Por María Tejero (Efe)
La Comisión Europea (CE) instó a España a tomar medidas para ejecutar su presupuesto de este año a rajatabla y a modificar «cuanto antes» el previsto para 2016, al tratarse de unas cuentas que considera «optimistas» y que cree que encaminan al país a incumplir sus objetivos de reducción del déficit.
Por su parte, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, respondió de forma tajante al vaticinio de la Comisión Europea: «No estoy de acuerdo. España -garantizó- no va a incumplir el déficit».
La opinión del Ejecutivo comunitario rebaja las previsiones del Gobierno español tanto en términos de crecimiento y reducción del déficit, como respecto a la caída de la tasa de desempleo, que estima que se mantendrá en el 22,4% este año y en el 20,6% en 2016.
Confirma así lo adelantado hace una semana por el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, el socialista Pierre Moscovici, en unas declaraciones envueltas en la polémica que apuntaban a que con estos números sobre la mesa, España no cumplirá con la disciplina fiscal.
En concreto, según Bruselas, superará en tres y siete décimas su meta de déficit para 2015 y 2016, pese a que el Gobierno afirma que logrará alcanzar el 4,2% y 2,8% del PIB comprometidos, respectivamente.
Además, el Gobierno español espera un crecimiento del 3,3% del PIB este año, que la Comisión ve «plausible» pese a esperar un avance del 3,1%.
En cambio, la CE considera optimista la expansión del 3% que prevé Madrid para el año que viene, tres décimas por encima de la que baraja la institución comunitaria.
La Comisión advierte también del riesgo de que la situación empeore a nivel mundial debido a las turbulencias que llegan de los mercados emergentes, lo que podría lastrar el crecimiento español.
Al evaluar la corrección del desvío presupuestario, la CE descarta algunas medidas que incluye el Gobierno español en su plan, como los ingresos de la tasa a las transacciones financieras, un proyecto que se encuentra estancado y cuya viabilidad está en cuestión.
También toma una postura «más conservadora» respecto al impacto positivo que pueden tener las medidas de lucha contra el fraude y no tiene en cuenta el ahorro derivado de la transferencia de servicios sanitarios, educativos y sociales de entidades locales a las regionales, ya que «no es probable que tenga un efecto neto a nivel de Gobierno general».
En el apartado positivo
La Comisión reconoce el impacto de las reformas ya emprendidas y el crecimiento superior de España respecto a la media de sus socios de la eurozona.
Considera, además, que si se mantiene la buena marcha de los ingresos fiscales, hay una «posibilidad de que el resultado presupuestario sea mejor de lo esperado», según el vicepresidente de la CE para el Euro y el Diálogo Social, Valdis Dombrovskis.
En resumen, la Comisión ve que sus diferencias con los cálculos de España se deben a las estimaciones «algo más optimistas» de Madrid y a que considera que algunos de los «ahorros esperados no están respaldados por medidas concretas».
Bruselas pide ahora al Ejecutivo español que ejecute «rigurosamente el presupuesto de 2015» y que adopte las «medidas necesarias» durante la tramitación final del presupuesto para «garantizar» que cumple el objetivo fiscal.
La elecciones
Pero ante la certeza de que el Ejecutivo español no va a cambiar el plan presupuestario antes de su aprobación final en los próximos días en el Parlamento, tal y como ya avisó el ministro español de Economía, Luis de Guindos, pide al Gobierno resultante de las elecciones de diciembre que presente un plan actualizado y detallado «lo antes posible».
El plan presupuestario español se ha visto envuelto en una polémica a su paso por Bruselas por su inesperada llegada un mes antes de lo previsto y por el también sorpresivo retraso de la aprobación de la opinión presupuestaria de la Comisión Europea después de que fuera anunciada para el pasado martes.
Fue el propio presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, el que paró su aprobación, desdiciendo al comisario Moscovici.
«Si alguien quiere ver algo más allá, allá ellos, pero nosotros hacemos un trabajo objetivo y utilizamos reglas. No hay ideología en nuestro trabajo», afirmó Moscovici.
El comisario aseguró que aunque gracias a este retraso se ha tenido en cuenta la información recabada la semana pasada por la misión de vigilancia posterior al rescate bancario, las «diferencias» entre la Comisión y el Gobierno «siguen siendo las mismas».