Por Andrés Tovar
02/03/2018
Los aranceles al acero de Trump parecen ser el pistoletazo de salida a la guerra comercial que muchos esperaban. El presidente dijo hoy (01 de marzo) que su administración establecerá aranceles de 25% y 10% para el acero y el aluminio importados, respectivamente. No proporcionó otros detalles sobre el plan, excepto que espera hacerlo oficial la próxima semana.
La decisión siguió a una intensa discusión dentro de la Casa Blanca sobre el tema, según CNBC. Asesores como el presidente del Consejo Económico Nacional Gary Cohn y el secretario de Defensa James Mattis instaron al presidente a no imponer los nuevos impuestos de importación. Sin embargo, Trump insistió que su plan es una defensa de los productores estadounidenses. «Tendrán protección por un largo tiempo en un tiempo», dijo Trump luego de una reunión con ejecutivos de acero y aluminio que, aseguró, beneficiarán de las nuevas reglas.
Los aranceles al acero de Trump son la punta de lanza de la visión del equipo comercial de Trump. Proteger a la industria siderúrgica estadounidense de la competencia extranjera ha sido una prioridad para ese cónclave desde el primer día. Desde su campaña, enmarcaron el tema como una lucha para preservar empleos para los trabajadores siderúrgicos estadounidenses. La industria ha visto desaparecer sus empleos como resultado de la automatización y la globalización. Casualmente, el equipo comercial de Trump tiene vínculos profundos con la industria siderúrgica. Asimismo, el secretario de Comercio, Wilbur Ross, hizo su fortuna invirtiendo en compañías de acero en apuros.
Sin embargo, la medida, que puede verse excelente para las siderúrgicas estadounidenses, traerá consigo nuevos problemas.
Los aranceles al acero de Trump enloquecen al mercado
Tras el anuncio de los aranceles al acero de Trump, el industrial Dow Jones inicialmente cayó más de 500 puntos (más del 2%) antes de cerrar con 420 puntos. Casi inmediatamente surgieron las reacciones. Principalmente de Canadá, el mayor proveedor de acero y aluminio en los Estados Unidos. «Si se impusieran restricciones a los productos canadienses de acero y aluminio, Canadá tomaría medidas receptivas para defender sus intereses comerciales y sus trabajadores», dijo por su parte ministra canadiense de exteriores Chrystia Freeland.
Son 10 los países extranjeros que acaparan el 81% de las importaciones totales de acero de 24.3 millones de toneladas de EEUU, según datos del Departamento de Comercio de EEUU:
Pero las reacciones internacionales pueden no terminar allí. Habrá que esperar si China, el mayor productor de acero del mundo, responderá. La superpotencia asiática es para los analistas el «objetivo» principal de los aranceles al acero de Trump. Las siderúrgicas estadounidenses han acusado durante mucho tiempo a China de dañar su industria con su dumping de acero barato. Cosa que no es nueva. Ya el gobierno de Obama impuso aranceles de más de 200 por ciento sobre ciertos productos chinos de acero. Pero eso solo atenuó levemente las exportaciones de acero de China.
Adicionalmente, los aranceles al acero de Trump podrían incentivar una hecatombe interna. Cuando George W. Bush probó medidas drásticas similares, los aranceles destruyeron los empleos de la industria automotriz y finalmente se levantaron cuando la Organización Mundial del Comercio los declaró ilegales. Algunos miembros del partido republicano reaccionaron con alarma, advirtiendo de daños potenciales a la industria automotriz y precios más altos para los consumidores.
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