El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva mantiene entusiasmados a los activistas por sus declaraciones en defensa del medio ambiente. Pero, funcionarios de su equipo, intentan utilizar los recursos del Fondo Amazonia para pagar un controvertido proyecto de carretera en la selva tropical de Brasil.
El anuncio del Ministro de Transporte del país, Renan Filho, a finales de agosto, fue recibido con sospecha por los ambientalistas familiarizados con los alcances y directrices del fondo. Un mecanismo de captación de recursos para apoyar proyectos cuyo principal objetivo es prevenir, monitorear y combatir la deforestación en la región. También tiene como objetivo promover la conservación y el uso sostenible de los bosques, en especial la biodiversidad.
Al detallar las nuevas inversiones en infraestructura, Filho señaló que planea presentar a la junta directiva del fondo un proyecto para pavimentar la BR319. Una carretera que atraviesa la selva amazónica y conecta dos ciudades importantes en el norte de Brasil: Manaos y Porto Velho. Pero a los ambientalistas argumentan que este no es el tipo de proyecto que el Fondo Amazonia debe apoyar.
“El Fondo Amazonia está destinado a mantener el bosque en pie. Mantener su biodiversidad y luchar contra el cambio climático. Usar esos recursos para pavimentar sería incompatible con sus directrices”, afirmó Sila Mesquita, presidenta de la ONG Amazon Working Group y actual representante de las organizaciones civiles en el comité del Fondo Amazonia.
Uno de los creadores del Amazonia, el científico forestal Tasso Azevedo, tampoco está de acuerdo con el plan del Ministerio de Transporte. “No creo que tenga sentido. Este proyecto no encaja en ninguna de las líneas de apoyo previstas por el fondo”, indicó el coordinador de MapBiomas, una iniciativa para monitorear el uso del suelo en Brasil.
Fondo Amazonia para pavimentar carretera en la selva
Creado en 2008, el Fondo Amazonia tiene más de 1.200 millones de dólares disponibles para proyectos que combaten la deforestación en la Amazonía brasileña. El fondo obtiene su dinero principalmente de donantes, en particular de Noruega, Alemania y la petrolera Petrobras.
En 2019, el Fondo Amazonia quedó prácticamente paralizado por el presidente Jair Bolsonaro, que disolvió el comité que fija las directrices sobre cómo se debe gastar el dinero. Debido a esta acción política, el dinero estuvo congelado durante más de tres años. Los países donantes Noruega y Alemania también suspendieron las contribuciones.
Reanimados por el presidente Lula en su primer día en el cargo, se han formado nuevos inversores potenciales. La semana pasada, Dinamarca anunció una donación de 22 millones de dólares, que se suman a las del Reino Unido, Estados Unidos, Suiza y la Unión Europea. Todos anunciaron más contribuciones desde que Lula restableció el fondo.
La iniciativa ha financiado 102 proyectos por un valor de más de 360 millones de dólares. «Pero ninguno estaba relacionado con infraestructura vial. Hasta el momento, el BNDES no ha recibido ninguna solicitud para financiar un proyecto de infraestructura vial con recursos del Fondo Amazonia”, declaró el Banco Brasileño de Desarrollo, que administra el fondo.
El banco también destacó que cualquier solicitud se procesa “de acuerdo con la visión, lineamientos y enfoques estratégicos” delineados en el Bienio 2023-25. Un nuevo conjunto de lineamientos creados por el Comité Rector del Fondo Amazonia.