Curiosamente, en los salones donde se celebran las cumbres ambientales internacionales (cada vez más frecuentes y más concurridas), quedan de recuerdo montones de desperdicios, desde bolígrafos de plástico, lápices, libretas y afiches, hasta envases y comida no consumida. Lo peor es que en incontables ocasiones, ni siquiera se llega a acuerdos que realmente estén enfocados hacia la protección del ambiente ni a saldar la deuda que se tiene con su preservación.
Todo comienza con la organización de dichos eventos, que incluye la producción de una gran cantidad de material promocional, con el logo del encuentro y de organizaciones patrocinantes o participantes.
Pero concentrémonos en un sencillo bolígrafo de plástico y en una persona que acudirá a la cita. Esta comienza a encargarse de la logística, bien sea directamente o con la ayuda de un asistente. Lo primero que hará será anotar en su agenda el día, la fecha y la hora de la cumbre o solicitar a su ayudante que lo haga. Acto seguido, comenzará la búsqueda de pasajes, reservaciones, traslados y otros. Si es a título personal, podrá escribirlo, y si es con apoyo, lo comunicará de forma verbal, de manera que las instrucciones serán anotadas en una agenda con uno de los tantos bolígrafos de plástico que hay en la oficina. En una situación ideal, utilizará una agenda virtual o enviará un email a quien lo asiste, en cuyo caso se prescindirá del famoso contaminante.
Los bolígrafos de plástico también viajan
Al momento de empacar, el personaje, si de verdad sigue algunos parámetros conservacionistas, introducirá en su maletín su bolígrafo de metal. En caso contrario, los de plástico serán los invitados. Debido a la prisa, no podrá esperar a su pareja para despedirse, de manera que dejará una nota escrita, por supuesto, con un bolígrafo.
En el aeropuerto, él y algunos ambientalistas tomarán café, y quienes escriban la orden, probablemente lo harán con bolígrafos de plástico. Lo más seguro es que algunos participantes también utilicen al protagonista principal de esta historia para firmar el comprobante de sus tarjetas de crédito. Y así, sucesivamente, cada uno de ellos los usarán en todas las ocasiones que deberán firmar registros, gastos y consumos, etcétera, desde que salen de sus hogares.
Al escuchar las ponencias y debates que se desarrollan en el encuentro, los concurrentes confabulan, manoseando el famoso utensilio. Si presumen de ser ambientalistas, deben saber, sobradamente, que el material del cual está hecho, el plástico, es uno de los productos que más daño causa al medioambiente.
See this year’s most viewed page on UN Environment: our #BeatPlasticPollution data viz 💎
It explores the depth of the plastic waste problem and what can be done to combat it.
👉👉👉://bit.ly/2Q9WEc1 pic.twitter.com/i79O2MJaPS— UN Environment Programme (@UNEP) December 29, 2018
Y llegó la hora de firmar
Al concluir cada una de las ponencias, estos cómplices de la contaminación mundial aplaudirán fervientemente. Viene entonces el momento de firmar los pocos acuerdos a los cuales se ha llegado. ¿Y con qué lo harán muchos de los responsables del cumplimiento de dichos convenios? pues con bolígrafos de plástico. Tristemente, la conservación ambiental no es una pelea fácil de ganar.
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