A pesar de los importantes avances por alimentar al mundo en los últimos 60 años, la productividad agrícola mundial es 21% más baja de lo que podría haber sido sin el cambio climático. Esto equivale a perder unos siete años de aumentos de productividad agrícola desde 1960.
El esfuerzo sostenido por mejorar técnicas y equipos dirigidos a elevar la productividad de las tierras, se ve truncado por los efectos del cambio climático. Durante décadas la actividad agrícola ha invertido recursos, conocimientos y tiempo en mejorar la calidad de los suelos, con abonos, plaguicidas. Así como por el logro de niveles óptimos de CO2, iluminación, sistemas de riego y de recolección.
Sin embargo, la agricultura se enfrenta a retos ambientales crecientes, entre ellos el cambio climático. Un nuevo estudio, publicado en Nature Climate Change, dirigido por Ariel Ortiz-Bobea, desvela la medición de los reveses ambientales en la productividad agrícola.
“Descubrimos que el cambio climático básicamente ha borrado alrededor de siete años de mejoras en la productividad agrícola durante los últimos 60 años”, dijo Ortiz-Bobea, profesor asociado de Economía del clima, la agricultura y el medio ambiente del Cornell Atkinson Center for Sustainabilit.
“Es equivalente”, explicó, “a presionar el botón de pausa en el crecimiento de la productividad en 2013 y no experimentar mejoras desde entonces. El cambio climático antropogénico ya nos está frenando «.
Desarrollaron un modelo econométrico robusto de los efectos del clima en la productividad total de los factores agrícolas (PTF). Y combinaron ese modelo con escenarios climáticos contrafactuales para evaluar los impactos de las tendencias climáticas en seis décadas.
Cambio climático incide en la productividad agrícola
Otros estudios han anticipado la afectación del calentamiento global en la producción de ciertos cultivos importantes, como los cereales. Este rubro representa el 20% del valor económico de la producción agrícola y ganadera mundial.
En la reciente investigación, los expertos ampliaron la apreciación. Ortiz-Bobea dijo que consideraron más de 200 variaciones sistemáticas del modelo econométrico. Obteniéndose resultados en gran medida consistentes. “Cuando nos acercamos a diferentes partes del mundo, encontramos algunas variaciones. Los impactos históricos del cambio climático en la productividad agrícola, han sido mayores en áreas que ya son más cálidas”, comentó el economista.
El efecto es sustancialmente más severo. Una reducción de 26% a 34% en regiones más cálidas como África y América Latina y el Caribe. También encontramos que la agricultura global se ha vuelto más vulnerable al cambio climático en curso.
“Los seres humanos ya han alterado el sistema climático”, asentó Ortiz-Bobea y el calentamiento del planeta no parece detenerse. La temperatura promedio global de 2020 fue de 1,02 grados Celsius, más caliente que la media entre 1951-1980 usada como referencia, según la NASA. El análisis advierte un empate entre 2020 y 2016 como los años más cálidos registrados.
“La mayoría de la gente percibe el cambio climático como un problema lejano”, afirmó el experto. “Pero esto es algo que ya está surtiendo efecto. Tenemos que abordar el cambio climático ahora para evitar mayores daños a las generaciones futuras”.
Ortiz-Bobea y Robert G. Chambers, profesor de economía de la producción en la Universidad de Maryland, han sido pioneros en nuevos cálculos de productividad en la agricultura. Han incluido datos meteorológicos que no se han abordado históricamente, con el objetivo de aportar nueva precisión a los modelos climáticos.
Alteraciones del clima están fuera de control de los agricultores
El estudio sobre el impacto del cambio climático en la productividad agrícola mundial, quiere suministrar aportes a gobiernos, empresas y agricultores sobre el tema.
«La productividad es esencialmente un cálculo de sus insumos en comparación con sus productos. Y en la mayoría de las industrias, la única forma de obtener crecimiento es con nuevos insumos», dijo Chambers. «Históricamente, la medición de la productividad agrícola no ha incorporado datos meteorológicos. Pero queremos ver las tendencias de estos insumos que están fuera del control del agricultor».
Por su parte, David Lobell, señaló que los resultados muestran claramente que los esfuerzos de adaptación deben considerar toda la cadena de suministro. Incluida la mano de obra y el ganado. “También muestran que a medida que la agricultura se vuelve más mecanizada y sofisticada, la sensibilidad al clima no desaparece”, dijo el profesor de ciencia del sistema terrestre en Stanford.
«Mi sensación es que estamos mejorando en la eliminación de todas las limitaciones no climáticas en la producción. Aún así necesitamos analizar varias explicaciones posibles», agregó Lobell, quien examina el impacto del cambio climático en la producción de cultivos y la seguridad alimentaria.
“Este estudio es un gran salto más allá del enfoque tradicional en algunos cultivos de granos importantes”, sostuvo. “Al observar todo el sistema, los animales, los trabajadores, los cultivos especiales, podemos ver que toda la economía agrícola es bastante sensible al clima. Parece que en la agricultura, prácticamente todo se vuelve más difícil cuando hace más calor».