En sesión plenaria, el Parlamento Europeo ha dado un espaldarazo a la lucha por la protección de las abejas. La decisión considera se adopten medidas más rigurosas para proteger tanto a las abejas melíferas como a las abejas silvestres. Además, de exigir un análisis más concienzudo de la exposición a los plaguicidas de estos polinizadores. Esta última medida fue propuesta por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en 2013.
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El Parlamento Europeo acaba de votar a favor de exigir medidas más estrictas para la protección de las abejas 🐝🐝
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— Greenpeace España (@greenpeace_esp) October 23, 2019
El respaldo del Parlamento Europeo frena las intenciones de mantener los mismos criterios de evaluación de los efectos de los plaguicidas sobre las abejas. Intenciones respaldadas por los gobiernos nacionales y la Comisión Europea, de acuerdo con Greenpeace.
Plaguicidas neonicotinoides
En el centro de las discusiones están los plaguicidas neonicotinoides. Señala el grupo ambientalista que en 2013, EFSA presentó un documento donde se evaluaban los riesgos de productos fitosanitarios (relativos al control de enfermedades en las plantas) sobre tres especies de abeja.
En 2018, la Unión Europea prohibía tres insecticidas neonicotinoides que matan a las abejas. Esta prohibición ampliaba una medida parcial establecida hacia 2013 y afectaba a los plaguicidas: imidacloprid y clotianidina de Bayer; tiametoxam de Syngenta.
Para ese momento, Greenpeace señalaba que las evaluaciones realizadas por EFSA apuntaban hacia una amplia gama de insecticidas que amenazan la vida de las abejas y otros insectos: acetamiprid, tiacloprid, sulfoxaflor, flupyradifurone, cipermetrin, deltametrin y clorpirifos.
Los neonicotinoides y las abejas
Esta semana la Comisión Europea presentó una propuesta que tomaba en cuenta solo una pequeña parte la guía presentada por EFSA. Y el Parlamento Europeo la rechazó, por no proteger lo suficiente a los polinizadores contra los neonicotinoides.
Estas sustancias se utilizan en los insecticidas para el control de plagas sobre los cultivos. A diferencia de otros insecticidas, no permanecen en la superficie de las plantas. Al contrario, estas los absorben y así pasan hacia las hojas, flores, raíces, tallos, polen y néctar. Su nombre significa «nuevos insecticidas similares a la nicotina».
Estos insecticidas afectan las aguas, a los seres humanos y a los insectos. No obstante, sus efectos sobre los insectos son muchos más agresivos que sobre los mamíferos, pues afecta su sistema nervioso central causándoles parálisis y muerte. De allí el peso mortífero que tienen sobre las abejas.
#Thiacloprid: Member States have endorsed our proposal to withdraw a neonicotinoid from the EU due to unacceptable risks to 🐝💧&👫#StayTuned for the formal adoption later this autumn
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— EU Food Safety (@Food_EU) October 22, 2019
Comisión Europea
Señala la Comisión Europea en su sitio web que en 2013 se aprobaron cinco insecticidas neonicotinoides para su uso en productos de control de plagas dentro de la Unión. De estos cinco, tres fueron restringidos por el peligro que representan para las abejas: clothianidin, imidacloprid y thiamethoxam.
Se prohibía el uso de estas sustancias en cultivos al aire libre y atractivos para las abejas como el maíz, la colza y el girasol. La restricción exceptuaba su uso en invernaderos, en el tratamiento de cultivos después de la floración y en cereales de invierno.
El pasado primero de octubre la comisaria de Salud de la UE, Stella Kyriakides, manifestaba que no se reducirían las exigencias sobre la protección de abejas y otros polinizadores, cuestión que ha sido confirmada con el espaldarazo del Parlamento Europeo al no aprobar la propuesta de la Comisión, según Greenpeace.
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