Una amplia gama de situaciones está alterando la fertilidad, uno de los indicadores más importantes para la sobrevivencia humana. La legalización del aborto en muchos países, el malentendido empoderamiento femenino y la promoción social de parejas sin hijos, pero con mascotas, están dando un duro golpe a las tasas de fertilidad global y, consecuentemente a los críticos índices de natalidad en el mundo.
La tasa de fertilidad de Europa se ha estancado en 1,5 nacimientos por mujer durante la última década. Muy por debajo del 2,1 necesario para mantener los niveles de población estables en el continente.
Los gobiernos del bloque gastan miles de millones de euros, además de prestaciones sociales básicas, para incentivar a las parejas a tener hijos,. ero los resultados de natalidad en Europa son poco halagadores. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos estima que son varias las razones del descenso constante. Incluyen cambios en los roles de género, un mayor enfoque en las carreras e incluso la sensación de inseguridad que amplifican las redes sociales, pero el auténtico origen de la crisis de fertilidad seguía siendo un enigma.
Un reciente estudio publicado en The Lancet proyecta que las tasas de fertilidad global, que han ido disminuyendo en todos los países desde 1950, seguirán cayendo en picada hasta finales de siglo y traerá un profundo cambio demográfico.
Mundialmente, la tasa ha pasado de 4,84 en 1950 a 2,23 en 2021, y seguirá descendiendo hasta 1,59 en 2100, según el Instituto de Métrica y Evaluación Sanitarias de la Universidad de Washington.
Seguirán en caída las tasas de fertilidad global
La demógrafa Jennifer D. Sciubba afirmó que el mundo experimenta un cambio transnacional y transcultural a gran escala hacia las familias más pequeñas». Sciubba, autora de 8.000 millones y contando: cómo el sexo, la muerte y la migración dan forma a nuestro mundo, no participó en el estudio.
Christopher Murray, autor principal de la investigación y director del IHME, dijo que son muchas razones para el cambio: mayores oportunidades para las mujeres en educación y empleo, un mejor acceso a los servicios de anticoncepción y salud reproductiva.
Otros factores que pueden incidir son el costo directo de criar a los niños, el cambio de valores sobre la igualdad de género y la realización personal. Son fuerzas que disminuyen las tasas de fertilidad global. Gitau Mburu, de la OMS, señaló que la contribución de estos factores varía con el tiempo y según el país. Para mantener cifras de población estables, los países necesitan una tasa de fertilidad total de 2,1 hijos por mujer. Cuando la tasa de fertilidad cae por debajo, las poblaciones comienzan a reducirse.
El estudio indica que el 46% de los países tenía una tasa de fertilidad por debajo de 2,1 en 2021. Si aumenta al 97% para 2100, significaría que la población de casi todos los países del mundo disminuirá para finales de siglo. Una crisis de fertilidad sin precedentes.
Grandes desigualdades
Un análisis anterior publicado en The Lancet en 2020 indicaba que la población mundial alcanzará su punto máximo en 2064 con alrededor de 9.700 millones y luego disminuirá a 8.800 millones en 2100. Otra proyección de la ONU World Population Prospects 2022 también adelantó que la población mundial alcanzará un máximo de 10.400 millones en 2080.
Independientemente del momento exacto del pico de población mundial, comenzará a disminuir en la segunda mitad del siglo, dijo Sciubba a la cadena de noticias CNN, con dramáticas consecuencias geopolíticas, económicas y sociales.
Aunque las tasas de fertilidad global están disminuyendo en todos los países, el índice de disminución es desigual. Un cambio en la distribución de los nacimientos vivos en todo el mundo. La proporción de nacidos vivos del mundo en regiones de bajos ingresos casi se duplicará, del 18% en 2021 al 35% en 2100. África subsahariana representará 1 de cada 2 niños nacidos en el planeta en 2100.
Un cambio radical que creará un “mundo demográficamente dividido”. Los países de altos ingresos enfrentan las consecuencias del envejecimiento de la población y la disminución de la fuerza laboral. Mientras que las regiones de bajos ingresos mantienen una alta tasa de natalidad con limitados recursos.
Más población en zonas vulnerables
“El estudio resalta el contraste demográfico entre los países más ricos (con muy baja fertilidad) y los países más pobres (con una fertilidad aún alta)”, dijo Teresa Castro Martín, profesora del CSIC, que no participó en la investigación. «A nivel mundial, los nacimientos se concentrarán cada vez más en las zonas del mundo más vulnerables al cambio climático. La escasez de recursos, la inestabilidad política, la pobreza y la mortalidad infantil», apuntó.
Los investigadores sugieren que las políticas éticas y efectivas que fomenten la inmigración y las innovaciones laborales, como los avances en inteligencia artificial, podrían ayudar a reducir algunos de los efectos económicos del cambio demográfico.