El cambio climático es inclemente. Ahora nos deja sin aceite de oliva. Mientras desaparece progresivamente de los estantes de los mercados sus precios son inalcanzables. No solo es la sequía. Es la conjunción de una serie de factores que están amenazando la muy saludable y milenaria dieta mediterránea.
Lo han bautizado como el nuevo “oro líquido” ante los precios alcanzados en el mercado mundial. Famoso por sus valores nutricionales y gastronómicos, en el mediterráneo el aceite de oliva corre literalmente por la sangre de sus habitantes como parte integral de su cultura. La combinación de elementos desarrollados en el tiempo permitió a la región obsequiar al mundo esa maravilla culinaria que es la dieta mediterránea, pero será imposible sin ese elemento integrador que es el aceite de oliva.
Desde hace dos años la producción de aceite de oliva viene cayendo. La causa: el cambio climático. La sequía y condiciones climáticas desfavorables han provocado una disminución en la producción de aceitunas, que incide en el encarecimiento del aceite de oliva junto con la alta demanda. España es el principal productor mundial y la crisis actual tiene su punto de origen en estas tierras.
Cifras demoledoras
La producción mundial de aceite de oliva experimentó cambios significativos en las últimas campañas. El Consejo Oleícola Internacional informó que la producción alcanzó 3.422.500 toneladas en 2021/2022, pero estima una disminución del 25% en las campañas 2022/2023 y de 6% en la de 2023/2024.
En la campaña 2022/2023, la producción mundial se estimó en 2.569.500 toneladas, con un consumo de 2.834.000 toneladas. Los países miembros del Consejo Oleíco Internacional produjeron 2.359.000 toneladas, el 92% del total mundial. Sin embargo, la producción europea disminuyó un 39%. Con excepción de Grecia, que la aumentó en un 49%.
El precio del aceite de oliva ha aumentado un 175% en cuatro años. Afecta a todos los consumidores españoles. El Instituto Nacional de Estadística señaló un aumento del 55% en el precio del aceite en 2023. En 2024, sigue al alza, con un incremento de entre el 7% y el 23% según el tipo de aceite. El aceite de oliva virgen extra de marca blanca, en botella de plástico de un litro, ha aumentado su precio medio un 7% (de 9,20 a 9,84 euros). Pero la Organización de Consumidores y Usuarios aclarar que las subidas en el aceite de oliva virgen extra de fabricante se debieron a ofertas puntuales de algunos hipermercados.
España en el centro de la crisis
El mercado global de aceite de oliva atraviesa una crisis sin precedentes. La producción cayó por las condiciones climáticas adversas en los países exportadores, como España, con sequías que redujeron la producción entre el 30% y el 50% sus cosechas habituales de 1,3 millones y 1,5 millones de toneladas métricas al año. Como mayor proveedor de aceitunas del mundo alberga el 40% de la cosecha mundial. En la cosecha 2022/2023, solo se produjeron 610.000 toneladas.
Tricia Tolivar, directora de la cadena de restauración Cava, dijo que las aceitunas «y el aceite de oliva se vieron afectados por un clima inusualmente cálido o por las temperaturas en Europa». Helena Bennett, jefa de políticas climáticas en Green Alliance UK, atribuye de manera inequívoca al cambio climático el pico en los precios del aceite de oliva, y que la reducción a la mitad de la producción española se debe a la sequía y el calor extremo. “Con la producción a la mitad del mayor exportador mundial de aceite de oliva, el precio se incrementó 112% desde 2022”, señaló.
Oro líquido en botella de plástico
El precio del aceite de oliva, como si fuera “oro líquido”, ha marcado máximos históricos. En España se ha cuadruplicado en los últimos tres años, mientras las existencias mundiales de aceite permanecen en mínimos históricos. Los altos precios podrían ser la “nueva normalidad”. Un indicador de precios del rubro que sigue el Fondo Monetario Internacional le asigna 10.000 dólares a la tonelada métrica. La primera consecuencia ha sido el aumento de los delitos relacionados: falsificación y otras alteraciones.
Malas expectativas
La demanda de aceite de oliva supera la oferta. Sam Beaton, CEO de la australiana Cobram Estate Olives, admitió que, por desgracia, no podían atender la alta demanda de su producto. Lo peor es que la crisis no aminora, se intensifica. Las exportaciones de aceite en 2023 disminuyeron. Los precios de las botellas de aceite de un litro de marca blanca aumentaron un 7% en cinco meses. Y las perspectivas para los próximos meses no son positivas.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación reportó que las exportaciones de aceite de oliva cayeron han caído este año en un 5,5% en términos económicos y un 14,2% en cantidad. En 2023, se exportaron en total 2.460 000 toneladas de aceite, por un valor de 6.881 millones de euros. Con un agravante, el aceite español se vende más barato en el extranjero que en España. Luis Cañada, fundador de FITstore, señala que una botella de aceite de un litro de marca blanca y de origen español cuesta 8,8 euros en Portugal y 9,89 euros en España, un 12% más caro.
Cae consumo de aceite de oliva
Un informe de Solunion España sobre el sector oleícola español las perspectivas no son nada positivas. María Ángeles Piñero, coordinadora de analistas de la compañía, asegura que “con las recientes lluvias en Andalucía, los expertos estiman que la campaña 2024/2025 sería similar a la actual. El entorno de precios puede variar en función de las lluvias a partir de marzo/abril”.
La crisis no mejora y las alarmas no callan. La demanda interna cayó un 15%, y los precios pueden no subir como se esperaba. Los comercializadores que compraron aceite anticipando un aumento de precio ahora encaran la posibilidad de una disminución. Deoleo, la mayor aceitera del mundo perdió 34,3 millones de euros en 2023. Muchos en el sector carecen de la salud financiera para soportar más pérdidas.
Mal precedente italiano
Aunque desde los años noventa, España domina la producción mundial de aceite de oliva, con el 40% del total, la pérdida de ese sitial es posible. Solo hay que ver el caso de Italia, que antes competía con España y ha experimentado una disminución constante de la producción. Ya olivos italianos no pueden producir ni la mitad del aceite que consume sus habitantes..
El Centro de Estudios de ItaliaOlivicola informa que la mitad de las 1,1 millones de hectáreas de olivo en Italia están en abandono y 300.000 hectáreas reciben «solo mantenimiento” y muy expuestas a eventos climáticos, meteorológicos o enfermedades. Está garantizada una producción muy baja. Una situación similar a la española y podría aumentar aún más la escalada de precios. En Italia, el incremento de los precios redujo su consumo. Un 45% de los italianos usan ahora aceite de semillas.
Otros expertos señalan que los precios no solo suben por la falta de lluvias, sino también por el aumento de los precios de los fertilizantes que impulsan la crisis inflacionaria global. Las pérdidas de tierra arable (655.663 hectáreas en los últimos 10 años) se han compensado con crecimientos moderados en los cultivos leñosos (484.644 hectáreas de pistachos, aguacates, mangos y también olivos). El peor escenario es que Italia marque la ruta futura de España.
Sin alternativas
Con los productores luchando contra las inclemencias del tiempo y de los mercados, la crisis se ahonda. Los datos disipan las esperanzas de que los precios se estabilicen en 2024. La información internacional no es tranquilizadora. La producción de aceite de oliva en Turquía creció de manera significativa. Pasó de 193.500 toneladas métricas en 2020/2021 a 380.000 en la temporada 2022/2023. Se espera que para la temporada 2023/2024 se mantenga en torno a 210.000 toneladas métricas. Por la crisis y para proteger el mercado interno, el gobierno turco prohibió las exportaciones a granel. Un duro golpe al mercado internacional del aceite.
En Australia la producción de aceite de oliva comenzó con mucha incertidumbre. A pesar de las condiciones climáticas adversas, las grandes plantaciones esperan obtener los rendimientos esperados, algo inferior a la campaña pasada.
Argentina, Chile y Perú han aumentado sus exportaciones en los últimos años, pero paralelamente ha disminuido significativamente la producción. En Argentina, estima producir un 20% de las 100.000 toneladas métricas exportadas en la temporada pasada. En Perú, se proyecta una disminución del 10% de una cosecha normal. La crisis del aceite de oliva está lejos de terminar y los precios no van a dejar de subir.
De olivares a granjas de energías
Hay otra amenaza. Andalucía experimenta un auge en los huertos solares. Más de 500 hectáreas de olivar se convertirán en parque fotovoltaicos. En Cartaojal, una pedanía de Antequera, arrancaron miles de olivos para dar paso a la construcción de una subestación eléctrica. Uno 4 parques solares van a rodearán la localidad. Con la transformación de las tierras de olivar en huertos solares se talaron más de 20.000 olivos y perdieron 500 jornales. El mantenimiento de las placas apenas genera empleo.
Pese a las protestas de los residentes y trabajadores que quedaron a la intemperie, las autoridades locales y regionales otorgaron los permisos de destrucción de los olivares. Argumentaron que las placas solares contribuyen a los objetivos de la Agenda 2030 y atraen fondos europeos. La expansión de las energías renovables no debe realizarse a expensas del patrimonio agrícola y del medio de vida de los residentes. Es comerse los hígados para sobrevivir.
Los promotores de Guadacano presentaron una estimación de ingresos fiscales para el Consistorio: 657.000 euros en pago único (tasas urbanísticas e impuesto de obras) y 120.000 euros anuales (IAE y BICE). El presupuesto del municipio en 2023 es de 46,7 millones de euros. El impacto de esta nueva fuente de ingresos en las cuentas explica el beneplácito de las autoridades locales.
Tampoco les costó convencer a los propietarios. Las tierras, vinculadas a viejos cortijos de terratenientes, resultan un negocio más lucrativo y seguro alquilándolas a promotores de fotovoltaicas. Contrario a la cosecha del olivar, con márgenes están en declive por mal planteamiento del negocio, no del olivar. La situación en Andalucía refleja una tendencia más amplia en toda España. Más de 1.000 proyectos de energías renovables están en marcha.
Crisis del aceite de oliva: tormenta perfecta
La industria del aceite de oliva tuvo campañas de producción decepcionantes en los últimos años. El año pasado, la recolección fue solo la mitad de lo normal, unas 660.000 toneladas. El problema no es solo la escasez de aceitunas, sino también el costo de producción (energía, riego, fertilizantes, mano de obra y gastos administrativos). Se vive una “tormenta perfecta” en el olivar español. Con cada crisis, más personas abandonan su nexo con el aceite de oliva. Sea cultivo, producción, comercio o consumo. Sí, la crisis del aceite de oliva puede agravarse mucho más, hasta la extinción del olivo.
El mercado del aceite de oliva y la fragilidad de la industria ante las inclemencias climáticas y la variabilidad en la producción plantea interrogantes sobre la sostenibilidad y el futuro de los olivares. Aunque los precios comienzan a mostrar una leve tendencia a la baja por las recientes lluvias y un leve aumento en las estimaciones de producción, subyace la preocupación. La crisis del aceite de oliva plantea la necesidad de adoptar estrategias adaptativas y preventivas. No solo a nivel de los productores, también de los consumidores y de la política global en torno a la agricultura y el cambio climático.
La reconexión con prácticas agrícolas sostenibles y la inversión en técnicas de producción resilientes a los desafíos del clima podrían ser clave para prevenir futuras crisis en el mercado del aceite de oliva. Es necesario para asegurar la disponibilidad de este pilar de la dieta mediterránea. Nadie quiere que el cambio climático nos deje sin aceite de oliva.