Por Efe
20/09/2016
La Fundación Mapfre acoge la mayor retrospectiva dedicada nunca al fotógrafo estadounidense Bruce Davidson, la primera en España, más de cincuenta años de emociones encerradas en 190 imágenes que son fruto de un compromiso ético con la realidad cotidiana, a veces melancólica, a veces miserable.
«Sus protagonistas eran perdedores, gente marginal que no contaba para la imaginería del momento, si no era en el área del fotoperiodismo», ha destacado Carlos Gollonet, comisario de la exposición, que abrirá sus puertas este jueves y permanecerá en Madrid hasta el 15 de enero.
El visitante descubrirá algo de ese carácter reporteril en sus obras, especialmente en las dedicadas a cubrir los Viajes por la Libertad a Alabama, pero también a un autor que volvió a esos mismos escenarios durante años para seguir inmortalizándolos, algo que no es típico de la fotografía de reportajes.
«Él se define como un fotógrafo humanista, de forma que sus intereses personales se entremezclaban con los temas que trabajaba», ha destacado Gollonet, para quien «la fuerza de su trabajo reside en el conjunto», en la yuxtaposición de imágenes más que en piezas aisladas, por mucho que algunas de ellas hayan alcanzado un carácter icónico.
Hasta sus últimos trabajos, ya en el nuevo siglo (Nature of Paris y Nature of Los Angeles), la muestra recorre sus más célebres series en orden cronológico, desde que arranca su carrera a mediados de los 50, con las primeras y melancólicas imágenes de los Wall, una pareja de ancianos residentes en Arizona a los que retrató en su hogar con intensos contrastes de claroscuro.
«Alcanzaba un grado de intimidad y confianza tal que los retratados siempre muestran una gran naturalidad, en una entrega mutua entre ambas partes», ha señalado el comisario.
Destaca, por un lado, su mirada en los años 60 a la defensa de los derechos civiles, ya sea a las inhóspitas condiciones de vida de una familia de Alabama o a las multitudinarias concentraciones en torno a Martin Luther King.
No podían faltar dos de sus más icónicas series: Bandas de Brooklyn, tras un año de convivencia con jóvenes marginales a la conquista de su autoestima, formulando núcleos familiares sustitutorios, y Calle 100 Este, la más influyente, en torno al Spanish Harlem y al mundo de negros y latinos que permanecían invisibles para el mundo exterior.
«¿Dónde está la esperanza en estas imágenes?», le preguntaron los responsables de la revista Life, deseosos de mostrar una América que despegaba. «No la hay», respondió Davidson, que rechazó un contrato con esa publicación que le habría resuelto la vida a los veintipocos años. Terminó vendiendo las imágenes a Esquire y exponiéndolas posteriormente en el Moma de Nueva York.
La apuesta por la independencia le llevó en 1958 a la agencia Magnum, una cooperativa de fotógrafos, convirtiendo esta en otra de las señas de identidad de su carrera.
Incluso en el cumplimiento de los compromisos comerciales que le permitían sobrevivir y que fue desechando conforme ganó reputación, Davidson encontró tiempo para retratar la realidad que a él le interesaba, como cuando visitó Almería para cubrir el rodaje de Mando perdido (1966), película bélica con Anthony Quinn y Alain Delon, y terminó retratando a los niños del barrio de La Chanca.
Desde el punto de vista técnico se aprecia una evolución desde su primeros trabajos con la cámara compacta Leica, influido por autores como Eugene Smith o Cartier Bresson, al desarrollo de un estilo muy distinguible a partir de los años 70 con cámaras de gran formato que le convirtieron a él en la referencia para otros fotógrafos.
La exposición, producida por la Fundación Mapfre, viajará íntegramente tras su paso por Madrid al Centro Italiano per la Fotografía de Turín, al Nederlands Fotomuseum de Róterdam y, en la primavera de 2018, volverá a España para recalar en la Sala Rekalde de Bilbao.