Por Andrés Tovar
23/03/2018
Los aranceles a China de Donald Trump son, sin duda alguna, el movimiento comercial global más grande y más arriesgado de los últimos meses. La esfera comercial mundial volteó los ojos para conocer el plan que había asomado semanas atrás. El acto fue una exhibición del enfoque de línea dura de Trump, materializado a través de un memorando presidencial ordenando a los funcionarios estadounidenses que elaboren una lista de productos chinos que deberían ser objeto de aranceles.
La decisión de Trump de aplicar aranceles a China se basa en una investigación que encargó en agosto de 2017. En dicho estudio descubrió que las políticas industriales chinas están diseñadas para ayudar a sus empresas nativas a adquirir la tecnología de las empresas estadounidenses. “Por ende, darles una ventaja sobre las empresas estadounidenses” dijo Peter Navarro, director de la Consejo Nacional de Comercio de la Casa Blanca, este jueves. Especialmente relevantes son los viejos hábitos de China de obligar a las compañías extranjeras a compartir tecnología y formar empresas conjuntas con socios locales como condición para invertir en China.
Pekín ha advertido que está listo para devolver el golpe. «China ciertamente tomará todas las medidas necesarias para defender resueltamente sus derechos e intereses legítimos», dijo el Ministerio de Comercio de China en un comunicado antes de que Trump firmara el memorando.
¿Cuál será el impacto de los aranceles a China?
Apenas unas horas antes de que Trump firmara los aranceles a China, altos funcionarios de la Casa Blanca dijeron que los aranceles alcanzarían los 50 mil millones de dólares de las importaciones chinas. Trump, por el contrario, dijo en la firma del memorándum en la Casa Blanca que «podría rondar los $ 60 mil millones». Casi asi $ 10 mil millones más de lo que habían dicho los funcionarios. Esa cifra es también el doble que los 30 mil millones en importaciones que el máximo funcionario comercial del presidente originalmente recomendó apuntar a principios de marzo.
La lista de importación arancelaria se elaborará dentro de los 15 días. Luego estará sujeta a un período de «aviso y comentario» de 30 días. En ese lapso, las industrias estadounidenses tendrán la oportunidad de expresar sus posiciones sobre los aranceles. Los analistas dicen que durante este tiempo es posible que Trump retroceda considerablemente la escala de las tarifas.
El memorándum de Trump también ordena al Departamento del Tesoro que estudie la restricción de la capacidad de China para invertir en EEUU. Y no se detiene allí. También apunta que los funcionarios estadounidenses presentarán quejas contra China en la Organización Mundial del Comercio.
¿Debe la economía global temer los aranceles a China?
La oficialización de los nuevos aranceles a China despertó automáticamente los temores de una guerra comercial. El primero en mostrar su temor fue Wall Street. El índice Dow Jones retrocedió más de 400 puntos mientras que Standard & Poor’s cayó 1,6%. El Nasdaq hacía lo propio y se dejaba un 1,7%. La gran pregunta ahora es si esos temores tienen asidero.
Un ciclo completo de aranceles «ojo por ojo» entre Washington y Pekín, puede traer consecuencias de cuidado. El gigante asiático anunció esta semana la preparación de “medidas recíprocas”. Según The Wall Street Journal, los pasos de Pekín apuntarían al sector agrícola estadounidense. Principalmente a sus exportaciones de soja, sorgo y cerdos vivos. EEUU es uno de los principales proveedores de estos productos para el país asiático. Por ejemplo, un tercio de la soja que se vende en China proviene del país norteamericano.
Esa es parte de la razón por la que las empresas estadounidenses pasaron las últimas semanas presionando contra los aranceles propuestos. El argumento principal es que los aranceles a China aumentarían los costos de sus negocios. Asimismo, harán los productos fabricados en China, como los iPhones, sean más caros para los clientes estadounidenses.
El lunes, un grupo de 25 gigantes minoristas incluyendo Walmart y Costco enviaron una carta a la Casa Blanca argumentando que «aranceles más altos significarán mayores costos para las empresas y, a su vez, mayores precios para las familias estadounidenses». Al menos por ahora, parece que Trump planea ignorar sus preocupaciones y seguir adelante con los aranceles a China.
No todo está «escrito en piedra»
No obstante, hay señales de que los aranceles a China podrían persuadir al gigante asiático. En una conferencia de prensa el martes, el primer ministro chino, Li Keqiang, admitió que «todavía hay un amplio espacio para que podamos abrir aún más». Li también reconoció que el déficit comercial de $ 375 mil millones entre Estados Unidos y China no es «sostenible». Asimismo, hay un aspecto que no puede olvidarse. Estando las importanciones entre las tres primeras fuentes de ingreso de su economía, China seguro tendrá un gran interés en una pronta solución. Podría intentar ofrecer algún tipo de concesión comercial concreta a EEUU para evitar los aranceles o acortar su duración.
Finalmente, Trump enfrenta un dilema. Por un lado, amenazar con utilizar los aranceles podría ser la única forma de persuadir a China para que se presente a la mesa de negociaciones. Por otro lado, la implementación de los aranceles prepara el escenario para algunos enfrentamientos potencialmente grandes en el futuro. El desarrollo de esta historia será noticia todos estos días.