Apenas ha transcurrido una cuarta parte del año y los fenómenos atípicos del clima se siguen presentando. El cambio climático luce indetenible mientras los dirigentes debaten que medidas tomar. Incluso en países como los Emiratos Árabes Unidos están recibiendo su dosis de realidad. Los EAU gastaron una fortuna en la COP28 tratando de desviar la atención sobre el problema.
El clima extremo es la nueva normalidad, impulsado por el cambio climático. Esos eventos, cada vez más frecuentes y costosos, golpean con más fuerza a los más vulnerables. Nos enfrentamos a un futuro con más huracanes, sequías, inundaciones, incendios y fluctuaciones de temperatura. Traerán consigo inflación, escasez, migraciones y presión sobre las finanzas públicas.
El 2023 se convirtió en el año más caluroso registrado, superando al 2016. Ese récord abrió la puerta a escenas apocalípticas en todo el mundo. Incendios arrasaron los bosques de Canadá y Grecia, mientras que Libia sufrió inundaciones devastadoras. En Estados Unidos, se reportaron 25 eventos climáticos extremos, incluyendo huracanes, incendios, tornados y olas de calor.
Argentina experimentó un año de malas cosechas, mientras que una sequía extrema azotó la Amazonía. El Canal de Panamá, una maravilla de la ingeniería del siglo XX, tuvo que reducir sus operaciones debido a la falta de agua en un lago crucial para su funcionamiento. En México, el huracán Otis se convirtió en un monstruo de categoría 5 en cuestión de horas debido a las altas temperaturas oceánicas. Un fenómeno sin precedentes y una advertencia de lo que está por venir.
Los expertos pronostican que es probable que 2024 supere los récords del año pasado. Será aún más caluroso, impulsado por el aumento de las temperaturas globales y El Niño, un fenómeno climático que calienta las aguas del Pacífico ecuatorial. En cuatro meses ya se ven algunas señales de lo que nos espera.
Lago en el Valle de la Muerte
El Valle de la Muerte en California, conocido por su aridez, ha sorprendido al mundo con la aparición de un lago temporal en el Badwater Basin, una cuenca desértica situada 86 metros bajo el nivel del mar. El valle tiene el récord de la temperatura más alta del mundo. Se dice que alcanzó los 56.7 °C, el 10 de julio de 1913. Pero la reconocida por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) utilizando métodos confiables fue de 54.0 °C el 16 de agosto de 2020.
El fenómeno ha atraído a turistas y amantes de la naturaleza, ansiosos por explorar las aguas inesperadas de uno de los lugares más secos de Estados Unidos. Normalmente, el agua se evapora más rápido de lo que puede fluir hacia la cuenca endorreica de Badwater, pero la situación actual desafía este patrón. El lago es el resultado de las lluvias e inundaciones récord que golpearon el este de California desde agosto. Transformando, a mediados de febrero, la árida región en un oasis acuático de casi 10 kilómetros de largo y 5 de ancho, con una profundidad de unos 30 centímetros.
Los administradores del parque atribuyen el fenómeno a los remanentes del Huracán Hilary de agosto de 2023. Seguido de un evento climático conocido como río atmosférico en febrero, que repuso las aguas del lago. En los últimos seis meses, el suelo del valle ha recibido más del doble de su media anual de lluvia.
Las imágenes satelitales de la NASA han documentado la formación y evolución del lago, mostrando la transformación de la cuenca desértica. El evento único nos recuerda la imprevisibilidad de la naturaleza y su capacidad para transformar radicalmente los paisajes. Mientras tanto, el Valle de la Muerte sigue acogiendo a visitantes atraídos por la posibilidad de navegar en aguas donde normalmente caminarían sobre un lecho seco de sal.
Inundaciones en Dubái
La península Arábiga ha sido azotada recientemente por una tormenta devastadora que se originó en Omán, dejando al menos 19 muertos, en su mayoría niños. El fenómeno climático ha causado graves inundaciones y daños en los Emiratos Árabes Unidos. Un país que es en su mayoría desierto. Los EAU se encuentran entre los países más calurosos del mundo. Con un clima desértico que se caracteriza por la escasez de lluvias y veranos abrasadores, ventosos y húmedos. Con temperaturas promedio de 41 grados centígrados.
La agencia de noticias oficial de Emiratos, WAM, informó que han sido las lluvias más intensas en el país en los últimos 75 años. Superó todos los registros desde 1949. El Centro Nacional de Meteorología calificó el diluvio como “un evento excepcional en la historia climática de los EAU”. El pico de las precipitaciones se registró en el emirato de Al Ain, donde se acumularon 254 mm de lluvia en menos de 24 horas.
El Aeropuerto Internacional de Dubái, el más transitado del mundo para viajes internacionales, se inundó, interrumpiendo los vuelos. A pesar de los daños significativos causados por las inundaciones, el Centro Nacional de Meteorología destacó que las fuertes lluvias “contribuyen a aumentar el promedio anual de precipitaciones en los EAU y a fortalecer las reservas de agua subterránea del país”.
¿Lluvias provocadas?
La razón, detrás de las inusuales lluvias, puede haber sido la “siembra de nubes”. A pesar de la histórica escasez de agua en los EAU, el país ha logrado implementar estrategias arriesgadas para inducir la lluvia gracias a su crecimiento económico. En Dubái, se está utilizando un método innovador de siembra de nubes con drones para generar lluvia en medio del desierto.
El Centro Nacional de Meteorología realizó varios vuelos para sembrar nubes antes de las lluvias. Los drones, desarrollados por investigadores de la Universidad de Reading en el Reino Unido, se dirigen a las nubes y emplean láseres para crear cargas eléctricas. Lo que hace que las nubes se condensen y generen lluvia. Según ‘National Geographic’, este enfoque es menos invasivo que el uso de sustancias químicas para inducir la lluvia.
La siembra de nubes no está exenta de controversia y riesgos. Algunos estudios sugieren que su impacto en la generación de agua en el cielo es limitado, mientras que otros indican lo contrario. Existe la preocupación de que la lluvia artificial pueda contener sustancias químicas o contaminantes atmosféricos. Lo que podría afectar la calidad del agua y tener consecuencias negativas para el medio ambiente y la salud humana.
Afloramientos oceánicos mortales
Según un reciente estudio el cambio climático está alterando los océanos, empujando a tiburones, rayas y otras especies a huir de las aguas tropicales cada vez más calientes. Solo para ser atrapados por corrientes de agua fría intensificadas. El fenómeno tuvo consecuencias devastadoras en 2021, cuando más de 260 organismos marinos de 81 especies murieron en un evento de afloramiento de frío extremo frente a la costa de Sudáfrica.
El estudio, publicado en Nature Climate Change, reveló que los cambios en las corrientes oceánicas y los sistemas de presión, impulsados por el cambio climático, están aumentando la frecuencia e intensidad de las surgencias. Lo que puede aumentar la vulnerabilidad de especies migratorias como los tiburones toro.
Los científicos se centraron en el evento de extinción masiva de 2021, rastreado con precisión gracias a un tiburón toro marcado por satélite que sobrevivió. Descubrieron que el tiburón había sido atrapado en agua que caía más de 10°C por debajo de la temperatura a la que estas especies tropicales están acostumbradas.
Los investigadores descubrieron que los eventos de surgencias frías habían aumentado en frecuencia e intensidad en las regiones de la corriente de Agulhas y la corriente del este de Australia entre 1981 y 2022. Los tiburones toro marcados parecieron cambiar su comportamiento para evitar caídas repentinas de temperatura. Los hallazgos sugieren la necesidad de un nuevo enfoque para la conservación marina que incorpore conocimientos sobre las formas cada vez más complejas en que el cambio climático está alterando los océanos
Y apenas comienza
El Foro Económico Mundial de Davos identifica los eventos climáticos extremos como uno de los principales riesgos para 2024 y la próxima década. Compitiendo con las amenazas cibernéticas en términos de preocupación para los líderes globales. La inestabilidad climática plantea desafíos para la producción de alimentos, genera riesgos de inestabilidad social, redefine territorios y da lugar a nuevas enfermedades.
Nos obliga a hablar del cambio climático en términos que van más allá de los grados centígrados, considerando su impacto en la vida y la calidad de vida. Los eventos de temperaturas extremas se están convirtiendo en una nueva normalidad. Una a la que no deberíamos acostumbrarnos.