El planeta enfrenta tiempos durísimos y debe encarar graves prácticas que los humanos han perpetrado. Los recursos ya son limitados, la sobreexplotación vegetal y animal, junto a la acumulación de residuos, mares y océanos llenos de plástico, la vil contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero son algunos de los problemas que están agotando la Tierra.
La humanidad se ha sumido desde hace muchos años en un ciclo tremendamente dañino: extraer, producir, consumir y desechar. Este modelo económico y de consumo ha caducado.
Economía circular para ayudar al planeta
Ante este escenario existen nuevos patrones de consumo y sistemas verdes. La necesaria transformación hacia un modelo de economía verde y circular ha empezado y requiere de todas las acciones a nivel de ciudadanía y a nivel administrativo y gubernamental.
Ya muchas personas se han enfocado en cumplir con las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar. Además, muchos consumidores han empezado a elegir productos cuyos fabricantes respeten el medioambiente y tengan una política transparente de sostenibilidad.
Apuntar los esfuerzos hacia las administraciones y el empresariado
Es necesario incrementar el liderazgo empresarial y la transición hacia una economía verde y circular de las empresas en todo el planeta. Para esto es preciso impulsar la generación de demanda y la creación de mercados en función de la economía circular, el acceso a la financiación, la promoción del talento y la competitividad, la investigación, el desarrollo y la innovación, la internacionalización y el fomento del empleo y la capacidad emprendedora.
Los políticos y las administraciones públicas no pueden ser ajenos a la crisis climática global. De esta manera, es necesario abordar la mejora de la gestión de los residuos sólidos urbanos, transformando un modelo que nos deja imágenes que nadie quiere ver, pero que siguen estando ahí.
Recursos para la vida
El consumo humano ha impactado de manera negativa en los recursos del planeta. La escasez de agua en algunas regiones del mundo, por ejemplo, requiere que mejoremos la eficiencia de su uso para la producción de alimentos, implementando técnicas para mejorar el riego y mantener la humedad de los suelos, la retención y almacenamiento del agua.
Nuestro ritmo de vida ha modificado en muchos casos nuestra forma de alimentarnos, incrementándose el consumo de carnes. La ONU establece que son necesarios 15.000 litros de agua para generar un solo kilo de carne, frente a los 80 litros que se requieren para producir un kilo de tomates.
En el ciclo integral del agua de nuestras ciudades y municipios también nos enfrentamos a problemas crecientes como el de las toallitas húmedas. Los inodoros no son papeleras y no debe arrojarse ningún residuo que no se degrade. Esta situación está provocando números problemas en las estaciones de tratamiento de aguas residuales y generando un aumento de recursos.
De esta manera, pequeños detalles ciudadanos pueden marcar la diferencia. Los cambios vienen de abajo, con el objetivo principal de ayudar y salvar el planeta.
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