Espesas y oscuras nubes de contaminación opacan los cielos árticos. La polución en la atmósfera es tan espesa que los rayos del sol no logran atravesarla para darle paso a la fotosíntesis. ¿La consecuencia? Miles de kilómetros cuadrados de bosque boreal ya han muerto.
Los cientos de miles de árboles que murieron y los pocos que quedan vivos se encuentran en un radio de 150 kilómetros alrededor de Norilsk, una ciudad en el centro de Siberia que cuenta con más de 100.000 habitantes.
Pero Norilsk no solo es reconocida por su peculiar ubicación, es la urbe más al norte del planeta. También es uno de los más grandes complejos de minería en el mundo. Se extraen minerales como el platino, el níquel, el cobre y la mayoría del paladio que se usa en la Tierra. Su extracción y el procesamiento emitió 1,8 millones de toneladas de contaminantes en el año 2018, casi 98% fue en forma de dióxido de azufre. Un elemento químico mortal. Los gases de azufre son nocivos para los pulmones y también son los responsables de la producción de la lluvia ácida, que contamina el ambiente de distintas formas. Extermina las plantas y es muy agresiva con la piel humana
En la madera de los árboles muertos se encontró una elevada concentración de metales y azufre. Los suelos también sufrieron por la filtración y no era el mejor hábitat para el crecimiento de nuevos brotes.
Los graves efectos de la contaminación
De acuerdo con un estudio publicado en la revista científica Ecology Letters, la mortandad de los árboles más cercanos a la minas puede llegar a 100%. Pero la polución tiene un efecto mucho mayor y más preocupante: está opacando la atmósfera. La contaminación genera una neblina tóxica y espesa que bloquea gran parte de la radiación solar. Además, las pequeñas partículas de dióxido de azufre generan más nubes porque funcionan como núcleos de condensación. Un círculo vicioso contaminante.
Con el paso del tiempo el Ártico se ha convertido en un contenedor de contaminantes que no solo provienen de las instalaciones en la región ártica, sino de varios centros industriales y mineros que viajan desde América del Norte, Europa y Asia, explica Alexander Kyrdianov, ecólogo de la Universidad Federal de Siberia y coautor del estudio publicado en la revista. Es una suma de problemas ambientales en la que Norilsk solo ocupa una parte bastante grande..
Kyrdianov resalta que si bien la mortalidad que se observa en los alrededores de Norilsk se considera como un fenómeno local, es un fenómeno que ya ha llegado a varias regiones de la zona boreal. Muchos árboles no han podido resistir los aumentos de temperatura que se han registrado.
El bosque boreal también necesitan atención
La situación de la selva amazónica y los daños que sufre han ocupado más espacio y tiempo en la mayoría de los medios del mundo. Los expertos lo saben. Sin embargo, señalan que el papel ecológico y climático del bosque boreal también es esencial. Se trata del bioma más grande del planeta.
Ulf Büntgen, profesor de la Universidad de Cambridge y coautor del estudio publicado en Ecology Letters, apunta que el deterioro acelerado de este bosque podría tener consecuencias tan importantes como la pérdida amazónica. Se esperaba que los árboles de este bosque crecieran y se extendieran a la par del calentamiento, pero el incremento de la contaminación lo ha impedido. Las emisiones han impedido esa posibilidad.
La consecuencia es el agravamiento del calentamiento global. Todo el ciclo de carbono se alterará, la disminución del dióxido de carbono que se esperaba con el crecimiento de los árboles del bosque no ocurrirá y la liberación de estos gases seguirán ocasionando la muerte de más árboles. Los científicos alertan con este estudio la situación que atraviesa el bosque más viejo del mundo.
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