Los bosques australianos ubicados en Nueva Gales del Sur sobrevivieron, al menos una gran parte, a los devastadores incendios ocurridos a finales de 2019. Pero en abril, aprovechando el confinamiento por el coronavirus, la empresa estatal Forestry Corporation emprendió la tala de 140.000 hectáreas de tierras forestales para usar la madera como material de construcción. Las protestas no se hicieron esperar.
Apenas comenzó la desescalada en Australia, en junio, defensores del ambiente empezaron a concentrarse en el bosque de Nambucca, uno de los afectados por la tala. «Protestamos porque si no actuamos ahora, destruirán nuestro patrimonio cultural», dijo Sandy Greenwood al servicio de noticias Deutsche Welle.
Greenwood pertenece al grupo aborigen gumbaynggirr, cuyos ancestros han vivido en esta parte de Australia durante miles de años. «Nuestros hermosos árboles serán talados, la rara flora se extinguirá y nuestros koalas y especies en peligro de extinción no tendrán adónde ir», añadió.
«La tala de árboles comenzó durante el confinamiento. Los opositores no pudieron organizar manifestaciones para expresar sus preocupaciones», apuntó Lyn Orrego, de la Asociación de Conservación del Valle de Nambucca.
Este bosque tropical primario, situado en la costa, es el hogar de una multitud de especies. Entre ellas, búhos, koalas, murciélagos de cueva y una entrañable zarigüeya con orejas caídas conocida como el planeador de vientre amarillo. También es una importante parada de aves migratorias.
Esta zona escapó de los incendios forestales que asolaron 5 millones de hectáreas en Nueva Gales del Sur entre 2019 y principios de 2020. Su preservación es aún más importante para los animales que han sobrevivido en este hábitat.
El compromiso de los gumbaynggirr de salvar el bosque de Nambucca se ha convertido en un símbolo de la lucha mundial contra el colapso ecológico. Ese bosque, con el que tienen una conexión muy especial, es parte integral de su historia e identidad. A medida que aumentan el calor y las sequías en la tierra, mayor es la amenaza de incendios devastadores para los bosques australianos.
Los bosques son importantes almacenes de dióxido de carbono y reducen el CO2 que causa el calentamiento el planeta.
Bosques australianos a tribunales
Los activistas también acudieron a las instancias legales para acabar con el plan de deforestación. Alegaron que no consultaron a los aborígenes guardianes de la tierra de los gumbaynggirr. Tampoco hubo suficiente investigación sobre las plantas y animales en peligro de extinción. Las operaciones de tala están detenidas mientras el Tribunal Regional y de Medio Ambiente realiza las investigaciones.
Forestry Corporation afirmó que sí hizo los estudios y que registró las especies afectadas por la tala. Sin embargo, trasladó la maquinaria a Wild Cattle Creek, otra zona forestal primaria situada a 80 kilómetros al norte de Nambucca, también en tierra aborigen. Un portavoz de la empresa informó que la actividad en Nambucca no está detenida sino «suspendida».
Los abogados de los aborígenes dijeron que el retiro de la empresa de Nambucca interrumpió el proceso legal. “No es posible conseguir una orden judicial contra algo que no está ocurriendo, explicaron. Existe el temor de que reanuden la deforestación en Nambucca en cualquier momento.
La comunidad gumbaynggirr exige al gobierno de Nueva Gales del Sur que declare la zona patrimonio cultural. De este modo, el bosque de Nambucca estaría protegido, así como importantes sitios culturales de la zona. También preservaría las especies en peligro de extinción, al igual que las cuencas hidrográficas.
Greenwood está decidida a quedarse hasta que satisfagan sus demandas para que los bosques australianos sobrevivan; o hasta que detengan la deforestación, bien por orden judicial o porque se haya talado el último árbol.
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