Por Natalia Lobo
03/06/2018
El brasileño Marco Evangelistas Moraes, más conocido como Cafú, es el único futbolista que tiene el privilegio de haber jugado tres finales de la Copa Mundial (1994, 1998 y 2002). Sin embargo, el récord es solo un dato más en la dilatada carrera de este jugador, considerado como uno de los mejores laterales derechos de la historia.
Cafú nació el 7 de junio de 1970. De chico, fue rechazado por equipos reconocidos en Brasil (Corinthians, Palmeiras, Santos y Atlético Mineiro) antes de entrar en las inferiores del Sao Paulo, club con el que ganó dos Intercontinentales, una al Barça y otra al Milán en 1992 y 1993, respectivamente. En sus inicios jugaba de extremo. Su estilo recordaba a otro mítico del Brasil de los años 50, Cafuringa, de allí su apodo.
Debutó con la canarinha el 12 de septiembre de 1990. Fue suplente durante el Mundial de 1994, hasta el día de la final contra Italia. Al minuto 21 de partido, Jorginho se lesionó y el técnico Carlos Alberto Parreira, le dio entrada. A partir de allí, Cafú se convirtió en un fijo de la selección.
Ganó la Copa América (1997 y 1999) y fue una pieza fundamental durante el Mundial de 1998, en el que Brasil quedó subcampeona tras perder por 3-0 ante la local Francia. En Corea-Japón 2002, Cafú fue el capitán de la canarinha que logró su quinta Copa del Mundo ante la Alemania de Oliver Kahn. En el 2006, Cafú consiguió convertirse en el jugador brasileño con más participaciones en la selección (142) tras 12 años desde su debut.
Paso por Europa
En 1993, Cafú pudo ser parte del Real Madrid de Ramón Mendoza. Sin embargo, su fichaje se vio frustrado por los directivos del Sao Paulo y nunca llegó. Fue en 1995, cuando el brasileño pisó España para jugar con el Real Zaragoza. Debido a una lumbalgia, apenas disputó 16 partidos.
Regresó a Brasil. Esta vez jugó con el Palmeiras y se llevó la liga. Sin embargo, no tardó mucho en volver a Europa. En 1997, Cafú encontró su sitio en el Roma, equipo con el que pudo lograr un scudetto. Su habilidad tanto para atacar como para defender le valió un puesto en la zaga y el cariño de la afición.
En el 2003, se fue al AC Milan, equipo con el que se retiró ya convertido en una leyenda. En San Siro ganó una Champions, un Scudetto, dos Mundialitos, tres Supercopas de Europa y dos Supercopas de Italia. Dejó el fútbol el 18 de mayo de 2008, en un partido ante el Udinese en el que consiguió un gol.
Cafú, el lateral derecho inolvidable
Il Pendonilo («el tren expreso») ejemplifica a la perfección lo que debe ser un lateral en el fútbol moderno. Dani Alves y Marcelo, por la izquierda, siguen su escuela: hay que ser tanto ofensivo como defensores, ocupar toda la banda. Cafú ofrecía soluciones tanto arriba como abajo.
El brasileño era un marcador difícil de pasar, gracias a su 1,76 de altura y su buena condición física. En Italia mejoró en su lectura del juego y decidía cuando debía subir y cuando no. Asimismo, su liderazgo era notable para mantener el orden de la zaga.
Como atacante, gracias a su tiempo de extremo, Cafú sabía aprovechar los espacios para crear superioridad numérica en su equipo. De igual forma, se podía zafar de los defensores con un regate y encontrar el centro perfecto para una ocasión de gol. Su rapidez también era clave para su desempeño.
Con 446 partidos a sus espaldas, 18 tantos y 27 títulos celebrados, es imposible no reconocer a Cafú como uno de los futbolistas más exitosos de la historia. El pequeño Marco que fue rechazado por ocho clubes terminó su carrera como un ícono. Il Pendolino, coleccionista de finales. Cafú, el lateral inolvidable.