aeropuerto y las instalaciones propuestas para la EMA y muchas viviendas y «de alta calidad» a una corta distancia a pie del sitio propuesto.
De igual forma, piden «muchas escuelas con orientación europeísta«. De hecho, uno de los requisitos era garantizar la colocación escolar de 600 niños para febrero de 2018.
Y finalmente, pero no menos importante, es que la ciudad tuviera un alto número de hablantes de inglés, para garantizar la continuidad de los hablantes del Reino Unido.
¿Por qué «perdimos»? El debate que viene
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Es importante resaltar que, desde antes del sorteo, Milán y Amsterdam se clasificaron extraordinariamente bien en la tarjeta de puntaje de la EMA , con las ubicaciones especialmente populares entre el personal de 900 personas de la agencia.
La EMA había dicho a principios de este mes que el 65% o más de su personal estaría dispuesto a mudarse a cualquiera de estas dos ciudades, argumentando que había hecho una encuesta interna entre su personal en septiembre; Amsterdam habría tenido mayor aceptación, mientras que Milán ocupó el cuarto lugar.
Varios analistas europeos advirtieron que la ciudad que albergara a la EMA debía estar enmarcada en un contexto sociopolítico muy estable, con un marco institucional previsible. Cabe destacar que el Gobierno central, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona trabajaron de forma unitaria por la candidatura hasta pasadas tres semanas del referéndum el 1 de octubre.
Tras la decisión, el Gobierno central y representantes de los partidos constitucionalistas no dudaron en señalar al secesionismo como el responsable de la no concesión a Barcelona. Entretanto los secesionistas culparon a la «represión gubernamental» de lo mismo.
El debate apenas comienza, pero rescatamos las palabras que, desde Bruselas, expresó la ministra de Salud, Dolors Montserrat.
«Realmente, la división y la segregación no nos lleva a ninguna parte. Hoy hemos visto alguno de los efectos negativos a los que nos puede llevar la división y la segregación. Es necesaria la unidad de cara al futuro».
En muchas ocasiones, no basta ser mejor si no se cuidan los detalles. Y la unidad, sin duda, es uno de ellos.