Por Ana Burgueño | Efe
23/07/2016
La segunda jornada del 51 Jazzaldia ha sido de alianzas exitosas, una firmada por el trío John Scofield, Brad Mehldau y Mark Guiliana y otra por Branford Marsalis y Kurt Elling, que han ofrecido un concierto memorable con todos los puntos a favor para pasar a la historia del Festival.
Se ha producido además otra conexión, la del saxofonista de Nueva Orleans con su padre, Ellis Marsalis, con quien ha tocado una pieza después de entregar al octogenario pianista el premio del Festival a toda su trayectoria, el Donostiako Jazzaldia.
El patriarca de los Marsalis es, además de pianista, un prestigioso pedagogo que «ha forjado toda una generación de grandes músicos» en Nueva Orleans, entre ellos sus hijos Branford, Wynton, Delfeayo y Jason, según ha recordado este viernes el director del Festival, Miguel Martín, sobre el escenario de la plaza de la Trinidad.
#VIDEO ¡Esta noche en la Trinidad, Ellis Marsalis recogía el Donostiako Jazzaldia Saria! pic.twitter.com/BvYY6TmDFu
— Heineken Jazzaldia (@jazzaldia) 22 de julio de 2016
En ese mismo espacio, poco antes de la entrega del galardón, Marsalis padre ha dado una lección de jazz clásico y elegante al frente de un cuarteto formado por Jesse Davis (saxo alto), Darry Hall (bajo) y Mario Gonzi (batería). Ellis Marsalis ha interpretado temas propios y ha recurrido también a Thelonious Monk y a su paisano Alvin Baptista, todo con un gusto exquisito, además de poner a los músicos un camino de seda con unas excelentes y sugerentes introducciones.
¡Comienzan y el público contiene la respiración! ¡Primer concierto en la Trinidad con Ellis Marsalis! #jazzaldia pic.twitter.com/wYhyUuOnJy
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Lo que ha venido después ha sido la perfecta comunión del cuarteto de Branford Marsalis con su artista invitado, el soberbio cantante Kurt Elling.
El artista de Chicago ha hecho de su versatilidad vocal la herramienta ideal para conversar con el saxofonista de Nueva Orleans, con virtuosismo, swing y no pocas dosis de humor. Toda una delicia.
Han interpretado varios de los temas del disco que han grabado juntos, Upward Spiral, junto a los no menos virtuosos músicos del cuarteto de Branford Marsalis: el bajo Eric Revis, el batería Juston Faulkner y el pianista Joey Calderazzo.
There’s a Boat Dat’s Leavin’ Soon for New York, Blue gardenia y Só Tinha de Ser Com Vocé han sido las primeras canciones en sonar, con entradas prodigiosas de Marsalis, que han ido ‘in crescendo’ en la arrolladora From one Island to Anhoter.
Ha habido diversión en Doxy, arrebatada emoción en la versión del Practical arrangement de Sting y provocación en el recitado de Momma Said, el poema de Calvin Forbes al que ha puesto música el saxofonista.
Al tema del adiós, un estupendo The Return (Upward Spiral), con música de Calderazzo y letra de Kurt Elling, le han seguido en los bises una bellísima versión del I’m a Fool To Want You de Frank Sinatra, y los sones tradicionales de una hermosa y juguetona Saint John’s Infirmary.
No se les podía pedir más. El público los ha despedido de pie, aún con los chubasqueros de urgencia puestos por el fuerte chaparrón caído durante el descanso.
Bien distinta a esta velada ha sido la cita de la tarde en el auditorio del Kursaal, con el guitarrista John Scofield, el pianista Brad Mehldau y el batería Mark Guiliana.
Los dos últimos tienen una reciente colaboración, registrada en el álbum Mehliana: Taming The Dragon, pero era una incógnita lo que iba a dar de sí la incorporación del guitarrista.
La experiencia parece haber hecho disfrutar a los músicos, pero tanto más al público, que ha otorgado una gran acogida a su propuesta, con Mehldau dividiendo devociones entre el piano de cola, el teclado eléctrico y el sintetizador.
La menos acústica de sus apariciones en San Sebastián ha comenzado con un tema propio, Wake up. Han interpretado asimismo composiciones de Scofield y del joven e inquieto Guiliana.
Los tres se han aupado enérgicos en una auténtica «entente cordiale», en un potente ensamblaje de fuerza y vigor, al que han dado cierta tregua con la suave y cálida Love The Most, del veterano guitarrista.
Aplausos y más aplausos de quienes este viernes abarrotaban el Kursaal. Y de recompensa, dos bises, el último de casi veinte minutos.