Por Andrés Tovar
09/12/2016
Tras años de protestas, Australia esta semana concedió la aprobación a las operaciones de una nueva y vasta mina de carbón que se construirá en Queensland. La decisión de permitir a la empresa india Adani seguir adelante con la mina, a pesar de los impactos ambientales y las protestas de los pueblos originarios de la zona, es la muestra que la menguante industria del carbón sigue siendo una fuerza poderosa.
La mina Carmichael se convertirá en el mayor proyecto de carbón térmico en Australia luego de una larga batalla con implicaciones ambientales y económicas. En primer lugar, está el punto de vista local: El sector minero de Queensland ha sido golpeado tan duro por la caída de los precios en todo el mundo que se le conoce a la zona como «el acantilado de la minería«. Al menos 22.000 puestos de trabajo se perdieron en la zona en dos años.
En su batalla por la aprobación de la mina, Adani hizo dos promesas: que crearía 10.000 nuevos puestos de trabajo, y que esos puestos de trabajo se destinarían a los locales, sin utilizar personal extranjero. Los defensores de la mina afirman que con las regalías que la activación de la mina le dejará al Estado se podrán financiar hospitales y escuelas, en parte influidos por el discurso que en EEUU activó Donald Trump, quien se ha comprometido a crear puestos de trabajo de vuelta a las zonas mineras del carbón diezmadas y promover el reimpulso de los precios mundiales de carbón flexibilizando las regulaciones.
La contraparte de la situación arriba descrita es la perspectiva ambiental. Dadas las tendencias actuales, el mundo ya está en camino de perder los objetivos del acuerdo climático de París de limitar el calentamiento global a 2º centígrados, el umbral para los efectos catastróficos en el clima. Y Adani planea producir carbón de la mina Carmicheal durante 60 años.
Australia ya está sintiendo los efectos del cambio climático. Sólo este año, casi una cuarta parte de los corales en la Gran Barrera de Coral australiana murió por «blanqueo», un fenómeno que se da cuando el agua sigue se mantiene demasiado caliente durante demasiado tiempo. La Fundación Australiana para la Conservación y otros han emprendido una batalla legal contra el gobierno para tratar de detener la mina de Adani sobre la base de los daños al medio ambiente y, en concreto, a la Gran Barrera de Coral. Los desafíos legales también han sido presentadas por las poblaciones indígenas, los grupos Wangan y Jagalingou, que dicen que la mina está en tierras ancestrales sobre las que tienen derechos de título.
La tercera y última pieza del rompecabezas es a donde irá ese carbón. La producción del Carmichael no está destinada a alimentar Australia. Por el contrario, será enviado a India, que está pasando por un período de rápida industrialización, la cual proyecta utilizará tres veces más carbón en 2040 que en la actualidad, de acuerdo con un estudio de la Agencia Internacional de la Energía. En declaraciones recogidas por ABC News, Adani ha dicho que el carbón australiano le va a llevar electricidad a 100 millones de los 300 millones de indios que viven actualmente sin electricidad, agregando que «en India se quema la misma cantidad de carbón de todos modos, pero este en particular ‘será menos perjudicial que otros tipos'» (no entendemos cómo).
Es difícil discutir con el dolor de las comunidades cuyos puestos de trabajo han desaparecido, cosa que debe ser obligación para los políticos locales para proporcionar soluciones. Seguramente en la mina Carmichael se va a hacer una gran cantidad de dinero para un hombre que es ya inmensamente rico (Gautam Adani, el dueño de la empresa, pertenece a una de las familias más ricas de India, con un capital de 6.3 billones de dólares, según Forbes) y seguramente hará grandes inversiones que beneficien la necesidad de empleo.
El antológico debate sobre si la producción y la industrialización debe estar por encima de la supervivencia de la especie o viceversa vuelve a repetirse en otro lugar del mundo, así como está ocurriendo -y seguirá- en otros países.
Queda de los lectores pensar y actuar en consecuencia…