Por Cambio16
16/06/2018
El ministro de Exteriores, Josep Borrell, salió al paso del derecho de autodeterminación que esgrime el secesionismo catalán. Por ende, realizó un llamamiento desde Barcelona a no reconocer «ninguna superioridad moral» al independentismo. Asimismo, advirtió que «el Derecho Internacional no apoya el derecho a la autodeterminación. A no ser que se trate de una situación colonial».
Borrell clausuró el fin de semana unas jornadas sobre «La democracia constitucional en el siglo XXI». Un evento organizado por Sociedad Civil Catalana, donde también participó el exministro de Exteriores Josep Piqué.
En su intervención, el actual titular de Exteriores eligió a Sociedad Civil Catalana por haber sido «un instrumento importante para reflejar la pluralidad de la sociedad catalana».
Seguidamente, lanzó éste mensaje.»No tenemos que reconocer ninguna superioridad moral a quienes defienden la independencia de Cataluña. Están en su derecho. Afortunadamente estamos en un país donde el derecho de defender esta opción está reconocido. Pero no son mejores catalanes que los que pensamos que la independencia no es una buena solución».
El ministro y expresidente del Parlamento Europeo ha afirmado además que «el Derecho Internacional no apoya el derecho a la autodeterminación. A no ser que se trate de una situación colonial como las que hubo en los años cincuenta y sesenta».
«Hagan el favor de dejar de decir que el Derecho Internacional apoya el derecho de autodeterminación. Se puede estar a favor o en contra. Pero no se pueden hacer servir argumentos que no son ciertos», aseveró Borrell. Insistiendo que actores como Quim Torra empujan a la «irracionalidad colectiva» con ‘fake news’.
El falaz derecho de autodeterminación
Así, frente a los argumentos del independentismo de que «el derecho de autodeterminación está reconocido en el Derecho Internacional. De que todo el mundo lo reconoce menos España. O de que es una democracia débil e imperfecta porque no reconoce ese derecho como se reconoce en todo el mundo», ha ironizado Borrell, éste ha puesto como ejemplo los casos de otros países occidentales.
Ha relatado en este sentido que «países como Estados Unidos, Francia, Alemania o Italia tienen claramente definida en sus constituciones la indivisibilidad del país. Y no reconocen el derecho de autodeterminación a sus regiones. ¿Son países de escasa fortaleza democrática? ¡Caramba!», exclamó.
Tras recordar que «solo Etiopía y alguna isla del Caribe» reconoce el derecho de autodeterminación. Y trajo al debate los casos de Reino Unido y Canadá. Opinando que, si esos países «deben dar permiso» a Escocia o Quebec, entonces es que «no es un derecho, sino una concesión».
«El derecho de autodeterminación no está reconocido ni en Canadá ni en Reino Unido. Otra cosa es que no definan el país como indivisible y conciban la posibilidad de que esa división se pueda hacer. Pero dentro de la Constitución», ha apuntado.
Por ello, ha recalcado en «hacer un esfuerzo para explicar las cosas como son» y rechazar los argumentos falsos, ya que «los problemas imaginarios no se pueden resolver».
«Racionalizar» el debate
Borrell ha sido tajante al recordar que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, «ha dicho bien claro» al presidente catalán, Quim Torra, que «no va a dejar que se ejerza el llamado derecho de autodeterminación, porque la Constitución no lo permite».
También ha remarcado que el Tribunal Constitucional «ha dicho bien claro que cualquier pregunta sobre la unidad territorial del Estado debe hacerse dentro del marco de un referéndum constitucional. Que no tiene cabida en el Derecho Internacional. Y que, por razones políticas, los referéndums son profundamente divisivos y no son la forma casi nunca de encontrar una solución».
El ministro ha reclamado «racionalizar» el debate, una línea en la que el Gobierno está haciendo «un esfuerzo para empezar a hablar, demostrando empatía, simpatía y buena voluntad» y poniendo en marcha mecanismos para que el diálogo se desarrolle de forma «institucional», como la comisión bilateral Gobierno-Generalitat.
Para Borrell, «el diálogo no es una rendición. Sino la consecuencia lógica de un Gobierno que quiere encontrar solución a los problemas reales que hay y que se han dejado pudrir».