Investigadores ambientalistas se están dando a la tarea de buscar qué sabían las grandes compañías sobre el impacto de extraer petróleo y el calentamiento global. Hay muchos rastros y evidencias que conducen a que estos gigantes energéticos, a través de sus propios científicos, conocían la afectación de la actividad extractiva y el uso de los fósiles en el medio ambiente.
Carroll Muffett comenzó a preguntarse en 2008 cuándo las empresas petroleras más grandes comprendieron por primera vez la ciencia del cambio climático y el papel de sus productos en esa causa. Un abogado que entonces trabajaba como consultor de grupos ambientalistas, comenzó a investigar la cuestión por la noche y los fines de semana.
La búsqueda le llevó muchos años. Ordenando informes, libros y clasificando revistas de décadas atrás en Amazon y eBay, o en bibliotecas académicas. A medida que avanzaba, Muffett notó que seguía apareciendo un informe en las notas al pie de página de los memorandos y documentos que estaba leyendo detenidamente.
Se trataba de un documento de 1968 encargado por el Instituto Americano del Petróleo, el poderoso grupo comercial de combustibles fósiles. Escrito por Elmer Robinson y Bob Robbins, científicos del Instituto de Investigación de Stanford, conocido como SRI. Muffett no estaba seguro de lo que decía, pero lo citaban con tanta frecuencia que sabía que debía de haber algo importante en él, reseña Yale Environment 360.
SRI, que entonces formaba parte de la Universidad de Stanford, no era un departamento ordinario, sino un equipo de investigación por contrato que se había entrelazado desde su fundación con intereses de petróleo y gas.
El petróleo dispara el calentamiento global
El artículo se entregó de forma privada al instituto del petróleo. No se publicó como un trabajo académico típico, y solo unas pocas copias trascendieron al dominio público. Olvidados desde hacía mucho tiempo, habían estado acumulando polvo en un puñado de bibliotecas.
Eventualmente, a través de un préstamo interbibliotecario, Muffett logró conseguir uno.“Una vez que lo abrí, quedó inmediatamente claro cuán profundamente importante era”, recuerda. “Fue absolutamente un momento asombroso”. Esta fue la evidencia más temprana y directa que Muffett había visto hasta ahora de que los propios expertos de la industria del petróleo habían advertido a su organización comercial “que la ciencia sobre el calentamiento global y el cambio climático era clara. Y que las mejores indicaciones fueron que los riesgos eran realmente sustanciales”. La fecha de entrega del documento lo ubica antes de la extensa investigación de Exxon en la década de 1970 sobre los riesgos climáticos.
En términos severos, el documento explicaba que el uso mundial de combustibles fósiles estaba liberando carbono que había estado enterrado durante milenios. Y «es probable que se produzcan aumentos notables en la temperatura», si la quema continúa. Eso significaría el calentamiento de los océanos, el derretimiento de los casquetes polares. Y los niveles del mar que podrían aumentar hasta 1,2 metros por década, predijo el informe. «Parece que no hay duda de que el daño potencial a nuestro medio ambiente podría ser grave», concluyeron los autores. “La perspectiva para el futuro debe ser motivo de gran preocupación”.
El Centro de Derecho Ambiental Internacional, un grupo de defensa que ahora dirige Muffett, publicó extractos en 2016. Ahora, el documento, junto con un seguimiento que produjeron Robinson y Robbins en 1969, está desempeñando un papel clave en una ola de demandas. Que buscan responsabilizar a las compañías petroleras por el cambio climático.
Proliferan las demandas contra las petroleras
Minnesota, Delaware, Rhode Island, Baltimore y Honolulu se encuentran entre unas dos docenas de estados y localidades de EE UU que están demandando a la industria. Algunos de los casos buscan compensación por los daños causados por desastres provocados por el clima, como inundaciones, incendios y olas de calor. Además del costo de preparación para impactos futuros. Otros alegan violaciones de las leyes estatales o locales que prohíben el fraude y otras prácticas comerciales engañosas.
También exigen que las empresas adviertan a los consumidores sobre los peligros potenciales de un producto. Los demandados, que varían de un caso a otro, incluyen el Instituto Americano del Petróleo. Así como importantes empresas como ExxonMobil, Shell, Chevron, BP y ConocoPhillips, recoge la publicación del Yale School of the Environment de la Universidad de Yale.
El hilo conductor de las demandas es la acusación de que la industria entendió durante mucho tiempo que las emisiones de la combustión de petróleo y gas impulsarían el calentamiento global. Y crearían una serie de riesgos mundiales importantes. Sin embargo, llevó a cabo una campaña de desinformación de décadas para confundir al público y evitar un cambio a combustibles más limpios.
La mayoría cita el trabajo de Robinson y Robbins. Los informes de la pareja también se han presentado a nivel internacional, sobre todo en un caso holandés en el que un tribunal ordenó el año pasado a Shell que redujera sus emisiones de carbono en un 45% para 2030.
Los tribunales europeos han sido más favorables a los casos que buscan forzar tales reducciones o presionar a los gobiernos para que fortalezcan las políticas climáticas. Mientras que las demandas estadounidenses generalmente tienen como objetivo obtener sanciones financieras o compensaciones de las empresas.
Evidencias de los riesgos climáticos
El mes pasado, Nueva Jersey se convirtió en el estado más reciente en demandar. “Como resultado de las mentiras y engaños de la industria de los combustibles fósiles, el Estado ha pagado miles de millones de dólares para limpiar desastres inducidos por el cambio climático como la supertormenta Sandy. Y para fortalecer la costa de Jersey de futuras tormentas. Así como para proteger a su gente, negocios, infraestructura y recursos naturales de una miríada de otros peligros del cambio climático”, acusaba su denuncia. “Es hora de detener esta conducta engañosa y asignar la responsabilidad de remediar sus efectos a los demandados, donde pertenece. En lugar de a los contribuyentes de Nueva Jersey”.
Hay muchas pruebas de la conciencia temprana de las empresas de petróleo y gas sobre el calentamiento global y los riesgos climáticos, algunas ahora incluso anteriores a 1968. De hecho, la ciencia ya era un tema de discusión pública a mediados de la década de 1960. Y los artículos de Robinson y Robbins son solo dos de muchos documentos.
Otros incluyen los informes de 2015 de Inside Climate News y Los Angeles Times sobre la investigación climática interna de Exxon. Y su uso de esa ciencia para preparar sus activos para resistir peligros como el aumento del nivel del mar y la intensificación de las tormentas. Esas investigaciones se centraron principalmente en la década de 1970 y más tarde, después de que se escribieran los artículos de Robinson y Robbins.
¿Se avecina una lucha feroz?
Pero esos documentos tienen un impacto único que va más allá de sus primeras fechas, dijo Richard Wiles, presidente del Centro para la Integridad Climática. Un grupo de defensa que trabaja con localidades que están considerando litigar por el clima.
La industria «no puede decir que no sabía cuando encargaron el estudio.” Eso será clave si alguno de los casos pendientes llega a juicio, señaló Patrick Parenteau, profesor emérito. Y miembro principal de política climática en la Facultad de Derecho de Vermont.
“Va a haber una lucha feroz por la evidencia y la validez, la admisibilidad de estos diversos documentos”, según Parenteau. Resaltó que el vínculo directo de los documentos de Robinson y Robbins con la industria hace que sea más probable que un juez los admita.
La participación del Instituto Americano del Petróleo, cuyos miembros incluyen a casi todos los mayores productores de petróleo, también amplía el alcance de conocer la culpabilidad mucho más allá de ExxonMobil. La compañía para la que existe la evidencia más detallada de conocimiento temprano de la ciencia del clima, asentó Wiles.
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