Bolsonaro rechazó debatir con Haddad. Luego de sacar casi 20 millones de ventaja al candidato izquierdista Fernando Haddad en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro afirmó la pasada semana que la victoria electoral está a su alcance, por lo que pasaría a lo que denominó “control de crucero” para evitar sobresaltos al proceso de este domingo 28.
Como parte de esa estrategia evitará los debates presidenciales y los grandes actos de campaña.
El capitán en retiro se ha visto perjudicado con anterioridad en los sondeos tras participar en debates, donde reveló una relativa falta de experiencia en asuntos económicos al ser sometido a duros cuestionarios. A estas alturas no quiere arriesgarse.
Una vez más, Bolsonaro dijo que no participará en un debate con el izquierdista Haddad y trató de contener las críticas que dicen que él representa una amenaza para la democracia del país.
Durante una entrevista radial expresó que no está físicamente recuperado como para participar en un debate, luego de ser apuñalado en el abdomen el 6 de septiembre en un acto de campaña en el estado de Minas Gerais. Esto lo llevó a rozar la muerte y lo alejó de los eventos de masa.
“No somos una amenaza a la democracia”
El discípulo del expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva en el Partido de los Trabajadores (PT) exigió que él y Bolsonaro tengan un cara a cara. Advirtió Haddad que la democracia de Brasil sufrirá si los votantes no pueden escucharlos y comparar sus propuestas.
Ante esto, Bolsonaro dijo que no eran «una amenaza a la democracia. Por el contrario, somos la garantía para la libertad y la democracia«, agregó el capitán retirado, quien ha sido congresista por siete períodos. Es un defensor de la dictadura que gobernó Brasil entre 1964 y 1985.
Haddad y sus aliados dicen temer que un gobierno de Bolsonaro pudiera caer en autoritarismos.
La estrategia de Bolsonaro de dar un paso atrás y evitar la exposición pública para no hacer declaraciones que puedan dañarle en los últimos días de contienda ha sido respaldada por su Partido Social Liberal (PSL).
Luciano Bivar, un congresista federal y fundador del PSL, manifestó que es la estrategia correcta.
“Es un momento muy importante para la sociedad brasileña y todos debemos ser muy cuidadosos. Hoy, el PSL es un protagonista en la escena política y todos debemos ser responsables”, comentó.
Sólida ventaja ante Haddad
Un sondeo de opinión realizado por el instituto MDA por encargo de la Confederación Nacional del Transporte mostró que Bolsonaro tiene un 57 por ciento de apoyo frente a un 43 por ciento para Haddad.
Según la nueva encuesta conocida esta semana, el apoyo al exmilitar activo se consolidaba antes de la segunda vuelta del domingo.
Las cifras están en línea con otros sondeos que muestran que Bolsonaro tendría un 59 por ciento, según Datafolha, o un 60 por ciento, según BTG/FSB. También una encuesta de Ibope le mostró con una ventaja de 18 puntos. En este caso 59 por ciento frente al 41 por ciento del izquierdista.
Un elemento a destacar de ese sondeo es que Haddad tenía la mayor tasa de rechazo: el 47 por ciento de los encuestados dijo que nunca lo votaría, comparado con el 35 por ciento que dijo rechazar a Bolsonaro. Antes de la primera vuelta el de mayor rechazo era el dirigente del Partido Social Liberal.
Durante su campaña, el experimentado político de 63 años se presentó como el candidato “anti-establishment”. Ha atacado la corrupción política de los partidos tradicionales, sobre todo del PT fundado por Lula, condenado a 12 años de cárcel por corrupción. Este hecho, sin duda, se ha convertido en un lastre para Haddad, quien acuñó el lema “Haddad es Lula. Lula es Haddad”.
Recortar los ministerios
En un país con una tasa de homicidio en ciudades importantes como Río de Janeiro, Bolsonaro se ha presentado como un hombre que enfrentará la violencia, la corrupción y la debilidad de la economía.
En este último aspecto reveló en días recientes que no está entre sus planes privatizar Petrobras, pero sí revitalizarla. También es de la intención de instalar nuevas hidroeléctricas en la amazonía y de privatizar algunos activos de Electrobras.
Este crítico del homosexualismo y promotor del uso de armas legales dijo estar dispuesto a reducir el tamaño del Estado, recortar el gabinete a 15 ministerios, bajar los impuestos a las nóminas y privatizar o cerrar muchas empresas del Estado que generan pérdidas.
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