Aunque la lucha contra la crisis climática es un reto compartido, no todo el mundo es igual de responsable. Faltando apenas días para la COP28, en Dubái, varias organizaciones elaboraron un estudio muy a propósito de la cumbre del clima de la ONU. Señala una marcada desigualdad climática: el1% más rico del mundo emite tantas emisiones de carbono como los dos tercios más pobres. Con consecuencias nefastas para las comunidades vulnerables y los esfuerzos para abordar la emergencia climática.
Este porcentaje brutalmente desproporcionado es uno de los resultados de la investigación liderada por Oxfam, el Instituto Medioambiental de Estocolmo, The Guardian y otros expertos de forma exclusiva.
El estudio ‘The Great Carbon Divide’ (‘La gran brecha del carbono’) explora las causas y consecuencias de la desigualdad de carbono. Y el impacto desproporcionado de los individuos súper ricos, a quienes se les denomina “la élite contaminadora”.
El informe muestra que este grupo de élite, compuesto por 77 millones de personas en el mundo, incluidos multimillonarios, millonarios y aquellos que ganan más de 140.000 dólares al año, representó el 16% de todas las emisiones de CO2 en 2019. Suficiente para causar más de un millón de muertes adicionales debido al calor.
Precisa que si bien el 1% más rico tiende a vivir vidas aisladas climáticamente y con aire acondicionado, sus emisiones (5.900 millones de toneladas de CO2 en 2019) son responsables de un sufrimiento inmenso en los más desprotegidos. La justicia climática ocupará un lugar destacado en la agenda de la cumbre climática COP28 a fines de mes en los Emiratos Árabes Unidos.
¡Vaya desigualdad de emisiones de carbono!
Destaca la investigación que la desigualdad climática entre los ricos consumidores de carbono y los pobres vulnerables al calor del mundo se asemeja a la de una copa de champán.
En la cima está la cuenca ancha, plana y muy poco profunda del 10% más rico de la humanidad, cuyo apetito de carbono representa alrededor del 50% de todas las emisiones. A través del consumo personal, carteras de inversión y participación en subsidios gubernamentales y beneficios de infraestructura.
Justo debajo está el sibarita, esa junta cada vez más estrecha del vaso donde se acumulan los posos. Esto se compone del 40% medio, cuyo hábito de carbono es aproximadamente proporcional a su número. Pero aún así duplica el presupuesto de carbono promedio al que todos tendrían que atenerse si el mundo quiere tener alguna posibilidad de evitar niveles más peligrosos de colapso climático.
Más abajo está el tallo largo, delgado y frágil que comprende el 50% restante de la población mundial, cuyo uso de carbono disminuye junto con sus ingresos. En la parte inferior están los cientos de millones que viven en la pobreza extrema y apenas se registran en términos de gases de efecto invernadero, refiere el informe.
El cupé de champán es una imagen adecuada de la gran desigualdad en las emisiones de carbono que estamos viviendo y a fenómenos climáticos extremos. La última vez que la desigualdad de riqueza fue tan pronunciada como lo es ahora fue durante la belle époque de la década de 1920. Entonces ya era bastante malo como causa de miseria social e inestabilidad internacional.
Pero, hoy en día, podría decirse que es peor la desigualdad porque el abismo entre los que tienen y los que no tienen se extiende a sus emisiones de carbono. Esto aumenta el sufrimiento por la crisis climática e impide los esfuerzos por encontrar una solución.
Grandes ganancias para las petroleras
El informe advierte que este año, los extremos han sido más evidentes que nunca. Las empresas petroleras han obtenido billones de dólares en ganancias que planean utilizar para ampliar la producción de combustibles fósiles desestabilizadores del clima. A pesar de las advertencias de la Agencia Internacional de Energía de que esto hará imposible mantener el calentamiento global dentro de 1,5°C.
Mientras tanto, 2023 va camino de ser el año más caluroso registrado. Se espera que la justicia climática ocupe un lugar destacado en la agenda de la COP28. En principio, las naciones ricas han acordado un “fondo para pérdidas y daños” para ayudar a los países pobres a hacer frente a las consecuencias cada vez más graves de la crisis.
Pero ésta no es la única forma de desigualdad, están las brechas de ingresos y por ende las brechas de emisiones de carbono. La responsabilidad por la actual crisis climática se está concentrando cada vez más, mientras sus impactos se están extendiendo.
La investigación reitera que los 77 millones de personas que componen el 1% más rico de la humanidad fueron responsables del 16% del total de emisiones de carbono, el principal gas de efecto invernadero. El mismo porcentaje que emitieron los 5.000 millones de personas con menos renta. Mientras que el 10% de los más adinerados generó la mitad de las emisiones totales.
«Cuanto más rico seas, más fácil te resultará reducir tus emisiones personales y las de tus inversiones», indica Max Lawson, coautor del informe a AFP. «No necesitas ese tercer auto, o esas cuartas vacaciones, o no necesitas tener inversiones en la industria del cemento».
España no escapa al desbalance
En España, en 2019, el 10% de las personas con mayores ingresos, unos 4,7 millones de personas, generaron casi una tercera parte de todas las emisiones. Esto equivale a lo emitido por el 53% de las personas con menores ingresos, casi 25 millones de personas.
Las emisiones globales de los más ricos son suficientes para causar 1,3 millones de muertes más sobre lo previsto a causa del calor de aquí a 2030. Estas muertes y los daños provocados por el cambio climático, en general, impactan más sobre los más pobres. Que, a su vez, son los menos responsables de haber contribuido al calentamiento.
«Los efectos del cambio climático afectan más a quienes son menos responsables. Personas en situación de pobreza y exclusión y a las generaciones futuras. El modelo económico y de consumo actual es insostenible. Se tiene que poner fin a prácticas destructivas e implantar soluciones sostenibles», afirma Lourdes Benavides, la responsable de Justicia Climática de Oxfam Intermón a RTVE.
Al referirse a la desigualdad en las emisiones de carbono, Oxfam reclama aplicar impuestos justos a las personas más ricas. La propuesta contribuiría a frenar el «círculo vicioso» que conforman el cambio climático y la desigualdad.
La ONG calcula que gravar los ingresos del 1% más rico a un tipo del 60% reduciría las emisiones hasta cifras cercanas a las emisiones totales generadas en el Reino Unido en un año. Permitiría, además, recaudar 6.400 millones de dólares al año. Dineros podrían destinarse a financiar la transición hacia energías renovables, abandonando los combustibles fósiles.