Por Jorge López
18/1/2018
*Analista de XTB
Atrás parecen haber quedado esos días de diciembre en los que las criptodivisas en general y, el Bitcoin en particular, subían sin parecer tener techo. La popularidad que han adquirido en tan poco tiempo se convierte en estos momentos en un arma con dos filos. Los reguladores quieren ser muy cuidadosos con el avance de este nuevo activo. Esto nos lleva a preguntarnos qué sucederá con el Bitcoin y si estamos ante una burbuja de las criptodivisas. Esa misma pregunta a la luz de las últimas sesiones, parece que es la que todo el mundo se plantea.
Burbuja de las criptodivisas
Las semejanzas en el comportamiento del Bitcoin con otras burbujas nos lleva a ser extremadamente cautelosos. La magnitud de la caída de la criptodivisa más popular alcanza el 50% desde máximos. Es cierto que durante los últimos tres años el precio se ha multiplicado por 60. Un hecho que comparativamente a anteriores burbujas indica que ésta tendría una mayor magnitud que las anteriores.
El hecho de que el principal leitmotiv de los compradores de Bitcoin sea el de venderlo en unos días a un precio más caro, obviamente, no ayuda a los que defienden que no existe una burbuja de las criptodivisas. Las opiniones sobre el futuro del Bitcoin y la burbuja de las criptodivisas son dispares. Por un lado, se encuentran quienes creen que esta criptodivisa ha venido para quedarse. Y, sobre todo, para cambiar el mundo de los pagos. Por otro, los detractores comparan el activo con los tulipanes holandeses y consideran que carece de cualquier valor.
Especulación y confianza
Parece que ahora las malas noticias para estos activos, hacen resentirse a las cotizaciones de una manera más importante. La utilización del Bitcoin está siendo más difícil de lo planteado en el mundo real. Para pequeñas transacciones la moneda es muy costosa, y la volatilidad de la moneda complica la utilización de la misma, ya que las oscilaciones con respecto a otras monedas reguladas y controladas son brutales, la volatilidad socaba su uso como moneda. Si a todo ello le sumamos que la red de usuarios aún no es lo suficientemente elevada para proporcionar un negocio sostenible dentro solo de la utilización de la moneda, sino que su sustento actual es la especulación.
Dentro de los que apoyan al Bitcoin también hay una segregación. Están aquellos que favorecen los intercambios dentro de la red y los que no favorecen su entrada. Este motivo que ya es de conocimiento público es otro más para agudizar la caída. Si hubiera una unidad en los esfuerzos el desarrollo del negocio sería más fructífero. Pero por ahora esto parece lejano. Si a ello le sumamos la gran competencia existente dentro de las criptodivisas ya existentes y las nuevas que salen al mercado, debemos de ver como el mercado se va dispersando en criptodivisas nuevas y provocando una separación de una demanda limitada.
La percepción y la opinión reinante es lo más negativo para el Bitcoin, ya que una criptodivisa se basa en la confianza. La confianza es lo que ha provocado su subida y lo que está generando la caída principalmente es la mentalidad inversora. La opinión general está cambiando hacia un escenario más bajista.
Pierde atractivo
El Bitcoin pierde el atractivo de cualquier otro activo financiero que tiene un sustento de valoración real. Su sustento es únicamente el incremento de confianza o “fama”. Pero como ya sabemos la fama es efímera. La mentalidad de los inversores en la actualidad podría atraparlos en una caída aún más importante, pensando que estos precios podrían llegar a ser buenos, pero detonar de nuevo en una posible burbuja en la que los movimientos para limitar a los inversores es ya históricamente conocida. Muchos inversores han visto la criptodivisa como un activo refugio. Confiar en un activo sin histórico y sin referencias dentro de un mercado real cotizado, es muy osado.
Un activo tan volátil y sin correlación con referencias macroeconnómicas no puede tomarse como tal. La presión regulatoria es importantísima para el devenir de la criptodivisa y la unidad entre estados y entes económicos parece aproximarse, incrementándose las incertidumbres para el Bitcoin y sus homólogos.